Darío Teitelbaum, presidente de la Unión Mundial de Meretz, activista por la paz y residente del kibutz Gvulot a un kilómetro de la frontera con Gaza, analizó la actual guerra entre Israel e Irán con una mirada pero profunda. Desde su perspectiva, lo que vive hoy la región es una confrontación largamente anunciada y que, según afirma, tiene raíces que trascienden lo estrictamente geopolítico. “Desde el primer momento considero esto como un ataque preventivo de Israel, especialmente teniendo en cuenta la trayectoria belicista de Irán respecto a nosotros”, señaló.
Teitelbaum no duda en recordar que las amenazas del régimen iraní no son nuevas ni simbólicas. “Les creo cuando dicen que quieren acabar con el Estado de Israel. Lo han dicho repetidamente y lo han intentado por múltiples vías”, aseguró. En este sentido, aludió a los atentados sufridos en Argentina, tanto en la Embajada de Israel como en la AMIA, como parte de ese patrón global de terrorismo.
A pesar del contexto bélico, el educador mantiene una postura ética firme. Citó el libro de Proverbios para marcar una línea clara entre defensa y celebración: “En la caída de tu enemigo no te regocijes, y en su fracaso no se alegre tu corazón”, recitó en hebreo y en español, como un recordatorio de que “la guerra siempre es una tragedia, aunque a veces sea inevitable”.
El referente llama a pensar en el día después de la guerra viendo que tal vez se pueda iniciar una nueva era con los países musulmanes moderados e incluso abordar con ellos la situación pendiente del conflicto con los Palestinos.
Respecto a la situación interna en Israel, destacó la prudencia de la población árabe-israelí: “El nivel de reactividad ha sido muy bajo. No vemos manifestaciones, ni alegría cuando caen misiles. Es la misma actitud desde el 7 de octubre”. También valoró como un alivio las recientes flexibilizaciones civiles tras varios días de encierro, aunque advirtió que “aún no se ha terminado el trabajo” y que la liberación de los rehenes en Gaza debe ser una prioridad absoluta.
Teitelbaum, quien ha trabajado durante décadas por el entendimiento entre pueblos, también se refirió al posible rol futuro de Benjamín Netanyahu. “Si va a ser Netanyahu quien transforme esta situación en acuerdos de futuro, sin duda me voy a regocijar”. Recordó al político de Izquierda Yosi Sarid que dijo “si los ortodoxos firman la paz me pongo un shtreimel (la vestimenta típica de la ultraortodoxia) y salgo a bailar” No obstante, remarcó que su rol desde la oposición es recordar las decisiones previas del liderazgo actual.
Finalmente, alertó sobre las implicancias de una posible intervención activa de Estados Unidos. “Podría conllevar una concepción errónea del derecho de autodefensa de Israel. Esto se transformaría para muchos rápidamente en una guerra imperialista y le quitaría legitimidad a lo que comenzó como una acción justa”, concluyó.
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