Por Yoni Ben Menachem
La estrategia israelí en desarrollo consiste en reducir sistemáticamente la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares a largo plazo.
• La guerra entre Irán e Israel está lejos de terminar, ya que Irán continúa sus esfuerzos para enriquecer uranio y reconstruir su programa de misiles balísticos.
• En coordinación con Estados Unidos, Israel está desarrollando una nueva estrategia de disuasión basada en el enfoque de “cortar el césped” mediante operaciones aéreas y encubiertas dentro del territorio iraní para evitar que Teherán restablezca su capacidad de enriquecimiento nuclear y su infraestructura de misiles.
Altos funcionarios estadounidenses estiman que Irán está interesado en reanudar las negociaciones sobre un nuevo acuerdo nuclear, a pesar de los recientes ataques israelíes y estadounidenses contra sus instalaciones nucleares.
Este interés se debe principalmente a las graves presiones económicas y al deseo de levantar las agobiantes sanciones occidentales impuestas al país. La política estadounidense busca asegurar el compromiso de Irán de no reanudar el enriquecimiento de uranio y de retirar sus reservas de uranio enriquecido del país como parte de un futuro acuerdo político.
La Administración Trump busca presentar cualquier acuerdo posbélico como una “rendición iraní incondicional”. Sin embargo, las autoridades iraníes, incluso después del último ataque a su infraestructura nuclear, insisten en su intención de continuar las actividades de enriquecimiento dentro de las fronteras iraníes.
Temen que cualquier concesión en esta etapa se considere una señal de debilidad, lo que alienta a Estados Unidos e Israel a formular nuevas exigencias, como restricciones al programa de misiles balísticos iraní.
Tras la reciente visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Washington y sus reuniones con altos funcionarios estadounidenses, parece que las conversaciones también abordaron la posibilidad de un nuevo ataque contra Irán si las negociaciones fracasan una vez más.
Fuentes diplomáticas de alto nivel señalan que el regreso del presidente Trump a la Casa Blanca ha alterado drásticamente el equilibrio regional.
Hasta hace poco, Irán operaba con casi total impunidad en lo que respecta a sus programas nucleares y de misiles.
Hoy, sin embargo, el régimen está en crisis. El ayatolá Alí Khamenei se siente ahora más vulnerable que nunca: Irán ha perdido sus sistemas estratégicos de defensa aérea, los aviones de combate israelíes dominaron sus cielos por primera vez en décadas y el país está pagando un alto precio por su ambición de dominar el Oriente Medio.
Las reglas del juego han cambiado y están a punto de cambiar aún más.
Según funcionarios de seguridad, Israel se prepara para aplicar su doctrina de “Guerra entre Guerras” (MABAM) directamente a Irán.
Esta estrategia implica ataques selectivos en suelo iraní contra activos nucleares y de misiles balísticos cada vez que Irán intente restaurar la infraestructura dañada.
El 9 de julio, el ministro de Defensa israelí, Israel Katz, declaró en una ceremonia de graduación de la Escuela de Seguridad Nacional: “Nuestro desafío es claro: garantizar que Irán no pueda recuperar su capacidad de amenazar a nuestros ciudadanos. Debemos desarrollar un plan de ejecución para evitar que Irán reconstruya las capacidades que tenía antes de la operación”.
Katz tiene previsto viajar a Washington esta semana para continuar las conversaciones con sus homólogos estadounidenses sobre la coordinación de la seguridad en relación con Irán. Aunque Israel ganó decisivamente la reciente guerra de 12 días contra Irán, ese conflicto parece haber sido solo el primer asalto.
La guerra dañó gravemente el orgullo nacional iraní y desató la sed de venganza. Según fuentes de defensa, Irán ya está trabajando para reconstruir su red de defensa aérea, que fue destruida por la Fuerza Aérea Israelí. Teherán ha iniciado gestiones diplomáticas urgentes con varios países para acelerar este proceso.
La siguiente fase de la estrategia iraní probablemente sea la reanudación de la producción de misiles balísticos, seguida del retorno al enriquecimiento de uranio, ya sea mediante un nuevo acuerdo con Estados Unidos o de forma unilateral.
Esta nueva hoja de ruta iraní exige que Estados Unidos e Israel reajusten su enfoque, aumentando la coordinación bilateral.
Este tema también fue central en las reuniones de Netanyahu en Washington con el presidente Trump y otros altos funcionarios. Los servicios de inteligencia israelíes y estadounidenses siguen de cerca los esfuerzos de reconstrucción de Irán para frustrar cualquier intento de revertir las consecuencias de los recientes ataques.
Una nueva escalada es una posibilidad real, ya que tanto Estados Unidos como Israel creen que cualquier relajación de la presión militar o política sobre Irán será interpretada como una muestra de debilidad. En consonancia con esta postura, Estados Unidos impuso sanciones adicionales a Irán la semana pasada. Israel aboga por una postura agresiva, instando a mantener la presión militar sobre Irán para establecer una disuasión duradera.
El objetivo es impedir que Teherán reanude el enriquecimiento de uranio en instalaciones secretas no supervisadas por el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) y detener la producción de misiles balísticos.
Las evaluaciones israelíes sugieren que, mientras Khamenei permanezca en el poder, la lucha con Irán se prolongará y no podrá resolverse de un solo golpe decisivo. Por lo tanto, Israel favorece la implementación de su estrategia MABAM mediante una serie de ataques aéreos u operaciones encubiertas del Mossad para retrasar o interrumpir las ambiciones nucleares y de misiles iraníes sin desencadenar una guerra a gran escala. Sin embargo, esta estrategia no está exenta de riesgos. Aplicar la doctrina de “cortar el césped” a Irán podría resultar en ciclos de escalada mutua.
La estrategia israelí en desarrollo consiste en degradar sistemáticamente la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares a largo plazo. El objetivo es obligar a Teherán a reconsiderar la viabilidad y el costo de reactivar su programa nuclear.
La doctrina de defensa israelí se basa actualmente en la creencia de que no alcanzará sus objetivos mínimos sin una postura audaz y ofensiva diseñada para disuadir a Teherán de continuar su búsqueda de capacidades nucleares y de misiles.
Desde la perspectiva de Irán, poner fin a la guerra preservando la cohesión política y social, y manteniendo la infraestructura crítica para sus programas estratégicos a largo plazo —junto con el fracaso de Israel en someter o limitar sus acciones— significa que Irán no ha sido derrotado.
Sin embargo, las evaluaciones de inteligencia israelíes y estadounidenses indican que Irán sigue siendo profundamente vulnerable. Fuentes diplomáticas de alto nivel creen que Israel ha entrado en una era de lento desgaste de las capacidades militares de Irán, no de rápida resolución.
Irán sigue una estrategia multidimensional: se está rearmando, preservando la ambigüedad, manteniendo su compromiso con sus objetivos a largo plazo y aplicando una doctrina de “disuasión acumulativa”.
Por lo tanto, Israel debe traducir sus logros militares en una política clara y decidida sin vacilar. De lo contrario, Irán podría recuperarse y buscar establecer nuevas ecuaciones de poder, posiblemente en colaboración con China e incluso Rusia.
Fuente: The Jerusalem Center for Security and Foreign Affairs
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