Los BRICS es una asociación, grupo y foro político y económico internacional que se ha constituido como un espacio alternativo al G7 que está integrado por países desarrollados. Fue conformado inicialmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, aunque la iniciativa surge desde China hace más de dos décadas.
En agosto de 2023, 4 países se incorporaron al grupo: Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán. Actualmente son 10 los Estados miembros plenos. En octubre de 2024, crearon, para el 1 de enero de 2025, la categoría de Estados miembros asociados. Estos 13 países fueron aceptados como Estados miembros asociados: Argelia,Bielorrusia, Bolivia, Cuba, Indonesia, Kazajistán, Malasia, Nigeria, Tailandia, Turquía, Uganda, Uzbekistán y Vietnam.
Aunque China y Rusia aceptaron de buen grado lanzar este bloque desde el principio, la motivación de enfrentar a Estados Unidos y otros países desarrollados de parte de Lula y sus asesores Marco Aurelio García y Celso Amorín ha sobrepasado los límites de lo económico y ha buscado desde el inicio que los BRICS sean un espacio político para que países muy grandes en población y con dos integrantes del Consejo de Seguridad con derecho a veto apoyen sus fobias sesentistas de enfrentar lo que Brasil sigue llamando “imperialismo”. Pero ahora, julio de 2025, en una nueva Cumbre de los BRICS del domingo y lunes pasado en Río, quizás, y sólo quizás, Lula y quienes en América Latina piensan como él, se deberían haber dado cuenta que se puede generar comercio bilateral o multilateral, pero mezclarlo con fobias políticas ya no funciona. China cuida mucho su gobernanza comunista pero más aún su expansión comercial mundial; en Rusia, no existe la URSS sino un régimen heredero del zarismo que insiste en expandirse a costa de guerra y destrucción; India quiere comerciar con todos y no enfrentarse a nadie, salvo con Paquistán; Irán pasó a ser un socio devaluado. Las divisiones se vieron claramente en la llamada declaración final, en la cual se mencionó la guerra contra Irán, pero no están escritos en el papel ni Estados Unidos ni Israel; y sí expandieron las obscenidades sobre la guerra en Gaza que se les dio la gana, pero no pudieron incluir, como Lula e Irán insistían, la palabra “genocidio”. Allí Lula debería haber admitido que no es tan actor principal como cree y que no se puede expandir una mentira de incitación al odio por lustros gratuitamente. En su propia casa, los que tienen verdadero poder le dijeron que no.
Eso sí, en los discursos cada uno se despachó como quiso. Claro que la retórica no asegura el comercio, pero los BRICS constituyen más del 40% de los habitantes del planeta, y Lula se respaldó en ello para ver si desde su diatriba lograba modificar el texto oficial. Dijo que “…no podemos permanecer indiferentes ante el genocidio perpetrado por Israel en Gaza, la matanza indiscriminada de civiles inocentes y el uso del hambre como arma de guerra…la única solución es el fin de la ocupación israelí”. A la revista The Economist no le ha parecido muy feliz la forma de obstinación del gobierno de Brasil. La revista señala que…” el papel de Brasil en el centro de un BRICS ampliado y dominado por una actitud más autoritaria es parte integrante de la política exterior cada vez más incoherente de Lula. Al principio, ser miembro del BRICS ofrecía a Brasil una plataforma para ejercer influencia global. Hoy en día, esto hace que el país parezca cada vez más hostil hacia Occidente”. The Economist consultó al profesor de Derecho Internacional brasileño Matías Spektor y éste dijo que “… cuanto más China convierta a los BRICS en un instrumento de su política exterior, y cuanto más Rusia utilice a los BRICS para legitimar su guerra en Ucrania, más difícil será para Brasil seguir declarándose no alineado”.
Hay quienes vieron las ausencias de los presidentes de China y Rusia a la Cumbre de los BRICS como una señal negativa. Error. China asistió a través de su primer ministro y fue decisivo para que Lula e Irán no pudieran poner lo que quisieran en la declaración final, mostrando su peso en el bloque. Y Putin habló por video conferencia demostrando que usa al bloque primero para sus crímenes en Ucrania y segundo para los negocios. La preocupación económica central es la guerra arancelaria con Estados Unidos, que sin esperar ni la declaración final de los BRICS ya anunció subas importantes para quienes según el presidente Donald Trump “persistan en acciones agresivas contra EE. UU.”
