La madrugada del domingo, un ataque con misiles lanzado por Irán impactó directamente en la refinería de petróleo de Haifa, causando un incendio devastador que cobró la vida de tres trabajadores e interrumpió totalmente las operaciones del Grupo Bazan, la principal empresa energética de la zona.
Las víctimas, que quedaron atrapadas bajo los escombros tras el impacto y murieron por asfixia y calor extremo, fueron identificadas como residentes de Haifa y las ciudades cercanas de Kraiot. Entre ellos estaba Dani Avraham, de 59 años, padre de dos hijos y empleado con más de tres décadas de trayectoria en la industria energética. Su muerte generó un fuerte impacto en la comunidad local, donde era recordado como un hombre dedicado y respetado.
En una notificación a la Bolsa de Tel Aviv, Bazan confirmó que todas sus instalaciones, incluida la planta de energía, quedaron fuera de funcionamiento debido a los severos daños sufridos. La compañía trabaja actualmente con la Compañía Eléctrica de Israel para restablecer el suministro eléctrico, mientras el fuego en el lugar del ataque seguía activo hasta bien entrada la tarde del lunes.
El complejo atacado, que incluye la icónica torre de refrigeración visible desde gran parte de la bahía de Haifa, había sido durante años blanco potencial de amenazas, especialmente del grupo terrorista Hezbollah, respaldado por Irán. En octubre pasado, Hezbollah difundió un video donde mostraba uno de sus drones sobrevolando la instalación, lo que ya había encendido alarmas sobre su vulnerabilidad.
Además de la tragedia humana, el incidente reavivó el debate público sobre la continuidad de la refinería en una zona densamente poblada. Desde hace años, grupos ecologistas, residentes y autoridades locales exigen el cierre o la reubicación del complejo por su impacto ambiental y los riesgos de seguridad. El alcalde de Haifa, Yona Yahav, expresó su indignación en declaraciones a la Radio del Ejército: “El gobierno tiene que ser valiente y sacar estas fábricas de las zonas residenciales”.
En 2022, el gobierno israelí había aprobado un plan para trasladar las instalaciones de la Bahía de Haifa antes de 2030, y estaba previsto comenzar este año con la remoción de los grandes tanques de petróleo cercanos.
El hermetismo informativo impuesto por las autoridades israelíes impidió a los medios locales informar sobre los detalles del ataque durante más de 12 horas, mientras cadenas internacionales como Al Jazeera difundían imágenes de la escena en tiempo real, desatando nuevas críticas sobre la gestión comunicacional en emergencias de este tipo.

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