El arsenal de Hezbollah está bajo escrutinio internacional, pero esto no es suficiente

Por Sarit Zehavi

La presión internacional sobre el vasto arsenal de Hezbollah aumenta, con la diplomacia estadounidense en el centro del escenario.

El enviado estadounidense, Thomas Barrack, cuyos abuelos libaneses cristianos emigraron a Estados Unidos desde el Líbano, ha presentado una “hoja de ruta” de seis páginas para la seguridad del país del cedro.

Este plan describe tres fases clave: el desarme voluntario de los depósitos de armas en zonas civiles y su entrega al Ejército libanés, la regularización del control gubernamental en la frontera siria y una legislación que prohíbe la posesión de armas por parte de actores no estatales.

A cambio, Estados Unidos promete 2.500 millones de dólares en ayuda de emergencia para infraestructura, la eliminación de las sanciones personales a exministros y un nuevo marco de deuda con el Fondo Monetario Internacional.

Sin embargo, Barrack también advirtió que, sin una respuesta clara para noviembre, comenzará un “plan de hambruna política”, retirando el apoyo al Líbano en los foros internacionales.

Barrack calificó explícitamente el alto el fuego de noviembre en el Líbano como un “fracaso total”, citando los continuos bombardeos israelíes y las violaciones de Hezbollah, según un informe del 7 de julio del New York Times.

El presidente libanés, Joseph Aoun, reiteró su compromiso con las armas exclusivamente estatales, haciendo hincapié en el desarme mediante el diálogo, no la fuerza, para prevenir conflictos internos.

Pidió que Estados Unidos presionara a Israel para que se retire de los puestos de avanzada en el sur, libere a los prisioneros libaneses y cese las violaciones, considerando estos factores como facilitadores del desarme.

El primer ministro libanés, Nawaf Salam, afirmó que el Ejército libanés ha desmantelado más de 500 emplazamientos de Hezbollah al sur del río Litani, en el Líbano, reafirmando su compromiso con la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de la ONU, pero subrayando que la seguridad sigue siendo difícil de alcanzar mientras Israel ocupe territorio y lleve a cabo ataques en el Líbano.

El presidente del Parlamento, Nabih Berri, aliado de Hezbollah, se mantiene cauteloso, afirmando que “nadie acepta el desarme de Hezbollah”, incluso mientras, según los reportes, Hezbollah prepara su respuesta a las demandas de Barack.

Hezbollah mantiene una doble narrativa: públicamente, rechaza las conversaciones debido a la limitada presencia de Israel en el sur del Líbano, mientras que fuentes de alto rango reconocen discusiones internas sobre los “parámetros para reevaluar el despliegue de armas”.

Sus demandas incluyen garantías contra la explotación militar del desarme, la retirada de Israel de las colinas del sur y otras.

Irán, por su parte, expresa, según los reportes, una profunda insatisfacción con cualquier intento de desarme de Hezbollah, aunque actualmente carece de la capacidad práctica para impedirlo.

Desde nuestra perspectiva en el Alma Center, cualquier idea de desarme voluntario de Hezbollah es irreal.

Este escenario probablemente llevará a Hezbollah a integrarse en el Ejército Libanés, pero manteniendo informalmente su estructura organizativa y cooptando efectivamente al ejército, un resultado altamente peligroso visto previamente en Siria e Irak.

Nadie en el Líbano desea una guerra civil, por lo que este peligroso “compromiso” se vuelve más realista.
La verdadera oportunidad de cambio reside en desmantelar la base social de Hezbollah.

Esto requiere dos acciones clave: el Estado libanés debe intervenir para proporcionar los servicios civiles que Hezbollah actualmente ofrece (salud, educación, combustible, supermercados) y, simultáneamente, la capacidad de Hezbollah para proporcionar estos servicios debe verse limitada mediante el corte de su financiación e infraestructura.

Esto implica atacar agresivamente sus canales financieros, incluidos los bancos, y cerrar sus plataformas ociales como escuelas, organizaciones estudiantiles y estaciones de servicio (gasolineras).

Como demostró explícitamente un video de las elecciones municipales de Hezbollah, estos servicios son su moneda de cambio para obtener apoyo popular.

Cortar este vínculo, en lugar de simplemente confiscar armas, es la única manera de neutralizar genuinamente a Hezbollah y evitar una guerra civil.

Fuente: Alma – Research and Education Center

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