Planta nuclear de Fordow en la mira: el dilema estratégico que enfrenta Israel

En medio de una semana marcada por la tensión regional, la situación entre Israel e Irán continúa desarrollándose con señales de posible escalada. A una semana del inicio de los ataques cruzados, los impactos en zonas pobladas han dejado heridos y daños en la infraestructura, mientras los analistas coinciden en que el conflicto sigue contenido dentro de un formato aéreo, sin perspectivas inmediatas de una invasión terrestre por parte de ninguno de los dos países.

La magnitud del territorio iraní y las dificultades logísticas y estratégicas que implicaría una ofensiva terrestre hacen que tanto Israel como Irán se concentren en operaciones de precisión, en su mayoría aéreas. Israel ha manifestado que, de no haber una definición clara por parte de Estados Unidos en las próximas 72 horas, podría avanzar unilateralmente sobre objetivos críticos como la planta nuclear de Fordow, lo que elevaría notablemente el nivel de riesgo.

Varios escenarios se mantienen abiertos: desde una continuidad del enfrentamiento en forma contenida, hasta una posible guerra regional, el colapso interno del régimen iraní o incluso una escalada nuclear limitada. La incertidumbre se ve reforzada por la ambigüedad de Washington, que aún no define un rumbo claro ante el conflicto, mientras se multiplican las especulaciones sobre un posible cambio de régimen en Teherán, aunque sin señales claras de oposición organizada en el terreno.

Israel, por su parte, parece estar ejecutando una estrategia cuidadosamente planificada, centrada en golpear figuras clave y estructuras sensibles sin provocar un efecto de cohesión interna en la población iraní. En este tablero de alta complejidad, cada movimiento parece calculado para debilitar progresivamente al adversario, evitando al mismo tiempo una escalada que resulte incontrolable.