La tensión entre Israel e Irán alcanzó un nuevo nivel tras la denuncia de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) sobre un supuesto plan secreto del régimen iraní para fabricar una bomba nuclear. Según fuentes israelíes, Teherán se encontraría peligrosamente cerca del “punto de no retorno” en su desarrollo atómico, luego de décadas de esfuerzos clandestinos.
Un comunicado emitido por las FDI reveló que científicos nucleares iraníes de alto nivel estarían trabajando en secreto para ensamblar todos los componentes necesarios para construir un arma nuclear. La inteligencia israelí sostiene que en los últimos meses Irán ha progresado de forma concreta en el enriquecimiento de uranio a niveles de uso militar, operando instalaciones subterráneas fortificadas y descentralizadas.
El servicio de inteligencia israelí Mossad, citado por The New York Times, asegura que Irán podría ensamblar una bomba nuclear en tan solo 15 días. Sin embargo, agencias estadounidenses, como la CIA, estiman que este proceso podría tardar varios meses o incluso un año, y que Teherán aún no ha tomado la decisión formal de fabricar el arma. A pesar de estas diferencias de evaluación, ambas potencias reconocen que Irán está peligrosamente cerca de adquirir capacidades nucleares ofensivas.
Funcionarios estadounidenses advirtieron que un posible asesinato del líder supremo de Irán, Alí Jamenei, o un ataque a las instalaciones nucleares de Fordo -ubicadas bajo una montaña en las cercanías de Qom- podrían desencadenar una decisión iraní de armarse nuclearmente. El propio primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, declaró recientemente que Israel está preparado para atacar Fordo sin apoyo estadounidense, desafiando los límites de su capacidad militar.
En respuesta al avance del programa nuclear iraní, Israel lanzó la llamada “Operación Nación de Leones”, una ofensiva “preventiva, precisa y combinada” contra objetivos militares iraníes. Decenas de aviones participaron en la primera etapa de la operación, que incluyó ataques sobre instalaciones vinculadas a programas de misiles y desarrollo nuclear.
En paralelo, Irán lanzó una serie de misiles balísticos contra centros civiles y militares israelíes, causando 24 muertos y miles de heridos. Según organizaciones de derechos humanos iraníes con sede en Washington, al menos 639 personas han muerto y más de 1.300 han resultado heridas dentro del propio territorio iraní desde el inicio del conflicto.
Las FDI señalaron que Irán no solo representa una amenaza directa por su arsenal balístico, sino también por su respaldo a grupos armados como Hezbollah en Líbano y los hutíes en Yemen, responsables de recientes ataques contra territorio israelí.
Israel sostiene que la vía diplomática ha fracasado y afirma que no tiene otra alternativa que actuar en defensa propia. La posibilidad de una escalada regional crece mientras la comunidad internacional observa con creciente preocupación los acontecimientos.
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