Francia reconoce a Nueva Caledonia como un país, pero lo mantiene bajo su soberanía, en una jugada que contradice sus críticas a Israel.
En un movimiento calificado como “acuerdo histórico”, el presidente Emmanuel Macron anunció la creación del “Estado de Nueva Caledonia”, un nuevo estatus para el archipiélago del Pacífico que, pese a ser reconocido como país, continuará bajo control francés.
Nueva Caledonia, territorio colonizado por Francia desde el siglo XIX, fue escenario de violentos disturbios separatistas el año pasado. El nuevo acuerdo, alcanzado tras diez días de negociaciones con representantes neocaledonios cerca de París, pretende encauzar el futuro institucional del archipiélago en un marco de “confianza” y relaciones pacíficas con la metrópoli.
“Es una apuesta por el entendimiento dentro de la República”, declaró Macron, resaltando que este paso marca un nuevo capítulo tras décadas de tensiones, referendos de independencia y promesas de autonomía.
Sin embargo, el reconocimiento parcial de soberanía genera interrogantes. Mientras Macron exige a otros países -como Israel- concesiones territoriales y compromisos plenos con el “derecho internacional”, mantiene firmemente bajo dominio francés una colonia insular que ahora viste con el ropaje de un “Estado”, sin otorgarle verdadera independencia.
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