Dar forma al futuro

Se ha iniciado un nuevo año, el 5786, en la vida del Pueblo Judío, y estamos a pocos días de cumplirse los dos años, en el que Israel, los israelíes –judíos y no judíos-, están viviendo una pesadilla, cruel y sangrienta, sufriéndola en primera persona, pero también la Diáspora Judía, en tercera persona, que comenzó a padecer el rebrote del antisemitismo, aunque para ser más preciso, digo, antijudaísmo, a nivel global, por ejemplo tomando como caso testigo a los EE.UU., nos muestra que desde el estallido del conflicto hasta final del año ppdo., se dieron más de 2.000 incidentes, lo que representa un aumento del 470%, y con este escenario, la semana pasada se reunió la Asamblea General de las Naciones Unidas, la organización que con sus luces y sombras, constituye el foro de las relaciones internacionales, y más allá de las críticas –muchas por cierto- que se le pueden hacer, tanto a algunos de sus funcionarios, sea por sus acciones o por ausencia de las mismas, incluidos sus distintos órganos, y aunque no se debe ni minimizar ni desconocer a la ONU, representa la hipocresía institucionalizada.

Dicho esto, la cuestión del conflicto entre un actor de Derecho Internacional, el Estado de Israel, y la organización político terrorista islamista palestina HAMAS, la cuestión del reconocimiento de un Estado Palestino, centraron la atención de la comunidad internacional, la que antes, durante y después de la Asamblea General, adoptaron sus posturas, por el caso, en la primera de las cuestiones mencionadas, se continuó equivocadamente, con la calificación de “Genocidio”, a las acciones llevadas a cabo por Israel para combatir al terrorismo palestino, evidenciando un ignorancia supina de lo que real y jurídicamente encierra dicho término, y como éste es utilizado por mandatarios, medios de comunicación y diferentes colectivos contestatarios, pero olvidan verdaderos actos de genocidio que se están perpetrando en otras partes del mundo, como ser, en Nigeria, en su región norte, donde a lo largo del año pasado fueron martirizados, asesinados a decena de miles cristianos a manos del grupos islamistas radicales, en particular por la organización terrorista Boko Haram, sin ir más lejos, días pasados masacraron a 200 cristianos en un refugio católico en Yelwata, niños, mujeres y hombres asesinados por el grupo yihadista Fulani, fundadores del Califato Sokoto, en el norte de Nigeria, pero ninguna de las potencias occidentales, ni sus mandatarios, ni los colectivos contestatarios, ni siquiera la Santa Sede, dijeron o hicieron algo, me pregunto, ¿no es esto una manifestación de hipocresía?.

Sin embargo, con Francia como punta de lanza, se ha propuesto el reconocimiento de un Estado Palestino, si bien, también exige seguridad para Israel y ratifica la lucha contra el terrorismo, y al que se le han sumado otros países europeos, como ser el Reino Unido, Portugal y por supuesto, la España del impresentable y corrupto gobierno de Pedro Sánchez, y todos responden a una “agenda progre”, que le ha quitado autonomía estratégica, y condicionan la seguridad de países que sufren la expansión demográfica de bolsones islamistas radicales, con una actividad proselitista basada en el yihadismo radical, que parte de las mezquitas cada vez más numerosas, por el caso, en el Reino Unido hay 3000 mezquitas, 50 consejos de la Sharia y en 130 barrios impera la ley islámica, en Francia, con más de 7 millones de musulmanes, con ciudades como Marsella con más del 40% de su población islámica, o España con más de 2 millones, y aumentando en regiones como Cataluña, y Bélgica, en cuya ciudad capital, Bruselas, tiene un barrio al que prácticamente no ingresa nadie que no sea musulmán, me refiero a Molembeek, en una palabra, una Eurarabia, como bien dijo la escritora italiana Oriana Fallaci, y si bien han sufrido atentados terroristas, no tienen que vivir con un vecino que periódicamente les lanza ataques de misiles y cohetes, ni han sido invadidos a sangre y fuego, sin embargo, acusan a Israel por las acciones militares contra los elementos terroristas, que gobiernan Gaza desde el año 2007.

