El periodista y especialista en Medio Oriente, Henrique Cymerman, analizó las repercusiones del reciente ataque israelí en Doha, donde se intentó eliminar a líderes de Hamás. En diálogo con Radio Jai, sostuvo que aún existe mucha incertidumbre sobre el desenlace de la operación, pero remarcó que se trata de un hecho estratégico que marcará la dinámica regional.
“Es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Probablemente en unos días podremos entender mejor lo ocurrido, pero lo cierto es que estamos ante un evento estratégico. Hasta ahora los líderes de Hamás tenían inmunidad en territorio catarí”, explicó Cymerman, al detallar que los dirigentes en Qatar se oponían a cualquier plan de alto el fuego impulsado por Estados Unidos.
El periodista recordó que Washington estaba al tanto de la operación: “Sé que 24 horas antes del ataque hubo una reunión en Miami entre el hombre de Netanyahu y el hombre de Trump en Medio Oriente. No me puedo imaginar que hablaron solo del tiempo y de la comida. Estados Unidos fue informado de lo que iba a ocurrir”. Sin embargo, advirtió que no está claro si el objetivo de eliminar a los cabecillas se cumplió: “Trump no le gusta losers, los perdedores. Si Netanyahu fracasó, eso es clave”.
En el plano interno, destacó que el Mossad no apoyó la operación y que su jefe, David Barnea, mantiene vínculos constantes con Doha en el marco de las negociaciones por los rehenes. También planteó interrogantes sobre los futuros liderazgos de Hamás: “El único lugar donde están los cuadros de reemplazo es en las cárceles israelíes”.
Respecto a la reacción árabe, señaló que “oficialmente hubo condena total”, pero insinuó que Israel contó con la complicidad de algunos países para llegar hasta Qatar. Incluso mencionó que “Egipto y Qatar advirtieron a Hamás de antemano del ataque”, lo que habría debilitado su impacto.
Finalmente, Cymerman subrayó el rol ambiguo de Doha: “Qatar juega un doble juego. Es la sede de los Hermanos Musulmanes, de Hamás y de Al Qaeda, pero al mismo tiempo alberga la principal base de Estados Unidos en la región. Nada es lo que parece”. Para el analista, este episodio fortalece el papel de Egipto como mediador en la cuestión de los rehenes y tendrá repercusiones en toda la región.
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