Organizaciones judías expresaron una profunda indignación tras el anuncio del gobierno de Lituania de convertir el antiguo Palacio de Deportes de Vilna, un complejo soviético clausurado hace una década, en un centro de convenciones.
El edificio se encuentra construido sobre el cementerio judío histórico de Snipiskes, uno de los más importantes del país, lo que ha generado duras críticas por parte de líderes comunitarios y defensores de la memoria del Holocausto.
La decisión, anunciada recientemente por el primer ministro Gintautas Paluckas, contradice un compromiso asumido por el anterior gobierno lituano, que había acordado junto a representantes de la comunidad judía internacional transformar el lugar en un sitio conmemorativo y de patrimonio cultural judío.
Durante años, líderes religiosos y comunitarios, entre ellos el rabino Andrew Baker, director de Asuntos Judíos Internacionales del AJC, trabajaron con las autoridades lituanas para consensuar un proyecto que honrara la historia del lugar. El plan aprobado por el gobierno anterior contemplaba la renovación del edificio como centro de educación y memoria judía.
“Esta decisión actual es ofensiva y superficial. Después de años de diálogo y compromiso, este giro se siente como una traición.”, dijo el rabino Baker.
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