Israel e Irán se preparan para una nueva ronda de combates

Por Yoni Ben Menachem

Irán aún es capaz de lanzar una rápida andanada de cientos de misiles balísticos contra Israel, como lo hizo en abril de 2024. Sin embargo, dicha maniobra sería extremadamente arriesgada para Irán, ya que Israel respondería con una fuerza abrumadora en territorio iraní.

El alto el fuego entre Israel e Irán, declarado a finales de junio, no ha aliviado las tensiones entre ambas naciones. Al contrario, los preparativos militares continúan bajo la superficie, y toda la región se encuentra sobre un polvorín que podría explotar en cualquier momento.

Tanto en Jerusalén como en Teherán, las autoridades hablan de una “nueva fase” en la confrontación: una de frágil disuasión mutua, cuyo cronograma estará influenciado por los acontecimientos regionales e internacionales.

Mientras Israel refuerza sus sistemas de defensa y acelera la producción de sus proyectiles antimisiles Arrow [Jetz], Irán reconstruye sus fuerzas. Deja claro que no abandonará su programa nuclear, ni siquiera a costa de otro enfrentamiento militar.

Altos oficiales de defensa israelíes informan que Irán mantiene conversaciones avanzadas para adquirir sistemas de defensa aérea y aviones de combate de China, preparándose para la próxima ronda de combates con Israel.

Añaden que Irán planea un sorpresivo ataque preventivo contra Israel como represalia por el ataque sorpresa israelí del 13 de junio.

El jefe del Estado Mayor de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), teniente general Eyal Zamir, declaró el 20 de julio que el último enfrentamiento con Irán fue solo una fase de una prolongada campaña. Según Zamir, “Estamos entrando en un nuevo capítulo basado en los logros de la operación —trastocamos los programas nuclear y de misiles de Irán— y debemos permanecer vigilantes”.

El ministro de Defensa, Israel Katz, se hizo eco de las declaraciones de Zamir, advirtiendo el 22 de julio que existe una alta probabilidad de que se reanuden los combates.

Durante una evaluación estratégica con altos oficiales de las FDI, se decidió formular un plan estratégico para evitar que Irán reinicie su programa nuclear. Como parte de esto, Israel acelerará la producción de proyectiles antimisiles Arrow y aumentará la preparación de sus sistemas de defensa aérea, incluyendo la Cúpula de Hierro [Iron Dome] y la Honda de David [David’s Sling].

Teherán también está enviando señales claras. El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, declaró que «Irán no se retirará de su programa nuclear» y que «cualquier ataque israelí enfrentará una dolorosa represalia dirigida al centro de Israel».

En una entrevista con Al Jazeera el 22 de julio, Pezeshkian añadió que Teherán no busca la guerra, pero no dudará en defenderse.

Reiteró que el programa nuclear de Irán tiene fines exclusivamente civiles y cumple con el derecho internacional.

Simultáneamente, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, declaró a Fox News el 22 de julio que Irán no abandonaría el enriquecimiento de uranio, a pesar de los daños causados a su infraestructura nuclear por los ataques estadounidenses de junio.

El presidente estadounidense Donald Trump, quien encabezó los esfuerzos de mediación para el alto el fuego, advirtió el 22 de julio que si Irán reanuda sus actividades nucleares, Estados Unidos no dudará en atacar de nuevo las instalaciones nucleares iraníes.

Sus advertencias se produjeron pocas horas después de la declaración de Araghchi, reforzando la postura estadounidense de que cualquier renovación del programa nuclear iraní es una línea roja.

La última ronda de conflicto entre Israel e Irán duró solo 12 días (del 13 al 24 de junio), pero implicó operaciones militares inusualmente extensas.

Israel atacó instalaciones nucleares en Fordow, Natanz e Isfahán, apuntó a instalaciones de producción de misiles balísticos y abatió a altos oficiales del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (CGRI) y científicos nucleares.

Irán respondió con misiles balísticos y ataques con drones contra instalaciones israelíes sensibles, tales como centrales eléctricas, bases militares e instalaciones de inteligencia.

Aunque Estados Unidos negoció el alto el fuego, este no estuvo acompañado de ningún acuerdo político formal ni un mecanismo de supervisión, lo que lo convirtió en una pausa temporal en lugar de una solución a largo plazo. Los líderes políticos israelíes creen que la confrontación con Irán es un conflicto prolongado que se encuentra actualmente en una etapa de transición.

Irán, tras haber sufrido pérdidas significativas y humillación, está curando sus heridas y buscando venganza.

Según ellos, el principal objetivo de Irán ahora es contraatacar a Israel en el momento que elija, probablemente mediante un ataque sorpresa.

Altos oficiales de defensa israelíes consideran el alto el fuego actual como una restricción temporal impuesta sobre ambas partes.

Destacan que Israel está decidido a impedir que Irán adquiera armas nucleares y continuará con su política de eliminaciones selectivas, ataques a sitios estratégicos y presión diplomática.

Durante el alto el fuego actual, se produjeron una serie de misteriosas explosiones e incendios en infraestructuras y edificios en todo Irán.

El 23 de julio, altos funcionarios iraníes declararon a The New York Times que creen que Israel está detrás de estos incidentes.

Hasta el momento, el alto el fuego sigue siendo frágil. No existe un marco político ni diplomático que garantice su estabilidad.

No existen canales oficiales, ningún mecanismo de supervisión ni confianza mutua. Cada bando se prepara para la siguiente ronda, y un solo paso en falso, como el asesinato de un alto cargo o un ciberataque, podría reavivar las llamas de la guerra.

Según la inteligencia israelí, la actividad encubierta del Mossad en Irán continúa, e Israel se prepara para frustrar cualquier posible ataque iraní.

Evaluación del establishment de defensa

Una evaluación actual del estamento de defensa israelí es que, en cualquier escenario futuro, Irán preferirá atacar a Israel a través de sus aliados regionales, a saber, los hutíes en Yemen, Hezbollah en el Líbano y las milicias chiís en Irak.

Es probable que Irán solo tome medidas directas si el régimen considera que su supervivencia está en riesgo.

Los oficiales de inteligencia israelíes creen que Irán aún está en proceso de reconstruir su capacidad militar tras el reciente conflicto y no está dispuesto a participar en una guerra a gran escala con Israel.

Según su evaluación, Irán lanzará un ataque sorpresa contra Israel solo si ve una oportunidad: cuando Israel se encuentre aislado diplomáticamente, muy involucrado en otros ámbitos y cuando su capacidad de disuasión se haya erosionado significativamente.

Las amenazas actuales de Irán podrían estar dirigidas principalmente a disuadir a Israel y levantar la moral interna.

Aun así, Irán es indudablemente capaz de lanzar una rápida descarga de cientos de misiles balísticos contra puntos sensibles de Israel, como lo hizo en abril de 2024.

Un posible ataque sorpresa iraní contra Israel podría ocurrir bajo las siguientes condiciones:

1. Una congelación o debilidad en la política exterior estadounidense (por ejemplo, durante un período electoral estadounidense).

2. Señales de una profunda división interna en Israel (crisis política o de seguridad).

3. Confianza iraní en su capacidad para lograr una victoria militar decisiva y restablecer la disuasión.

Tal movida sería peligrosa para Irán, ya que Israel respondería con una fuerza abrumadora en el territorio iraní.

Un contraataque israelí probablemente resultaría en el aislamiento internacional de Irán. No obstante, Irán podría apostar por un ataque de ese tipo para restaurar su dañado orgullo nacional y fortalecer sus capacidades de disuasión.

Fuente: The Jerusalem Center for Security and Foreign Affairs

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