Las protestas contra Israel obligan a suspender el final de la etapa de la Vuelta en Bilbao

Las protestas de cientos de aficionados durante la 11ª etapa de la Vuelta a España, contrarios a la presencia del equipo Israel Premier-Tech en la ronda española, han provocado ayer miércoles la suspensión de la carrera antes de su llegada a la meta de Bilbao. Fue tal la magnitud de las manifestaciones a favor del pueblo palestino que la organización se vio obligada a cancelar la llegada y parar el cronómetro a tres kilómetros de la bandera a cuadros. No habría ganador, ni podio.

La  publicación del diario El País, detalló como lo vive España. La afición vasca, tan entregada al ciclismo, vio cómo la carrera vivía momentos de enorme tensión, que ya se vieron en algunas cunetas, hasta el punto de que en uno de los pasos por la meta llovieron los empujones y las octavillas, y algunas banderas palestinas llegaban a rozar las caras de los corredores. Las protestas se saldaron con tres detenidos y cuatro policías heridos.

Bilbao no rueda, pero poco le falta, pues su pasión por la bici, como por el Athletic, es inflexible y contagiosa, tradición e historia, incluso orografía. Late pedaleadas en los aledaños de San Mamés, donde los aficionados colapsaron las calles, infinidad de maillots y gorras, de vítores y asombro. No así con el equipo  de Israel, centro de las críticas por la reverberante protesta en favor de Palestina, al punto de que antes de comenzar la carrera, aunque ya lanzados los corredores, varios aficionados, pancarta en mano de Palestina Askatu [libre], detuvieron el paso del pelotón. No fue algo pactado ni con la aprobación de la organización, pero fue pacífico y en cuestión de segundos se resolvió. La carrera venía con curvas y ascensiones, pero con más tensión en las cunetas que en el asfalto.

Eso se vio con el primero de los dos pasos por meta, cuando la Ertzaintza tuvo que contener a los protestantes, que querían entrar en el recorrido. Empujones, refriegas y también una lluvia de octavillas. Mucha tensión. “La situación era incontrolable”, aceptó Kiko García, director técnico de la Vuelta, que en la noche pasada se reunió hasta altas horas con el equipo de Israel sin acabar de decidir nada. Para la organización, la solución pasa por su renuncia a competir. Para el equipo, no. “Es el momento de que las familias implicadas tomen una decisión. Nosotros, como organizadores, no podemos, pero intentemos entre todos forzar la situación”, resolvió. Y agregó: “Solo hay una solución y eso pasa porque el propio equipo de Israel se dé cuenta de que estando aquí no facilita la seguridad de los demás”. Un grito claro hacia la UCI, que, cerca de las nueve de la noche de este miércoles ha publicado un comunicado en el que condenaba lo sucedido en la etapa: “La UCI reafirma su compromiso con la neutralidad política, la independencia y la autonomía del deporte, de conformidad con los principios fundacionales del Movimiento Olímpico”. Carlos Verona (Lidl-Trek) fue más diáfano: “La UCI es la que tiene que tomar cartas en el asunto porque es una pena que ante la mejor afición del mundo ocurra esto. Todo el mundo puede protestar, pero que no interrumpan el trabajo de otros”. Joan Bou (Caja Rural) se sumó: “Era inviable acabar la etapa tras el primer paso por meta. Cada vez son peores los incidentes”. Y Castrillo (Movistar) amplió: “Sabíamos que sería un día peligroso, pero hemos pasado miedo”.

Varios manifestantes invaden un tramo de la Gran Vía de Bilao al paso de la Vuelta, este miércoles.
MIGUEL OSES (AP)

Esa inseguridad es con la que convive el equipo de Israel, que desde hace días se ha quitado del autocar y de los maillots las referencias al país, por más que sigan con la estrella de David como logo visible. Ellos, al contrario del resto, no pasan a firmar antes de las etapas y tienen seguridad en la carrera y en la carretera, pues al autocar lo escolta siempre la policía, del mismo modo que también hay cuerpos de seguridad en los hoteles en los que se alojan. “Pero ya no nos preocupa solo su seguridad, sino la de todos. Está en riesgo la vida de muchos deportistas”, lamentó Kiko García, que apostilló: “Entendemos las protestas y deben existir. Pero sin traspasar la línea de la violencia porque esto puede ser mucho peor. Hay que poner todo en la balanza y ver si se puede poner en riesgo la Vuelta o seguir protegiendo a un equipo que pone en riesgo lo demás”.

Una manifestante a favor de Palestina durante la Vuelta ciclista en Bilbao, este miércoles.
MIGUEL OSES (AP)

 

Fuente: El País

Foto de portada: MIGUEL TOÑA (EFE)