Fuga silenciosa: el éxodo joven que preocupa a Israel – Alex Rudinicki

Israel atraviesa una etapa crítica que va más allá del frente militar. La creciente emigración de jóvenes capacitados, especialmente del sector tecnológico, representa un desafío profundo y estructural que amenaza la base del desarrollo nacional. Desde inicios de 2023, el país ha experimentado un deterioro institucional producto de reformas judiciales controversiales, crisis económicas recurrentes y un costo de vida que aleja a las nuevas generaciones.

En el último año, entre 20.000 y 30.000 israelíes —en su mayoría jóvenes profesionales— han optado por continuar sus vidas en el exterior. La mayor preocupación es la pérdida de talento del ecosistema de alta tecnología, que representa apenas el 10% del empleo nacional, pero genera el 40% de la recaudación impositiva y más del 50% de las exportaciones. Su salida no es solo un golpe económico, sino una amenaza existencial para un país que ha hecho de la innovación una de sus principales fortalezas.

Las razones son contundentes: viviendas imposibles de pagar, impuestos que llegan al 60% del salario, salarios iniciales bajos incluso en profesiones esenciales como la medicina, y una creciente percepción de falta de reciprocidad por parte del Estado. Muchos jóvenes ya no se sienten representados ni valorados, y encuentran en otros países estabilidad, mejores condiciones y una vida más previsible.

La urgencia del momento exige repensar las prioridades presupuestarias del país, orientando recursos hacia quienes lo sostienen: soldados, trabajadores, estudiantes y emprendedores. De lo contrario, la fuga no será solo de cerebros, sino del alma de un Israel moderno, creativo y resiliente.