Por Ofir Winter
Desde el sorpresivo ataque israelí contra Irán, Jordania ha expresado su postura pública con gran cautela.
Portavoces oficiales condenaron enérgicamente la “agresión israelí” y la “flagrante violación de la soberanía de un Estado miembro de la ONU”.
El ministro de Relaciones Exteriores jordano, Ayman Safadi, conversó con su homólogo iraní, Abbas Araghchi, y reiteró la enérgica condena de Jordania a la “peligrosa escalada” israelí.
Sin embargo, en la misma conversación, Safadi aclaró a Araghchi que Jordania no permitiría ningún daño a su soberanía ni a sus ciudadanos, ni por parte de Israel ni de Irán, y que actuaría para frustrar cualquier intento de penetrar su espacio aéreo, como ya hizo en respuesta a los ataques iraníes contra Israel en abril y octubre de 2024.
El rey Abdullah II de Jordania también enfatizó que su país no servirá como campo de batalla en el conflicto entre Israel e Irán.
Estas declaraciones se han traducido en hechos: desde el comienzo de la guerra, aviones de combate y sistemas de defensa aérea jordanos han interceptado drones y misiles iraníes que penetraron en el espacio aéreo del reino rumbo a Israel.
Mientras los partidarios del “Eje de la Resistencia”, proiraní, lanzaron una campaña en las redes sociales contra la supuesta alianza de Jordania con Israel, funcionarios del régimen jordano justificaron las interceptaciones como necesarias para proteger su soberanía nacional y evitar daños a zonas pobladas.
En periódicos jordanos progubernamentales como Al Rai, se criticó tanto a Israel como a Irán, presentándolos como promotores de agendas religiosas extremistas que amenazan la estabilidad regional.
En respuesta a las acusaciones de cooperación con Israel en la interceptación de misiles y drones, el diario Al Anbat escribió que Jordania no someterá su política a agendas extranjeras que pretenden convertirla en otro frente.
En este contexto, se acusó a Irán de explotar cínicamente la cuestión palestina para justificar sus acciones subversivas en los países árabes.
Al mismo tiempo, Jordania ha expresado su firme deseo de que finalice rápidamente la confrontación entre Israel e Irán antes de que se convierta en una prolongada guerra de desgaste o en un conflicto internacional.
El rey Abdullah enfatizó la urgente necesidad de detener la guerra en una conversación con el presidente francés, Emmanuel Macron.
El editor jefe de Al Ghad, Makram al Tarawneh, expresó su esperanza de que los actores internacionales intervengan pronto para detener la escalada, garantizar la seguridad de la región y salvarla de la destrucción.
En opinión de Jordania, una campaña prolongada y generalizada podría causar importantes daños económicos y de seguridad, incluyendo la caída de más misiles y restos de interceptación en su territorio; la suspensión de las exportaciones de gas israelí, lo que socavaría la producción eléctrica jordana y la obligaría a comprar combustible costoso que sobrecarga su presupuesto; la interrupción de la aviación civil; los daños al turismo; y las perturbaciones en la cadena de suministro a través del puerto de Áqaba y el mar Rojo.
A pesar de sus críticas a Israel, Jordania ha sido y sigue siendo un socio clave en la lucha contra la “Media Luna Chií”, un término acuñado por el propio rey Abdullah hace casi dos décadas.
A la luz de los vínculos estratégicos y los intereses compartidos entre ambos países, es importante que Israel tome en serio las preocupaciones de Jordania sobre una guerra prolongada y considere las implicaciones para su vecino cercano.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
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