Un párrafo de la declaración final quedó así redactado:” Condenamos los ataques militares contra la República Islámica de Irán desde el 13 de junio de 2025, que constituyen una violación del derecho internacional y de la Carta de las Naciones Unidas, y expresamos nuestra profunda preocupación por la consiguiente escalada de la situación de seguridad en Oriente Medio”. Como ya hemos expresado en esta misma columna y para fuerte enojo del representante de los Ayatolas en Brasil, los llamados ataques militares no tienen nombre de países.
Claro que tampoco se iba a escribir que Irán sólo se preocupó de atacar civiles israelíes, ni sobre las violaciones al Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares del cual Irán era hasta ahora signatario. Y menos sobre las amenazas de muerte públicas contra uno de los científicos que trabaja para la Agencia de Energía Atómica, que hizo su trabajo de denuncia sobre el empeño de Irán para fabricar una bomba nuclear. China y Rusia pueden no mencionar a Estados Unidos e Israel en un documento, pero decir la verdad sobre Irán, sus amenazas de exterminio, sus actos de terrorismo, eso ya es pretender algo sobrenatural.
En cuanto a la guerra en Gaza, si bien Lula no logró apoyo para acusar a Israel de “genocidio”, algo que viene pregonando desde hace 11 años, los BRICS llevaron el tema al ridículo, al publicar que “… se reitera el compromiso a favor de una solución de dos Estados en la crisis entre Palestina e Israel, basada en negociaciones pacíficas como único medio para garantizar la paz y la estabilidad en la región…”. O quisieron demostrar que esta situación no les importa nada o ninguno de los miembros de los BRICS tiene idea qué sucede hoy en Gaza y Cisjordania. A muchos países es muy probable que Gaza y Cisjordania no les importe nada, aunque digan lo contrario, pero no es el caso de China, Rusia e India. Todos, incluso a los que no les importa nada, saben muy bien lo que hoy sucede en el terreno. Habrá dos Estados cuando haya posibilidades geopolíticas para ello. Hoy hay terroristas que combaten por exterminar a Israel y un gobierno fallido en la Autoridad Palestina. Pero como es una situación de mucha complejidad que no va a resolver la inepcia de la ONU ni aun queriéndolo y sólo podrán empezar a enmendar lentamente las potencias y en especial las que tienen veto en el Consejo de Seguridad, que más sencillo para los BRICS que demostrar su banalidad política, escribir un texto inservible y no generar olas para que un mar más calmo permita seguir la otra guerra, la comercial. Y para mostrar mejor qué son los BRICS políticamente, para no enojar a Putin, escribieron que “desean una pronta paz firme y duradera entre Rusia y Ucrania”.
Mientras lo redactaban, los ucranianos contaban los civiles asesinados ese día por los rusos.
Cuando este lunes 7 de julio terminó la reunión de los BRICS, el presidente de EE. UU. escribió en su red social que “Cualquier país que se alinee con las políticas antiestadounidenses de los BRICS pagará un arancel adicional del 10%. No habrá excepciones a esta política”.
Sin embargo, para la profesora Ana Paula García, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Federal Rural de Río de Janeiro, los acontecimientos recientes están alimentando las acusaciones de que los BRICS son un bloque antioccidental. El primero de ellos fue la vacilación de algunos países del bloque en condenar a Rusia por su invasión de Ucrania y el segundo, el apoyo dado por el bloque a Irán después de los enfrentamientos con Israel y Estados Unidos. El tercer episodio fue la inclusión de Irán en el bloque, decidida en 2023 e implementada en 2024. Irán se unió al bloque gracias a los lazos del país con China y Rusia y no por su economía. Los BRICS se han convertido en un lugar atractivo para los países que quieren unirse al bloque porque termina representando un apoyo potencial para enfrentar a Estados Unidos.
Para darle la razón a la profesora García, Lula reaccionó a las amenazas del presidente Trump del lunes y declaró:” No creo que sea muy responsable ni serio que un presidente de un país del tamaño de Estados Unidos amenace al mundo a través de internet. Necesita saber que el mundo ha cambiado. No queremos un emperador”.
Sin embargo, Lula se une al imperio zarista y lo apoya en su tropelía en Ucrania. Abraza a Irán. Y por supuesto, agrede a Israel hasta en reuniones sobre economía. Como sabemos, no está solo. Las izquierdas sesentistas lo adoran, lo acompañan, se refugian bajo su paraguas y hasta están dispuestas a compartir una suerte de retiro espiritual o político o vaya a saber qué como lo anunció ayer el gobierno de Brasil. Hay muchas maneras de degradar la política, y siempre surgen formas más novedosas.