El sistema jubilatorio en Israel

En un contexto global donde los sistemas previsionales enfrentan una presión creciente por el envejecimiento poblacional y la longevidad, el caso israelí ofrece una combinación de previsión obligatoria, cobertura estatal básica y una sociedad aún joven en términos demográficos. Desde 2008, en Israel es obligatorio aportar al sistema jubilatorio, lo cual garantiza una base sólida para quienes trabajan formalmente desde los 21 años. En términos concretos, un trabajador que aporta de manera continua puede aspirar a recibir entre el 60% y el 70% de su salario al momento del retiro.

Pero la fortaleza del esquema no alcanza por igual a todos. Los inmigrantes que llegan al país en edad avanzada, sin años suficientes de aportes o sin respaldo económico previo, enfrentan serias dificultades para sostenerse. El Estado les garantiza una pensión mínima –de entre 700 y 1000 dólares mensuales–, pero eso está lejos de cubrir los costos básicos de vida, especialmente en ciudades como Tel Aviv, donde el nivel de vida es uno de los más altos del mundo.

La salud pública universal es uno de los pilares que ofrece cierta estabilidad a la población envejecida. Quienes no han aportado igualmente acceden a atención médica de calidad, con coberturas farmacológicas que superan el 90% de los medicamentos disponibles. Esta accesibilidad genera una red de contención importante, aunque los tiempos de espera varían según la zona geográfica y la demanda local.

La vivienda en la vejez representa otro reto. Las residencias para adultos mayores, si bien existen, tienen un costo elevado y escasa disponibilidad. Muchas familias recurren a soluciones como la hipoteca inversa o la contratación de ayuda domiciliaria estatal para sostener la autonomía de sus mayores el mayor tiempo posible.

Israel combina exigencia contributiva con redes de seguridad, pero la ecuación no cierra del todo para quienes llegan tarde o sin respaldo económico. En un país con una fuerte cultura laboral y altos niveles de consumo, pensar la vejez requiere planificación, ahorro y una comunidad que acompañe.