Haciendo un poco de Historia, a mediados de noviembre de 1988, en Argel, Argelia, el Consejo Nacional Palestino en el exilio, proclamó la creación del Estado de Palestina, y a partir de entonces, el reconocimiento internacional del status de entidad estatal, ha sido el principal objetivo de la OLP, y para fines de aquel año, 80 países así lo reconocieron, luego en noviembre de 2012, la Asamblea General de la ONU, le otorgó el status de Estado Observador no miembro, y para el inicio de la semana pasada, 155 de los 193 países miembros plenos de la organización, reconocen al Estado de Palestina, incluidos los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, en este contexto, históricamente el Estado de Israel, ha adoptado la postura que sólo puede ser establecido un Estado Palestino, como resultado de negociaciones directas entre Israel y la ANP, sin embargo, temas tales como la delimitación de fronteras definitivas, los asentamientos israelíes en Cisjordania, la aplicación del llamada Derecho de Retorno de los refugiados palestinos y el status de Jerusalén, son obstáculos que no se han podido allanar, y si a esto sumamos la continua actividad terrorista, que ha tenido su punto de inflexión, con el sangriento y barbárico ataque del 7 de octubre de 2023, ha llevado al actual gobierno del 1er. ministro Benjamín Netanyahu a negar la posibilidad de un Estado Palestino.

En abril del año pasado, se puso a votación en el Consejo de Seguridad de la ONU, la solicitud que el Estado de Palestina sea admitido como Estado Miembro, de los 15 países, 12 votaron a favor, 2 se abstuvieron y sólo 1, los EE.UU., lo hizo en contra e hizo valer su veto para que la solicitud sea denegada, sin embargo, luego en mayo la Asamblea General, le devolvió la solicitud al Consejo de Seguridad, por considerar que la misma reunía los requisitos para la admisión, tras una votación con 143 votos a favor, 25 abstenciones y 9 negativos, entre éstos además de los EE.UU. e Israel, la Argentina, pero en la reciente Asamblea General, hay importantes países que sólo admiten el status de Estado Observador, o bien condicionan la posibilidad de membrecía de Palestina, a la devolución de todos los rehenes en poder de HAMAS y al cese al fuego e inicio de negociaciones, por el caso en lo que hace a la UE., están Alemania, Andorra, Austria, Bélgica, Croacia, Dinamarca, Estonia, Lituania, Letonia, Italia, Grecia, Finlandia, Macedonia del Norte, Moldavia, Países Bajos, República Checa y Suiza, en cuanto al continente americano, los EE.UU. y Panamá, y respecto a Asia, Japón, Corea del Sur y Singapur, más Nueva Zelanda por Oceanía.

Y en este contexto, el presidente de la ANP, Mahmud Abbas, días pasado se dirigió a la Asamblea General, reiterando el pedido que se reconozca un Estado Palestino, como miembro de la Organización, y el derecho a su existencia como sujeto de Derecho Internacional, y pidió por la liberación de los rehenes y prisioneros de ambas partes, y afirmó que se quiere edificar un Estado libre de extremismos, moderno y seguro, lo que hasta ahora, se contrasta con la posición del sector ultranacionalista del gobierno israelí, que rechaza la solución de dos Estados, y en parte refleja, como el ataque del 7 de octubre del 2023, afectó negativamente la opinión del ciudadano israelí, y que se puede apreciar en un Informe del Instituto Pew Research Center de Washington D.C., : 1) en cuanto a la Solución de Dos Estados, la opinión de la población israelí judía, en el 2014 un 50% estaba a favor, para finales del 2023 bajó al 32% y en la actualidad apenas llega al 20%, por su parte en la población árabe israelí, del 74% a favor en el 2014, bajó en el 2023 al 41% y al presente registró un repunte, llegando al 49%; 2) si esto lo trasladamos al abanico político, en la Izquierda encontramos un 71% por el SI, un 17% por el NO y un 12% no respondió, en cuanto al Centro, un 53% por el SI, un 24% por el NO y un 23% no respondió, y en la Derecha, 11% por el SI, el 77% por el NO y un 12% de indecisos.

