Itzik Horn, periodista y padre de hijos secuestrados por Hamás, compartió su experiencia personal y su visión sobre la compleja situación política en Gaza y Medio Oriente.
Horn combina su rol de corresponsal con la angustia de vivir desde hace dos años la espera por la liberación de su hijo Eitan, mientras su otro hijo, Yair, fue liberado físicamente pero sigue afectado emocionalmente. “Ni Yair ni ninguno de nosotros va a poder comenzar la rehabilitación hasta que no vuelva [Eitan], nos falta un pedazo”, expresó Horn.
El periodista criticó la interpretación occidental de los intentos diplomáticos y la propuesta de 21 puntos presentada por Donald Trump. “El que trate de entender la realidad política del Medio Oriente con la mentalidad occidental judeocristiana está viendo otra película”, señaló, destacando que Hamás utiliza a los rehenes como su última carta de presión y que los acuerdos internacionales son complejos y frágiles.
Horn también abordó la intervención de actores como Qatar y Turquía, subrayando su papel estratégico y económico en las negociaciones. “Cualquier terrorista del mundo, en el momento que se sienta que Israel lo puede eliminar, se va a vivir a Qatar, porque Estados Unidos resolvió que quien ataque en Qatar es como si atacara a los Estados Unidos”, afirmó.
A pesar de la tensión y la incertidumbre, Horn mantuvo un mensaje de esperanza y solidaridad. Recordó el apoyo de ciudadanos israelíes y árabes que siguen rezando y acompañando a las familias afectadas: “Nos duele exactamente igual que a un judío… Dígame, ¿qué más podemos hacer?”, contó que le dijeron recientemente dos árabes cristianos que lo reconocieron, reflejando la unidad humana frente a la tragedia.
Finalmente, Horn reafirmó su esperanza en un desenlace positivo para su familia y el país. “Sigo creyendo que a pesar de todo, tal vez ese milagro aparezca y podamos recomenzar, como todo el pueblo judío y el Estado de Israel, la vida cuando vuelvan, entre otros, mi hijo”, concluyó.
Escuche la entrevista completa.
Itzik Horn: Otra semana de miedo, dolor y anhelo por mi hijo menor, Eitán
