Alex Rudnicki vive en Ramat Gan, una ciudad contigua a Tel Aviv, desde hace más de 30 años. Llegó a Israel siendo niño, y hoy, medio siglo después, asegura que nunca había vivido un momento tan incierto como el que atraviesa el país tras los ataques del 7 de octubre. “Esta guerra es mucho más angustiante que la del Líbano en 1982”, afirma, en referencia al conflicto en el que participó como paracaidista.
El viernes por la noche, un misil impactó a menos de 200 metros de su vivienda. “Fue a unos 150-200 metros de mi casa. Se destruyó completamente una casa vieja y se volaron techos, vidrios, ventanas. 700 familias tuvieron que evacuar”, relata Rudnicki, quien también se desempeña como voluntario en la policía local.
A diferencia de otras ofensivas militares del pasado, esta vez, dice, el frente de ataque se siente en todo el país. “En la guerra del golfo no había esta cantidad de misiles cayendo sobre ciudades cada noche. Acá ahora caen cientos, lamenta.
Rudnicki explica que, incluso en un país acostumbrado a vivir en alerta, el actual conflicto ha generado una tensión emocional y social sin precedentes. “Hay distintas opiniones sobre Gaza, pero cuando caen misiles en tu casa, no importa la ideología. Todos se unen. Como dice el Tanaj: ‘Cuanto más nos oprimen más fuertes somos’”, expresa.
Además del drama humano, el conflicto está afectando al ecosistema económico israelí, especialmente al sector tecnológico, uno de los más dinámicos del país. Rudnicki trabaja como consultor para startups israelíes que buscan internacionalizarse, y reconoce que el contexto actual pone trabas concretas. “Aunque el shekel y la bolsa se fortalecen, hay incertidumbre. Las empresas no saben si van a poder exportar. Hay embargos, restricciones, y los inversores miran con desconfianza”, advierte.
Sin embargo, insiste en que la resiliencia es una característica central de la sociedad israelí. “Acá los que se caen, se levantan y siguen. Aunque haya dolor, seguimos adelante. Es la única forma de vivir en este lugar”, concluye.
Como todo israelí soñaba que algún día podría vivir en paz, hoy no se atreve a asegurarlo. Pensé que mis hijos como cada israelí vivirían en paz y desgraciadamente aunque derrotemos a los ayatolas no me atrevo a asegurar que se llegará a ese momento.
La entrevista es extensa porque aborda todos los matices de la realidad personal, familiar, profesional, empresarial y geopolítica. Una de las conclusiones es que sólo la existencia de Israel permite una vida digna para los judíos dentro y fuera de Israel.
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Crédito de Imagen: iStock / eldad carin