En un edificio discreto del barrio de Gravesend, Brooklyn, un estudio lleno de pinceles, acuarelas y lienzos se ha convertido en un refugio creativo para mujeres judías. Se trata de Muse Brooklyn, un espacio compartido fundado por la artista y calígrafa Lenore Mizrachi-Cohen, pensado para que mujeres judías, en su mayoría de origen sirio, puedan crear, compartir ideas y expresar su identidad en un entorno seguro y comunitario.
El estudio, cerrado durante Shabat y las festividades judías, combina arte y tradición: entre los libros de diseño hay sidurim (libros de oración), y las paredes se llenan de obras que reflejan las raíces culturales de sus integrantes. Las siete artistas que actualmente forman parte de Muse, todas vinculadas a la comunidad siria judía de Brooklyn, pagan una cuota mensual de 206 dólares y trabajan en distintos medios: desde pintura y acuarela hasta ilustración y diseño gráfico.
Cohen, de 35 años y madre de cuatro hijos, se inspiró en un estudio femenino de Jerusalén, Studio of Her Own, donde descubrió el poder de un espacio de apoyo entre mujeres religiosas. “Si no existe en tu propio barrio, es tu tarea crearlo”, afirma.
Entre las integrantes se encuentra Aimee Swed, artista de acuarela cuya obra gira en torno a la cocina tradicional siria-egipcia de su familia. “Me sentía marginada del mundo del arte por guardar el Shabat”, cuenta. “Aquí puedo crear con libertad y sentirme acompañada”.
Para las más jóvenes, como Shelley Shamah y Allie Saada, Muse representa un lugar donde la creatividad fluye sin prejuicios. “Necesitaba un espacio que alimentara la inspiración”, dice Shamah.
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