Límites. Reflexión.

“Cuando edifiques una casa nueva, deberás hacer un barandal para que no pongas sangre sobre tu casa si se cae el caído”.
 Deuteronomio, Ki Tetzé 22-8

Límites
Poner barreras, o poder separar las aguas, es uno de los grandes objetivos de la Torá.

Mi madre me repetía que las Sagradas escrituras son siempre una enseñanza moral.

Todo mandamiento, tiene varias explicaciones que van desde lo textual a lo metafórico 

Donde también se insinúa lo alegórico y hasta lo místico y oculto que anida en lo profundo de la letra.

Límite. Significado
Línea imaginaria o real que divide dos territorios, o dos países. Y podría extenderse hacia frenos qué uno debe aplicarse diariamente, en nuestra respuesta ante infinitos estímulos o situaciones.

El límite se encuentra íntimamente ligado al libre albedrío.

Pensar en el otro.

Nuestro prójimo debe ser considerado. Tenido en cuenta.

Se necesita ser previsor. Nuestro vecino o amigo o conocido, o nuestro paisano, no es un eventual o un ocasional en nuestra vida o existencia.

Nuestro prójimo tiene valor intrínseco, y debemos respetarlo en la misma medida que respetamos a D’os.

Nuestro prójimo no debe ser solo un medio. “El otro” es un fin en sí mismo. 

Una cadena de Mitzvot.

O preceptos, a los fines de limitar nuestro egoísmo.

“Y amarás a Tú prójimo como a ti mismo”, “Y no te detengas ante la sangre de tú prójimo”.

“Justicia, justicia perseguirás”. Etc.

El barandal.

Es la previsión, de poder prever situaciones. Poner defensas, sea a nuestras futuras acciones, a los fines de evitar fatalidades, sea por comisión o por omisión.

Poder evitar peligros inmediatos o a futuro.

Ki Tetzé. Final

Cuando salgas a pelear contra tu propio ietzer o instinto o cualquiera de las fuerzas de oposición, debes estar preparado. Ser fuerte y proactivo.

Para poder enfrentar tu propio orgullo, tu egoísmo y tu codicia, y tu propia desidia.

Elementos estos, que cambian o se transforman en aquellas voces interiores que solo pretenden probarte, y la ganancia de ellos es tu pérdida. Ya que dejas o mermas de cumplir mitzvot o preceptos, y te empobreces espiritualmente.

Para concluir: “la madre de todas las batallas tiene lugar en el interior de todo ser humano”.

Aquí, se encuentra o reside el meollo (la parte principal o esencial de algo) de la cuestión.

Shavua Tov.

Dr. Natalio Daich

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