La periodista venezolana-israelí Nicole Mischel protagonizó recientemente una cobertura que combinó valentía, sensibilidad y un profundo sentido de misión informativa. En un hecho sin precedentes en décadas, Mischel cruzó la frontera entre Israel y Siria junto a un grupo de drusos israelíes que buscaban reencontrarse con sus familiares del otro lado, en medio de una situación cargada de tensión y simbolismo. El resultado fue una serie de imágenes y testimonios de alto valor histórico y humano.
Durante su reportaje para Radio Jai, Mischel fue acompañada por su camarógrafo Avihu Shoval hasta una zona de frontera en el Golán, donde se encontraron con Aiman, padre de Alma, una niña drusa asesinada en un ataque de Hezbollah. Fue este hombre quien los introdujo al interior del territorio sirio, permitiéndoles presenciar la emotiva reunión entre familiares separados desde hacía décadas. “Era como estar en una telenovela”, relató la periodista, conmovida por los abrazos entre nietos y abuelos que solo se conocían por videollamada.
La escena cobró aún más fuerza cuando el Ejército israelí, en una muestra de empatía poco habitual, abrió momentáneamente la frontera y permitió estos encuentros. Soldados israelíes —tanto judíos como drusos— facilitaron el ingreso y ayudaron incluso a subir a niños a tanquetas como gesto de respaldo a esta minoría. “No era un mensaje para los judíos, era un acto de amor hacia los drusos”, subrayó.
Días después, la periodista continuó su cobertura en el paso de Kerem Shalom, donde documentó la distribución de ayuda humanitaria hacia la Franja de Gaza. Desde allí denunció cómo el grupo terrorista Hamás obstaculiza la entrega de alimentos para mantener el caos. “Hamás prefiere sangre antes que comida”, afirmó, destacando que muchos medios internacionales replican una narrativa basada únicamente en las fuentes de ese mismo régimen.
Finalmente Mischel también se refirió a la imposibilidad de que periodistas ingresen libremente a Gaza, tanto por el lado israelí como por el egipcio. Señaló que Israel limita el acceso por seguridad, mientras que Hamás controla férreamente la información que se difunde desde el enclave. “Necesitamos periodistas honestos que puedan contar lo que realmente ocurre”, concluyó.
Escuche la entrevista completa.