El mismo Informe, nos muestra dentro de la población judía israelí, como juega la cuestión religiosa, es así, que respecto a la solución y coexistencia de dos Estados, en el sector Secular, el 75% está por el SI, el 21% por el NO y un 4% indecisos, en el sector Conservador,60% por el SI, 35% por el NO y un 5% no responde, en el sector Ultraortodoxo o Haredim, 46% por el SI, un 48% por el NO y un 6% de indecisos, y en cuanto al sector de los nacionalistas religiosos o Dati Leumí, el 17% por el SI, un 79% por el NO y un 4% de indecisos, y estos resultados se dan en una sociedad israelí conformada, por 81% de judíos israelíes y un 19% de israelíes no judíos, y dentro del primer sector, tenemos un 40% seculares, 23% conservadores, 10% de nacionalistas religiosos y un 8% de ortodoxos, mientras que en la población israelí no judía, encontramos un 14% de cristianos, 2% de drusos, 2% de musulmanes y un 1% sin religión.

Lo reseñado, es una clara demostración de cómo el 7/10 afectó a la sociedad israelí, pero también como lo ha hecho con la geopolítica de Medio Oriente, pues torpedeó las conversaciones para la normalización de relaciones con el Reino de Arabia Saudita, que contaban con el respaldo de Washington, y se enmarcaban en la Diplomacia Periférica esgrimida por Israel a través de los Acuerdos de Abraham, celebrados con E.A.U., Bahrein, Sudán y Marruecos, e incluso había muestras de acercamiento de Qatar y Omán, todo lo cual significaba una reconfiguración geopolítica de la región, y con consecuencias geoeconómicas a nivel global, sin embargo, en la actualidad todo ese positivo avance, cuando menos está en stand by, sin olvidar a Egipto y Jordania, con quienes Israel tiene Acuerdos de Paz, y en ese contexto, a dos años del inicio del conflicto, el gobierno de Israel ha adolecido de un vacío estratégico, pos bélico, más allá de los éxitos tácticos militares, habiendo desmantelado kms. de túneles, destruido el arsenal misilístico y cohetería de Hamas, causado numerosas bajas de sus combatientes y eliminado a las principales figuras del buró político y del militar, lo que demostrado que el gobierno israelí parece ignorar o no aceptar, que los líderes se pueden eliminar, pero la ideología no, lo que obliga a buscar otras alternativas.

El costos en vidas, la crisis interna dentro de la sociedad israelí, que se ha dado incluso entre la visión del gabinete y la de los mandos militares, sin olvidar los costos económicos que son consecuencia de toda guerra, se le suman el deterioro diplomático con efectos negativos, que han sido aprovechados y potenciados por actores estatales y no estatales enemigos o contrarios a Israel, y no es lo que necesitan ni los israelíes en primera persona, ni los judíos de la Diáspora en tercera persona, por eso reitero, sería momento para contemplar y repensar nuevas alternativas, que es lo que ofrece el Plan de 20 Puntos que propone el presidente Donald Trump, el que prevé la liberación de todos los rehenes, que hoy son 48 de los cuales, al menos 20 seguirían con vida, la liberación de 250 presos palestinos condenados a cadena perpetua y otros 1.700 detenidos después del 7 de octubre del 2023, la desmilitarización y desradicalización de Gaza y de los gazatíes, en este sentido se establecerá un proceso de diálogo interreligioso para la coexistencia y tolerancia confesional, el desarme de HAMAS y su exclusión de una futura administración o gobierno, la retirada gradual de las FDI de Gaza, reemplazada por una Fuerza de Estabilización Internacional, la que trabajará con Egipto e Israel en la seguridad fronteriza, la reconstrucción de Gaza a través del financiamiento y el apoyo político de países árabes, la supervisación internacional en el proceso de reconstrucción y transición política, ayuda humanitaria internacional irrestricta, tal como se acordó en enero del 2025, garantizar la seguridad del Estado de Israel y el apoyo de los socios regionales, para que HAMAS cumpla con sus obligaciones, la implementación de reformas políticas en la ANP que garanticen una legítima gobernabilidad y libre de corrupción, y quizás el punto más destacable es la gobernanza transitoria de un Comité tecnocrático y apolítico, integrado por palestinos calificados y expertos internacionales, que será supervisado por una “Junta de Paz” presidida por el presidente Trump, el ex 1er. ministro británico Tony Blair y otros Jefes de Estado, y por supuesto, EE.UU. es el garante y mediador de la implementación de este Plan, y de facilitar el diálogo entre Israel y los palestinos, y la propuesta de Trump, tiene el correlato del proyecto presentado por Francia y el Reino de Arabia Saudita.

