Israel y Qatar: entre la guerra y la diplomacia

En los últimos días, la región de Medio Oriente ha vuelto a mostrar la intrincada interacción entre operaciones militares y diplomacia internacional. Israel llevó a cabo un ataque selectivo contra objetivos vinculados a Hamas en Qatar, un país que, a la vez que promueve la diplomacia global, alberga y financia grupos considerados terroristas por la comunidad internacional.

La operación buscaba, entre otros objetivos, debilitar la cúpula política de Hamas. Sin embargo, hasta el momento, solo se han confirmado bajas de rangos medios, lo que plantea interrogantes sobre la eficacia de las estrategias de “decapitación” de liderazgos en conflictos híbridos e irregulares. La coordinación con Estados Unidos y la posible advertencia a Qatar reflejan la complejidad de intervenir en territorios donde convergen intereses diplomáticos, militares y de seguridad.

El caso de Qatar evidencia un doble rasero: convive con bases militares estadounidenses mientras aloja a líderes de grupos armados, y su influencia en medios de comunicación internacionales, como Al-Jazeera, fortalece su papel como actor relevante en la narrativa del conflicto. De manera paralela, la frontera egipcia con Gaza ha sido históricamente un canal crítico para la movilización de recursos y armamento, lo que subraya que la seguridad regional depende también de actores vecinos y de su postura frente a Hamas.