La semana pasada, el presidente de Ecuador Daniel Noboa llevó a cabo una visita oficial al Brasil, donde se entrevistó con su homólogo brasileño, Luis Lula Da Silva, dos mandatarios con perfiles ideológicos opuestos, el primero de ellos, una claro representante de la centro-derecha, alineado con los EE.UU., mientras que el segundo es el fundador, junto a Fidel Castro y Hugo Chávez, del Foro de San Pablo, es decir, la representación de la izquierda latinoamericana, sin embargo, ambos coincidieron en abordar, seriamente, la grave problemática que constituye el Crimen Organizado y el Terrorismo Transnacional, que en el caso ecuatoriano es una amenaza a la gobernabilidad, en función de la relación casi simbiótica, entre ambas expresiones delictivas, y que trasciende lo regional.
Recordemos, que Daniel Noboa, político y empresario, quién lidera el partido Acción Democrática Nacional, ganó en 2da. vuelta, a Luisa González del partido Movimiento Revolución Ciudadana, representante del “Correísmo”, es decir, del ex presidente Rafael Correa, y asumió la presidencia de su país, el 23 de noviembre del 2023, y debido a la gravísima situación de inseguridad, decretó el 8 de enero del 2024, el “Estado de Excepción”, una figura legal que se aplica ante la existencia de un conflicto interno armado.
En síntesis, la situación ecuatoriana es producto de una sumatoria de factores negativos, un Ecuador endeudado, con una economía no diversificada, que depende exclusivamente de los ingresos del petróleo, que la hace presa de los vaivenes macro económicos globales, con una corrupción endémica que alcanza a todos los sectores e instituciones, y sumado a la imposibilidad de implementar políticas monetarias propias, debido a la dolarización, y este combo, ha constituido un gran atractivo para distintas organizaciones criminales, en particular vinculadas al narcotráfico internacional, con relaciones con grupos terroristas, y que han tomado a Ecuador como base de sus operaciones logísticas y para el blanqueo de activos provenientes de actividades ilícitas, que en el caso del narcotráfico, la droga no es producida en tierras ecuatorianas, sino que proceden de Colombia o del Perú.
Es así, que por un lado, son utilizados los puertos ecuatorianos en la costa del Pacífico, para la cocaína que tiene como destino Méjico y Guatemala, donde tras completada la fase final de elaboración, el producto de máxima pureza, llega al mercado consumidor de EE.UU., de la mano de los Cárteles mejicanos, el de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, quienes tercerizan sus actividades en los grupos criminales ecuatorianos, Los Choneros y Los Lobos, y esta situación ha incrementado el conflicto entre estas dos bandas, por la competencia y el control en el narcotráfico, en función de los intereses propios de los citados Cárteles mejicanos, una violencia que no sólo se da en las ciudades y regionales del Ecuador, sino también, dentro de las unidades carcelarias, provocándose verdaderas matanzas.
Sin embargo, en el presente esta situación se ha vista agravada, por la presencia y el accionar a nivel internacional de la Mafia Albanesa, una organización criminal que opera en Europa, América Latina y EE.UU., con solidas conexiones en Medio Oriente, cuya expansión a nivel global, se dio rápidamente tras el colapso del comunismo, en la década de los años 90 del Siglo pasado, cuyos orígenes están en los clanes familiares tradicionales o Fis, característica de las estructuras clánicas del mundo musulmán o Hamula, pues recordemos que Albania es el país europeo con un poco más del 90% de su población de fe islámica, y entre los Fis rige un código llamado Kanun, que dicta las normas de conductas y distribución territorial, en una Albania que históricamente ha sido un corredor del comercio en la región balcánica entre Asia y Europa, el que continuó durante el régimen comunista de Enver Hoxha, y aquellos tiempos, estos clanes se dedicaban a explotar las distintas rutas del Mercado Negro, pero a partir de los 90, sus actividades criminales diversificaron a las que se dedican hoy como, el narcotráfico y la trata de personas, que son las principales, pero también al contrabando de armas y al blanqueo de activos provenientes de actividades ilícitas.
Como lo adelanté, la Mafia Albanesa se está asentando en Latinoamérica, principalmente en Ecuador, a donde llegaron en el año 2000, y se ha constituido en la organización narco más importante en el envío de cocaína a Europa, aprovechando que tras el conflicto de los Balcanes, albaneses se dispersaron y se afincaron en distintas ciudades europeas, y tienen una presencia y un fuerte control en cinco puertos, en España en los de Algeciras y Valencia, en Alemania en Hamburgo, en Holanda en Rotterdam y en el de Amberes en Bélgica, mientras que la droga parte principalmente de los puertos de Esmeralda y Guayaquil, en Ecuador, pero también en menor escala, del de Buenaventura en Colombia y El Callao en Perú.
