En un contexto de creciente tensión en Medio Oriente, el analista Henrique Cymerman comentó sobre el desarrollo de la operación “León ascendiente” y los cambios que esta podría provocar en la región.
Desde la simbólica destrucción de un “reloj de arena” en Teherán, que marcaba la cuenta regresiva que los ayatolas habían decretado para la desaparición del Estado de Israel, hasta la resiliencia demostrada por la población israelí, Cymerman analiza la complejidad del conflicto y las opciones diplomáticas que se abren en el horizonte.
“En Teherán había un reloj que señalaba cuánto faltaba para la eliminación del Estado de Israel. Ese reloj ya no existe, fue bombardeado hace pocos minutos. Es de las cosas que más placer me ha dado”, afirmó Cymerman, quien destacó el esfuerzo conjunto del ejército israelí y del Mossad en esta operación.
El analista también subrayó la desproporción de fuerzas entre ambos países y la sofisticación tecnológica desplegada por Israel: “Es una nueva versión moderna de David y Goliat, con un pequeño país de 10 millones que controla el espacio aéreo frente a un territorio 80 veces mayor con una población diez veces superior.”
En cuanto a la situación en el territorio israelí, Cymerman describió el impacto de los ataques con misiles y la efectividad del sistema de defensa. Relató, además, su experiencia en refugios durante los bombardeos, donde pudo constatar la fortaleza y la resiliencia de la población: “Vi a jóvenes voluntarios cantar en medio de los estruendos. Es algo extraordinario y único.”
Por otro lado, el analista señaló que la guerra aún no ha terminado y que se deben mantener vías abiertas para una posible salida diplomática. “Es importante dejar una escalera para que alguien pueda subir y buscar una solución diplomática, porque no sería bueno acabar la guerra solo por la fuerza. El interés de Israel es ese,” indicó.
“Al mundo y a Trump le gustan los vencedores” – Henrique Cymerman – Radio JAI
La influencia de la geopolítica regional también es central en este escenario. Cymerman afirmó que Arabia Saudita y otros países del Golfo ven a Irán como una amenaza común, lo que abre espacio para acercamientos con Israel, aunque con ciertas contradicciones internas: “Recibo mensajes de un príncipe que me dice ‘hermano, nunca pensé que cumpliría el sueño de ver estas imágenes’ y, al mismo tiempo, el Ministerio de Exteriores de ese país condena a Israel. Esto forma parte del ADN de la región.”
Finalmente, el analista alertó sobre la persistencia de actores extremistas que podrían intentar perpetuar el conflicto, y sobre la necesidad de coaliciones sólidas para garantizar la estabilidad de la región.
“Hay que unirse y pelear juntos seguramente por generaciones contra aquellos que quieren borrar a Israel del mapa,” concluyó Cymerman, dejando en claro que el desafío es tanto militar como cultural y que el futuro del Medio Oriente dependerá en gran medida de la capacidad de diálogo y cooperación de sus actores.
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