Por Orit Perlov
Yaser Abu Shabab, miembro de la tribu Tarabin —la más numerosa de Gaza—, es actualmente la figura central de una nueva milicia local que opera en cooperación con Israel.
En el pasado, estuvo vinculado al contrabando de armas con ISIS-Sinaí [Estado Islámico-Sinaí], aunque no compartía la ideología del grupo, y también estuvo involucrado en el tráfico de drogas y en garantizar la seguridad de instalaciones de Fatah.
Ya en noviembre de 2024, la tribu Tarabin desautorizó públicamente a Abu Shabab debido a su colaboración con Israel y a la preocupación por las venganzas de sangre con Hamás, similares al precedente establecido con la tribu Dagmoush en el norte de Gaza, algunos de cuyos miembros fueron asesinados por Hamás por su presunta colaboración [con Israel].
Según informes, Abu Shabab encabeza la lista de Hamás de individuos buscados para ser asesinados, y el grupo ya ha cometido al menos dos intentos fallidos para acabar con su vida.
La milicia fundada por Abu Shabab, conocida como las Fuerzas Populares (anteriormente la Agencia Antiterrorista), cuenta con entre 100 y 300 miembros.
Entre sus filas se incluyen exoficiales de seguridad palestinos, en particular Ghassan al-Dahini, quien ahora se encarga de reclutar agentes encubiertos para contrarrestar el control de Hamás sobre la distribución de ayuda, bajo la supervisión de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Abu Shabab y su milicia tienen la tarea de garantizar la seguridad de los convoyes de ayuda humanitaria que entran en Rafah e impedir que Hamás se apodere de los suministros.
Debido al éxito de esta operación, Abu Shabab fue asignado para garantizar la seguridad de un nuevo proyecto experimental de distribución de alimentos en el este de Rafah.
Este proyecto implica que las FDI despejen una zona designada, establezcan un enclave palestino seguro y libre de actores hostiles, y establezcan un punto de distribución de alimentos custodiado por la milicia de Abu Shabab.
El objetivo es cortar el acceso de Hamás tanto a la población local como a la ayuda humanitaria entrante.
Este modelo se basa en un precedente estadounidense exitoso en el este de Siria, donde Estados Unidos formó las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS), una milicia compuesta por tribus árabes sunitas y kurdas que operaba de forma similar contra ISIS.
Las FDS lograron acabar con la dependencia de la población local de ISIS para las necesidades básicas como la alimentación y la seguridad.
Posteriormente, una vez que Bashar al-Assad recuperó el control de Siria, su régimen firmó un acuerdo con las FDS que incluía disposiciones para la integración de la milicia en las instituciones estatales oficiales y definía una hoja de ruta para el desarme.
Aunque las fuerzas de seguridad de la Autoridad Palestina (AP) se niegan actualmente a entrar en Gaza hasta que cesen las hostilidades, las tribus locales intervienen cada vez más para llenar el vacío dejado por Hamás y asumir la responsabilidad en determinadas zonas, incluso en medio de las operaciones militares israelíes en curso.
Es importante señalar que la iniciativa actual no excluye la posibilidad de que la AP restablezca restablezca el control en Gaza.
Abu Shabab estuvo anteriormente afiliado a Fatah y trabajó en la protección de las oficinas de la AP en la Franja, y la AP ya participa en la identificación de nuevos reclutas para la milicia.
Estos esfuerzos podrían facilitar la entrada de las fuerzas de seguridad oficiales de la AP en Gaza.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
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