Ahora bien, la Mafia Albanesa ha establecido vínculos con grupos criminales locales, en especial, en la provincia ecuatoriana de Sucumbios, frontera con Colombia, quienes son los encargados de transportar la cocaína desde la región colombiana de Putumayo, hasta que llegan a los puertos ecuatorianos ya mencionados, y esto ha constituido a Ecuador, en el destino de la tercera parte de la producción de la cocaína colombiana, por el caso, en la región fronteriza Sucumbio-Putumayo, el Frente 48 de las FARC Disidentes, presente también en la región de Nariño, Colombia, trafican drogas y armas, asociado con el grupo criminal colombiano La Constru, que bajo el padrinazgo de los albaneses controlan Sucumbios, donde tienen bares, hoteles, clubes nocturnos, supermercados e incluso clínicas, y en el que además del tráfico ilícito de drogas y armas, se dedican al contrabando de combustible, a la minería ilegal y al tráfico humano para la explotación sexual, del que muchas de las víctimas, terminan ejerciendo la prostitución en Europa de la mano de la Mafia Albanesa, asociada con la organización criminal italiana la Ndrangheta, ambas estructuradas en clanes familiares, lo que hace muy difícil la infiltración de agentes de la Ley encubiertos.
Además de las dos bandas ecuatorianas ya mencionadas, hay un tercera, los Tiguerones, y las tres a su vez subsidian a grupos más pequeños, estimándose que al presente existen unas 22 bandas criminales, integradas por al menos 20.000 miembros, que se dedican a la comisión de otros delitos como ser, homicidios, robos violentos, extorsiones y secuestros, y en este escenario, la Mafia Albanesa aprovecha para desplegar un sofisticado entramado empresarial, utilizando el sistema bancario y financiero local, aprovechando la dolarización, para legitimar activos provenientes de ilícitos, y esas estructuras empresariales, son las responsables también, de traficar la droga a través de compañías de almacenamiento y transporte, en particular navieras, de allí su presencia y control en los puertos citados de Esperanza y Guayaquil, en la costa del Pacífico.
De esta manera, la Mafia Albanesa lleva a cabo el tráfico de drogas bajo la fachada de exportaciones legales a través de una estructura empresarial, caracterizada por la discreción logística para eludir sanciones, seis de esas empresas en particular, se dedican a la exportación de bananas, y están activas desde el 2014, y pese a que se han realizado procedimientos con incautación de cocaína, tras cambios en los respectivos directorios y estrategias legales, continúan sus actividades ilícitas, son los casos de: Masabi Fruit, Albafresh, Jordil Sha y Elkos-Fat & Bes, en el sector exportador de plátanos, mientras que McFood y Zico Sha Bana King, lo hacen tanto con la exportación de bananas como de carne congelada, y pese a las incautaciones y los consecuentes escándalos, han seguido adelante con su operaciones. En este sentido, lo que resulta extraño es que, durante el gobierno de Rafael Correa, el Ministerio de Agricultura y Ganadería, se suponía que aplicaba un sistema de cupos de exportación de plátanos en relación a las hectáreas de cultivo, el llamado sistema Unibanano, sin embargo, mientras estuvo Correa, como así también, sus sucesores en la presidencia, Lenin Moreno y Guillermo Lasso, no se efectuaron auditorías, hasta que con el actual mandatario, Noboa, se realizó con la cooperación de Alemania, la primera auditoría, que arrojó la existencia de más de 50 empresas fantasmas, a las que se les había adjudicado cupos de exportación, y esto puso en evidencia la impunidad y hasta la protección con que se operaban, y como prácticamente la totalidad de los funcionarios y empleados del Ministerio de Agricultura y Ganadería, estaban cooptados por la Mafia Albanesa.
Un ejemplo del patrón de reciclaje empresarial, antes señalado, son los casos de: Erjon Peti y Klajdi Xibrau, de la Masabi Fruit, que fueron reemplazados por Shyqyri Xibrau, luego del decomiso de droga, y otro es el de, Trifon Murataj, de Zico Sha Bana King, quién fue retirado del directorio por un tiempo, y luego regresó a su puesto, y es el responsable de la ruta del narcotráfico de Puerto Bolivar, Ecuador a New Jersey, EE.UU., como así también del comercio de carne congelada a Brasil, que le posibilita la conexión con las mafias cariocas y paulista.
Una figura relevante en la red albanesa es, Dritan Rexhepi, quién antes de establecerse en el 2014 en Ecuador, había fugado de unidades carcelarias de Albania, Bélgica y Países Bajos, y una vez detenido y alojado en una cárcel de alta de seguridad ecuatoriana, estableció fuertes vínculos con los líderes de la banda de Los Choneros, dirigiendo desde la prisión las operaciones de narcotráfico internacionales, pero en el 2021, se le otorgó inexplicablemente o no, arresto domiciliario del que se profugó, siendo aprehendido en el 2023 en Turquía.
Otro caso es el del albanés Dritan Gjika, responsable de traficar 4 Tn. de cocaína por mes desde Colombia a Ecuador y luego enviarla a Europa, utilizando para esto, la cobertura de 12 empresas legales del sector inmobiliario y frutícola, en algunas de las cuales estaba en sociedad con el empresario ecuatoriano Rubén Cherres, cuñado del entonces presidente Guillermo Lasso, y que fue asesinado en el 2023, tras lo cual Gjika se fugó de Ecuador y fue recientemente detenido en el 2025, en E.A.U., y se encuentra sujeto al trámite de extradición.