A mi modesto entender, el Plan del presidente Trump compromete a mandatarios occidentales y a los países árabes a construir no sólo una entidad estatal palestina, sino también a una estabilidad regional, lo que es aceptado por importantes estados musulmanes, tal como queda plasmado en la declaración conjunta de los ministros de RR.EE., de Arabia Saudita, Egipto, EAU, Jordania, Indonesia, Pakistán, Qatar y Turquía, y que también los compromete con garantizar la seguridad de Israel, pero coloca al 1er. ministro israelí Netanyahu, y a la coalición que conforma su actual gobierno en una posición difícil, y diría hasta insostenible, teniendo en cuenta que los representantes de los sectores ultranacionalista y ultra religiosos, tienen una visión muy distinta en cuanto al futuro de Gaza, y si bien, no figura en el Plan Trump, el presidente estadounidense ya declaró que no acepta la anexión israelí de Cisjordania, todo lo cual implicaría la caída de la coalición y por ende del gobierno, que daría lugar a un proceso eleccionario, y en ese posible escenario, la actual oposición no cuenta con una figura de la estatura política para competirle a Netanyahu, quién por otra parte, no hay que olvidar que enfrenta causas judiciales que podrían tener una sentencia condenatoria, más allá de la investigación que se realice –como debe ser- sobre las responsabilidades de quienes integraban los estamentos del gobierno, de las FF.AA. y de Inteligencia y Seguridad, que permitieron que ocurriera la barbarie del 7 de Octubre del 2023.

Finalizando la columna de hoy, mis reflexiones son las siguientes: 1) no olvidar que la organización político terrorista palestina HAMAS, fue el agente agresor, el responsable de la matanza, el secuestro y la violación del soberano territorio israelí, aquel 7 de octubre del 2023; 2) recordar que el Estado de Israel respondió 20 días después con la Operación Espadas de Hierro, haciendo legítimo uso del Derecho de Defensa, tal como lo contempla el Art. 51 de la Carta de la ONU, sin olvidar -lo que si olvida el Sec. Gral. de esa organización, Antonio Guterres-, la Resolución 1368/2001 sobre el Derecho de Defensa Individual y/o colectiva, la Resolución 1566/2004 que define los actos de terrorismo y la Resolución 60-288/2006 que afirma que el terrorismo es una de las amenazas más grave a la Paz y a la Seguridad Internacional; 3) la equivocada utilización del término “Genocidio” por gobiernos, Ongs y medios de comunicación y redes sociales, que instrumentado por las corrientes “Progresistas”, han sido un factor más que significativo para una renovada ola de anti judaísmo a nivel global; 4) desde el día posterior al ataque del 7 de octubre, el gobierno de Israel ha padecido de un vacío estratégico, tanto en el plano diplomático, como en el político pos conflicto, y que ha sido un factor que ha prolongado la guerra, atizado por la visión mesiánica de los sectores más extremos de la Derecha israelí; 5) lamentablemente, el objetivo de la liberación de los rehenes, en su totalidad, a dos años, por el uso de la fuerza no se ha cumplido, aún hay 48 de ellos en mano de HAMAS, de los que al menos se estima que 20 continúan con vida; 6) a dos años de iniciarse la Operación Espadas de Hierro, no se logró acabar con la organización terrorista, y más allá de los altos mandos -políticos y militares- eliminados, la ideología yihadista ha seguido presente; 7) por último, el discurso del 1er. ministro Benjamín Netanyahu, en la Asamblea General de la ONU, de la semana pasada, ha tenido claros y oscuros, con expresiones altisonantes y poco pragmatismo, y que no se condice con el Plan de los 20 Puntos del presidente Trump, pero ahora parece haber recapacitado en su actitud, no sólo por el bienestar de Israel, sino también por una positiva reconfiguración geopolítica y geoeconómica de Oriente Medio, por eso me parece apropiada para terminar, la frase de Shimon Peres, “ No podemos cambiar el pasado, pero podemos dar forma al futuro.”.-