Dave Chappelle generó controversia durante su presentación en el Riyadh Comedy Festival el 27 de septiembre al bromear que si alguna vez decía “I stand with Israel” (Me pongo del lado de Israel), eso sería una señal de que estaba siendo censurado.
El comediante criticó el estado del discurso en Estados Unidos, sugiriendo que ciertos temas llevan a ser silenciados o cancelados, y comentó que le resultaba más fácil expresarse en Arabia Saudita que al regresar a su propio país.
El show patrocinado por el estado saudí ha sido criticado por organizaciones de derechos humanos, que ven el evento como un intento de suavizar la imagen internacional de Arabia Saudita pese a su historial de restricciones a la libertad de expresión. Chappelle manifestó su temor de que algo le ocurra al volver a Estados Unidos, “para que no pueda decir lo que quiero decir”.
Durante el espectáculo, Chappelle también hizo alusiones al rechazo público de hablar sobre ciertos personajes y temas políticos en EE.UU., como el caso de Charlie Kirk, y criticó la cultura de la cancelación (“cancel culture”). Su monólogo se convirtió en una reflexión sobre los límites del humor, la política y el autocontrol en el discurso público contemporáneo.
La sutil ironía de usar “I stand with Israel” como código de alerta plantea preguntas acerca de hasta qué punto los comediantes pueden o deben provocan cuando el riesgo de represalias está latente. El episodio revela tensiones crecientes en la intersección del entretenimiento y la política, sobre todo cuando hay audiencias globales y escenarios internacionales donde la expresión libre aún se discute profundamente.
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