El director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), John Ratcliffe, informó recientemente al Congreso de los Estados Unidos que los ataques militares coordinados por su país destruyeron la única instalación de conversión de metal de Irán, un componente esencial en el camino hacia la fabricación de armas nucleares. Según Ratcliffe, el impacto fue “monumental” y retrasará por años el programa nuclear de Teherán.
Durante una audiencia clasificada con legisladores, el jefe de inteligencia detalló que la operación, ejecutada con misiles Tomahawk y bombas antibúnker, provocó daños severos en los sitios nucleares de Isfahan, Fordow y Natanz. La instalación de conversión, ubicada en Isfahan, era responsable de transformar gas de uranio enriquecido en metal denso, un paso crítico en la creación del núcleo explosivo de una bomba nuclear.
Ratcliffe indicó que la mayoría del uranio enriquecido acumulado por Irán quedó sepultado bajo los escombros. Aunque el material podría permanecer técnicamente intacto, la pérdida de capacidad para procesarlo impide, en la práctica, que el régimen iraní avance hacia la fabricación de un arma nuclear en el corto plazo.
El presidente Donald Trump celebró la ofensiva, afirmando en una entrevista televisiva que “significó el fin de sus ambiciones nucleares, al menos por un tiempo”. Por su parte, el secretario de Defensa, Pete Hegseth, declaró que los complejos fueron “destruidos”, mientras que el secretario de Estado, Marco Rubio, señaló que la instalación de conversión ha quedado “borrada del mapa”.
A nivel internacional, el director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, confirmó en el programa “Face the Nation” que los tres sitios nucleares iraníes con capacidad de tratamiento, conversión y enriquecimiento “han sido destruidos en un grado importante”. No obstante, advirtió que algunas infraestructuras siguen en pie y subrayó que la magnitud del daño solo podrá confirmarse cuando Irán permita el ingreso de inspectores.
Más allá de la infraestructura, el ataque también afectó recursos humanos clave del programa nuclear iraní. Según fuentes israelíes, científicos de alto nivel fueron eliminados, la industria de misiles sufrió impactos significativos y el sistema de defensa aérea del país quedó severamente dañado. Ratcliffe reafirmó que, con las defensas antiaéreas hechas trizas, cualquier intento de reconstrucción por parte de Irán podría ser rápidamente neutralizado por Israel.
A pesar de este revés técnico, expertos como Grossi recuerdan que Irán aún conserva el conocimiento y la capacidad teórica para retomar el proyecto nuclear en el futuro. “El saber no se puede destruir con bombas”, afirmó el funcionario, quien insistió en la necesidad de un acuerdo diplomático que limite de forma efectiva las aspiraciones nucleares del régimen iraní.

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