Por Elad Shavit y Chuck Freilich
En su discurso tras el ataque a las tres principales instalaciones nucleares de Irán (Fordow, Natanz e Isfahán), el presidente Trump enfatizó que “nuestro objetivo era la destrucción de la capacidad de enriquecimiento nuclear de Irán y el fin de la amenaza nuclear”.
Advirtió además: “Irán, el matón de Oriente Medio, debe ahora hacer la paz. Si no lo hace, los futuros ataques serán mucho mayores y mucho más fáciles”.
También enfatizó: “O habrá paz o habrá tragedia para Irán, mucho mayor que la que hemos presenciado en los últimos ocho días”.
Parece que, desde la perspectiva del presidente, el ataque selectivo pretendía poner fin rápidamente a la campaña militar mediante un acuerdo diplomático, que exigiría a Irán aceptar un acuerdo integral y estricto basado en los siguientes términos: enriquecimiento cero, desmantelamiento completo de la infraestructura de enriquecimiento, retirada de todos los materiales enriquecidos y una supervisión exhaustiva e intrusiva.
Al parecer, la Administración Trump no tiene intención de continuar con los ataques militares en esta etapa, a menos que sea necesaria una respuesta a los ataques iraníes contra objetivos o fuerzas estadounidenses, o contra la infraestructura de los aliados de EE. UU. en el Golfo.
Se estima que el ataque estuvo acompañado de mensajes diplomáticos a Irán a través de múltiples canales. Estos mensajes subrayaron, por un lado, la disposición a responder con contundencia a cualquier acción iraní contra Estados Unidos y, por otro, la exigencia de que Irán acepte de inmediato los términos del acuerdo definidos por la Administración Trump.
Además, la Administración podría estar intentando establecer límites claros con respecto al programa de misiles de Irán y sus actividades regionales.
Según informes de prensa, los mensajes a Irán también enfatizaron que la Administración Trump no pretende derrocar al régimen de Teherán.
A pesar de la decisión de atacar las instalaciones nucleares, es evidente que Estados Unidos mantiene su compromiso de evitar involucrarse en una guerra prolongada.
El dilema sobre la continuación de la participación militar se intensificará si Irán persiste en su desafío e incumple las demandas, o si resulta que Irán aún conserva importantes capacidades nucleares.
En un escenario donde la campaña militar finalice sin un acuerdo diplomático, se espera que la Administración se centre en la aplicación estricta de las sanciones, principalmente en el ámbito de las exportaciones de petróleo iraní, y que colabore estrechamente con Israel para llevar a cabo operaciones especiales dirigidas a cualquier capacidad nuclear que sobreviva a los ataques.
En tal escenario, existe una creciente probabilidad de que Estados Unidos e Israel tengan que lidiar con una realidad en la que no haya supervisión internacional dentro de Irán e incluso se enfrenten a la posibilidad de que Irán se retire del TNP (Tratado de No Proliferación Nuclear).
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
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