En una semana marcada por intensos debates internos y presiones externas, el periodista y analista Jonathan Meta ofreció un panorama detallado sobre el complejo entramado que enfrenta hoy Israel. Desde la continuidad del conflicto en Gaza hasta los movimientos diplomáticos que involucran a potencias regionales como Arabia Saudita y Siria, los desafíos se acumulan sobre la mesa del gobierno de Benjamin Netanyahu.
Uno de los focos principales es el llamado corredor Morag, una franja estratégica que conecta el este y el oeste de la Franja de Gaza, y que busca aislar completamente la ciudad de Rafah. El gobierno israelí plantea allí la construcción de “ciudades humanitarias”, con el fin de reubicar a la población civil gazatí bajo control militar. No obstante, esta propuesta ha encendido alarmas tanto dentro como fuera del país. “El ejército dijo en off que no está dispuesto a cumplir una orden así”, explicó Meta, advirtiendo que forzar la reubicación de población civil podría constituir un crimen de guerra.
La situación ha generado tensión incluso dentro de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). Varios soldados han recurrido a la Corte Suprema israelí solicitando que se evalúe si las órdenes del gobierno violan el Derecho Internacional Humanitario, en el marco de la operación Carruajes de Guidón. El propio Meta reconoció: “El ejército lentamente se va revelando, hasta soldados mismos van pidiéndole a la corte que les diga si hacer esto o no”.
Mientras tanto, el conflicto sigue cobrando vidas: nueve soldados israelíes murieron esta semana, siete en combate y dos por suicidio en bases militares, lo que refuerza la presión pública por una salida. Las conversaciones con Hamás avanzan y el futuro del grupo islamista en una Gaza postconflicto continúa siendo motivo de profundo debate. Según un general de reserva citado por Meta, “si nos permiten continuar con el trabajo en unos días terminamos con Hamás”, aunque reconoció que el problema no fue militar sino estratégico: “Israel entraba, golpeaba y salía, sin saber qué hacer después”.
En el plano regional, la presencia de periodistas de Siria y Arabia Saudita en la Knéset israelí representa una señal inédita de apertura, aunque condicionada. “Dejaron en claro dos cosas: que Israel debe terminar la guerra en Gaza y apoyar públicamente la solución de dos Estados”, subrayó Meta.
En paralelo, crecen las especulaciones sobre el papel de Donald Trump, con quien Netanyahu mantuvo dos reuniones en Washington. Según Meta, “la gran pregunta que todos tenemos es si Netanyahu vuelve con un mandato de Trump para terminar la guerra o con un apoyo a su política actual”.
El reloj diplomático parece acelerar. En el Líbano, se estaría negociando un desarme gradual de Hezbollah, lo que según Meta muestra que “en Medio Oriente lo que siempre funcionó, lo que dio estabilidad de larga duración, fueron los acuerdos políticos”. El final del conflicto aún es incierto, pero los movimientos geopolíticos y las divisiones internas indican que el actual modelo de disuasión enfrenta límites cada vez más evidentes.
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