El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) confirmó que el reactor de agua pesada de Arak, en el oeste de Irán, sufrió daños significativos a raíz de una ofensiva aérea israelí iniciada el 13 de junio. Si bien no se registraron consecuencias radiológicas inmediatas, la agencia advirtió sobre los riesgos latentes que implica el ataque para la seguridad nuclear regional.
En un comunicado oficial, el OIEA detalló que la ofensiva impactó directamente en áreas clave de la planta, incluida la unidad de destilación. Aunque el reactor no se encontraba operativo ni contenía material nuclear activo al momento del bombardeo, el director del organismo, Rafael Grossi, expresó su preocupación por la dispersión potencial de partículas radiactivas y exigió a Teherán mayor transparencia técnica.
“La presencia de material nuclear en distintas instalaciones dentro de Irán incrementa su vulnerabilidad ante este tipo de ataques”, declaró Grossi, subrayando la necesidad de contar con información oportuna para prevenir emergencias y garantizar una respuesta coordinada a nivel internacional.
Escalada militar y colapso diplomático
El bombardeo forma parte de una serie de ataques de gran escala por parte de Israel sobre infraestructuras nucleares y objetivos civiles en Irán. Las autoridades iraníes denuncian más de 224 muertos y miles de heridos, mientras que sus acciones de represalia sobre territorio israelí habrían dejado al menos 24 víctimas mortales.
Como consecuencia directa, Irán canceló una ronda de negociaciones nucleares con Estados Unidos prevista para el 15 de junio en Omán. La iniciativa buscaba reactivar el proceso diplomático tras la salida de Washington del acuerdo nuclear de 2015 durante la presidencia de Donald Trump.
El reactor de Arak ha sido durante años uno de los puntos más sensibles en el programa atómico iraní, por su potencial para producir plutonio utilizable en armas nucleares. Aunque sus operaciones están suspendidas y bajo monitoreo internacional, los daños estructurales complican los controles futuros y elevan las alarmas en la comunidad internacional.
Preocupación internacional
El OIEA ha llamado a todas las partes a ejercer moderación y a no poner en riesgo la seguridad nuclear regional. La escalada bélica en Oriente Próximo no solo amenaza la estabilidad política, sino también la integridad de las instalaciones nucleares, cuya vulnerabilidad ante ataques es motivo de creciente preocupación.
La situación actual revela la fragilidad de los mecanismos de supervisión nuclear en contextos de conflicto armado. Mientras las negociaciones se diluyen, el riesgo de un incidente de mayor gravedad aumenta. Por ello, el OIEA mantiene comunicación activa con las autoridades iraníes y otros actores regionales, en busca de garantías mínimas de seguridad.

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