El Gobierno libanés se prepara para frenar el plan de EEUU para desarmar a Hezbollah

Por el coronel (retirado) Dr. Jacques Neriah

El plan propuesto por Estados Unidos que busca desarmar a Hezbollah mediante un enfoque gradual, exige a Israel que cese las operaciones militares y se retire del territorio libanés.

Tras reconocer los importantes desafíos que enfrenta el Gobierno libanés para desarmar a Hezbollah, agravados por los riesgos de una nueva guerra civil o una posible toma de control de las instituciones estatales por parte de Hezbollah —que recuerdan los sucesos de mayo de 2008, cuando la milicia chií irrumpió en Beirut y tomó el control—, el mediador estadounidense Thomas Barrack propuso un plan gradual para abordar la crisis.

Este plan pretende poner a Líbano e Israel en igualdad de condiciones, requiriendo la cooperación de Israel a pesar de su victoria militar sobre Hezbollah.

Este enfoque se aparta de las normas históricas, donde el vencedor suele imponer condiciones al vencido.

La propuesta busca desarmar a todos los grupos armados no estatales, incluido Hezbollah, a cambio de que Israel detenga sus operaciones militares y se retire completamente del territorio libanés, en particular de cinco bastiones estratégicos que mantiene tras el conflicto.

Además, buscaba resolver los trece puntos de discordia a lo largo de la frontera entre Israel y el Líbano mediante una delimitación permanente.

Según medios libaneses y árabes, el plan incluye las siguientes fases:

Fase 1: El Gobierno libanés se compromete a desarmar completamente a Hezbollah para finales de año. En respuesta, Israel cesará todas sus actividades militares —terrestres, marítimas y aéreas— en el territorio libanés.

Fase 2: En un plazo de 60 días, el Gobierno libanés comenzará a implementar el plan de desarme y despliegue tropas libanesas en la frontera sur. Simultáneamente, Israel comenzará a retirarse de posiciones estratégicas clave en el sur del Líbano.

Fase 3: En un plazo de 60 a 90 días, Hezbollah completa su retirada militar al sur del río Litani.

Fase final: Entre 90 y 120 días, Hezbollah desmantelará su armamento pesado e infraestructura militar restantes, incluyendo misiles, drones y centros de mando. Simultáneamente, las fuerzas israelíes se retirarán completamente del territorio libanés y las fuerzas de seguridad libanesas asumirán el control de todas las regiones.

Barrack presentó este plan a las autoridades libanesas el 19 de junio de 2025.

El 7 de julio de 2025, el Gobierno libanés respondió formalmente.

El 7 de agosto de 2025, el Gabinete libanés, sin la participación de cinco ministros chiítas, aprobó los objetivos del plan, ordenando al Ejército preparar una estrategia detallada de desarme para todas las milicias, incluido Hezbollah, que finalizará e implementará antes de fin de año.

Hezbollah se opone tenazmente al plan, y sus líderes declararon que no se desarmarán (véase Jerusalem Center for Security and Foreign Affairs, August 19, 2025, Jacques Neriah, Iran Backs Hizbullah in its Refusal to Disarm).

Esta oposición desencadenó una campaña de desprestigio contra el primer ministro Salam, calificado de «traidor» y «agente», y contra el patriarca maronita Al-Ra’i.

En el distrito Dahiya de Beirut, retratos de Salam fueron desfigurados y las protestas condenaron la decisión del Gobierno.

El secretario general de Hezbollah advirtió que la implementación del plan podría desmantelar el Líbano y allanar el camino hacia la guerra civil.

Las autoridades iraníes se hicieron eco de esta retórica incendiaria, lo que agravó las tensiones.

En respuesta a este “tsunami” político, el presidente Aoun envió a su asesor militar a reunirse con líderes chiítas, transmitiendo un mensaje claro: el Gobierno libanés no procederá con el desarme de Hezbollah a menos que Israel acepte la Fase 1.

Aoun estipuló además que el plan requiere la aprobación tanto de Israel como de Siria, dadas las cláusulas fronterizas, y amenazó con retirar el apoyo del Líbano si no se cumplían estas condiciones.

Mientras tanto, en virtud del acuerdo entre el presidente Aoun y el presidente de la Autoridad Palestina, el Gobierno libanés organizó una operación a mediados de junio de 2025 en el campo de refugiados palestinos de Bourj el Barajneh.

Unidades de Inteligencia del Ejército libanés, acompañadas por un camión, recogieron bolsos que supuestamente contenían armas.

Sin embargo, Hezbollah y las facciones palestinas desestimaron el evento, calificándolo de “farsa” y maniobra publicitaria.

El 18 de agosto de 2025, Barrack se reunió con líderes libaneses, declarando públicamente que Líbano había cumplido con sus obligaciones e instando a Israel a cumplir deteniendo las operaciones militares y retirando las tropas.

Antes de viajar a Israel, Barrack se reunió con Nabih Berri, líder del movimiento Amal y presidente del Parlamento, el 24 de agosto.

Según medios libaneses, Berri propuso un alto el fuego de 15 días para reducir las tensiones.

Barrack se reunió posteriormente con el primer ministro y funcionarios israelíes antes de regresar al Líbano el 26 de agosto para salvar el plan.

La negativa de Hezbollah a desarmarse hasta que Israel se retire por completo y se acuerde una estrategia de defensa colectiva con el Gobierno libanés plantea desafíos significativos.

El equipo estadounidense podría optar por una pausa para evitar empujar al Líbano a un nuevo conflicto interno.

Es poco probable que las concesiones presentadas como “compromisos israelíes” convenzan a Hezbollah, lo que podría envalentonar a la milicia a mantener su postura de línea dura.

Fuente: The Jerusalem Center for Security and Foreign Affairs

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