Hay que señalar, que el actual gobierno del presidente Daniel Noboa, ha adoptado una postura firme en la lucha contra el Crimen Organizado y sus conexiones con el Terrorismo Transnacional, prueba de esto es que el pasado 3 de julio, la Policía Nacional de Ecuador, incautó en un procedimiento en una finca de la ciudad de Guayaquil, 3 Tn. de cocaína, ocultas en cajas de plátanos, listo para exportar, y a la detención de cinco individuos relacionados con la Mafia Albanesa, asimismo, la semana pasada, las autoridades ecuatorianas entregaron a los EE.UU., a dos líderes narcos, Omar Auseno B, alias El Llanero y Nirama Ch.G. alias Nirama, el primero de los nombrados, El Llanero, vinculado al Frente 48 de las FARC Disidentes, y responsable de campos de cultivo y laboratorios en la región de la frontera colombo-ecuatoriana, y ambas extradiciones, las segundas, pues la primera fue la del líder de los Choneros, Adolfo Macías, alias Fito, con vínculos con el ya mencionado narco albanés Dritan Rexhepi, fueron posibles a las reformas constitucionales implementadas por el presidente Noboa, pues antes, la Carta Magna ecuatoriana impedía la extradición de connacionales, y es una de las 11 reformas que comenzaron a regir a partir de abril del año 2024, y que fueran aprobadas por el 64% de votos a favor, en el referéndum popular celebrado para abordar la problemática de la amenaza del Crimen Organizado, algo se ve reflejado en la estadística de 39 homicidios por cada 100 mil habitantes, la más alta de Latinoamérica en estos momentos, donde Guayaquil, Esmeralda y Manabí, son los principales epicentros de criminalidad.
Sin embargo, la Mafia Albanesa también actúa en el Perú, lo que quedó en evidencia ya en junio del año pasado, con la incautación de 18Tn. de cocaína, disimuladas en embarques de hortalizas, que estaban por partir de Ciudad Trujillo, en el norte peruano, hacia el puerto de Rotterdam, Países Bajos, y más reciente, otro secuestro de la misma droga, 2Tn., donde se identificó a dos ciudadanos albaneses, Malo Franc (a) El Pelao y Meta Gentjan (a) Barba, quienes ingresaron al Perú desde Ecuador, y son los responsables del sector logístico y financiero de la Mafia Albanesa en tierras peruanas, y más recientemente, se ha comprobado los nexos entre los albaneses y el Cártel de Sinaloa, en que los primeros son los responsables del lavado de activos del narcotráfico mejicano.
El ejemplo de la Mafia Albanesa, en particular una de sus ramas más poderosas, Kompania Bello, nos muestra un nuevo paradigma, desde una visión macro del Crimen Organizado y su interrelación con otras organizaciones criminales y con el Terrorismo Transnacional, es que al igual que lo hacen los Actores Estatales, buscan distintas vías de integración, tanto regional como internacional, y este proceso se realiza en tres niveles: 1) entre organizaciones y grupos criminales y terroristas, locales regionales e internacionales, 2) en el control de áreas y actividades de empresas pantalla, y 3) en la convergencia de rutas para el tráfico ilícito de todo tipo, seres humanos, armas y drogas. Esta interrelación, entre estos grupos criminales, se traduce en prestaciones que cada una puede aportar, como ser ubicación y control geográfico, seguridad de rutas o medios para el tráfico ilícito o los servicios financieros para el blanqueo de activos, lo que nos muestra, que se aplican los principios económicos del Modelo de Ventajas Comparativas, y esto ha potenciado un accionar, caracterizado por las conexiones a nivel regional y global, que incluye vínculos simbióticos de Cárteles del Narcotráfico, Mafias locales e internacionales y Organizaciones Terroristas Transnacionales.
Finalizando la columna de hoy, mis reflexiones son las siguientes: 1) en el escenario global actual, las relaciones entre los grupos u organizaciones del Crimen Organizado y el Terrorismo Transnacional, se caracterizan por obtener beneficios mutuos, ejemplos como el de la Mafia Albanesa con las FARC Disidentes o el del PCC o Primer Comando Capital, de San Pablo, Brasil con el Hezbollah, lo confirman; 2) la conformación de Narco-Estados, como el caso de Venezuela, son funcionales a esa interrelación entre el Crimen Organizado y el Terrorismo Transnacional; y 3) las amenazas a la Seguridad Internacional, provenientes de estas expresiones delictivas en la actualidad es multifacética y constituyen un nuevo paradigma, que exige a los Estados Democráticos, adoptar posturas más firmes, con legislaciones que estén de acuerdo a estos nuevos desafíos, y a acrecentar la cooperación internacional, por lo cual concluyo con una frase del filósofo alemán Ernst Cassider, que dijo: “ El ciudadano está maniatado, sin posibilidad de cambiar las cosas, mientras los gobiernos sigan naturalizando el delito.”.-