En diálogo con Radio Jai, el Dr. Alfredo Firstenfeld, especialista en neurología, explicó en profundidad las causas, síntomas y estrategias de prevención frente a los mareos y el vértigo, un fenómeno que afecta a millones de personas en todo el mundo, y que muchas veces es subestimado tanto por quienes lo padecen como por su entorno.
“Se estima que el 20% de la población mundial ha experimentado vértigo en algún momento”, aseguró Firstenfeld, quien también destacó que se trata de la segunda causa de consulta neurológica después de las cefaleas. “En Argentina, donde somos aproximadamente 50 millones, eso implica que unos 10 millones podrían haberlo vivido al menos una vez”, puntualizó.
Uno de los tipos más frecuentes es el vértigo posicional benigno, una condición que se produce cuando se hacen movimientos bruscos, como levantarse rápidamente de la cama. “La persona se sienta, quiere pararse y siente que todo da vueltas”, explicó el médico. Esta sensación se origina por un desequilibrio en el oído interno, donde pequeñas partículas llamadas otolitos se desplazan y alteran el funcionamiento del nervio acústico. “Ese nervio cumple dos funciones: oír y mantener el equilibrio”, detalló.
Para evitar episodios peligrosos, especialmente durante la noche, Firstenfeld recomendó adoptar hábitos simples pero efectivos: “Cuando uno se levanta a la madrugada, con sueño y apuro por ir al baño, tiene que sentarse primero, apoyar firmemente los pies, hacer fuerza como si zapateara un malambo, y recién ahí pararse. Si no, corre el riesgo de desplomarse”.
El especialista advirtió sobre las consecuencias que puede tener no tomar precauciones, en especial en personas mayores: “Una caída nocturna por vértigo puede terminar en una fractura de cadera o en un traumatismo severo. No es un tema menor”, subrayó.
Consultado sobre los mareos, Firstenfeld aclaró que, a diferencia del vértigo, su definición es más ambigua: “El mareo es subjetivo, cada paciente lo describe de manera distinta. Algunos dicen sentir que la cabeza gira, otros hablan de presión en el cuello. Y muchas veces el origen es emocional, como pasa con ciertas cefaleas”.
En cuanto a los tratamientos, el enfoque debe ser integral. “No siempre es cuestión de medicar. A veces se requieren estudios como resonancias o análisis neurológicos para descartar causas orgánicas, y en otras ocasiones el mareo responde a tensiones emocionales”, explicó. En estos casos, se puede recurrir a ansiolíticos o psicoterapia. Pero, remarcó: “Lo más importante es hacer un buen diagnóstico antes de asumir que se trata de un problema nervioso. Primero hay que estar seguro de que no haya una causa física”.
La entrevista concluyó con una recomendación clara: “Frente a cualquier episodio persistente de vértigo o mareo, lo primero es tranquilizarse y acudir al médico. La mayoría de los casos no son graves, pero sí requieren un enfoque profesional para evitar complicaciones innecesarias”.
