“Y llamó el Faraón a José, Zafenat- panéa”.
Génesis 41:45 
(El nombre Zafenat-panéa sería: el que revela los misterios o las cosas ocultas, por la capacidad de José de interpretar el sueño del mandatario egipcio).
Tres enfoques.
El dormir y el soñar no son iguales, pero si se encuentran conectados y encastrados el uno con el otro. Se trata de un tópico difícil de tallar, pero la verdadera importancia o no de los sueños y su contenido onírico, aún es materia de discusión.
Desde la fisiología.
Es decir, desde lo físico, cumple junto al dormir una función reparadora y restauradora de los órganos y tejidos. Ayuda a la consolidación de la memoria y el buen funcionamiento del sistema Inmunológico, etc.
Durante el soñar, un registro electroencefalográfico evidencia ondas rápidas y desincronizadas similares a las que tenemos en períodos de vigilia. Y nuestros ojos experimentan ciertos movimientos denominados MOR (movimientos oculares rápidos y REM en inglés), y estos son períodos de aproximadamente 20 minutos que se repiten por lo menos cuatro veces todas las noches.
Al despertar, en ocasiones nos acordamos partes del sueño, y en otros casos no lo hacemos.
Desde la Psicología.
En este punto, debemos mencionar al Dr. Freud (1856-1939), médico austriaco y padre del psicoanálisis, que habla de que el sueño es una forma de realizar deseos inconscientes. Siendo el inconsciente un enorme depósito de pensamientos, sentimientos, impulsos, y recuerdos, y deseos reprimidos por la mente consciente. Y obviamente eventos traumáticos que pulsan desde ese inmenso antro (lugar oscuro y caverna o cueva) y pueden manifestarse en forma variopinta o multiforme, “la suciedad y los escorpiones que tenemos guardados bajo la alfombra”.
Pero que, y no obstante influyen sobre nuestro comportamiento diario.
Los sueños, junto con los denominados lapsus y síntomas neuróticos, serían expresiones o ventanas o forma de manifestarse del inconsciente.
En este bloque se habla de mente o aparato psíquico.
Desde la Torá.
Según la óptica judía, aunque muchos sueños suelen no tener trascendencia, algunos podrían tener un potencial profético.
Igualmente, y como sea la postura hebrea que sentencia: “un sueño sin interpretar es como una carta no leída”.
Y si bien, los sueños son un mix o mezcla, que tendrían que ver con pensamientos y hechos o problemas y preocupaciones ocurridos durante la vigilia, entenderlos podría aportar (en su justa medida), recursos para conocer el estado de ánimo del soñador y mostrarle o advertirle cosas que debe modificar o cambiar.
El Talmud (libro de sabiduría judía), en el Tratado de Berajot y en otros capítulos, habla acerca de los sueños y su significado.
No todos los sueños buenos se cumplen, y los malos podrían ser una advertencia y tener un fondo positivo para la persona. Esto último si modifica su conducta.
Final.
La oración, y la tzedaká (o actos de caridad), ayuda a mitigar los efectos de un sueño negativo.
Los profetas recibieron el mensaje profético en sueños. Y además un sueño es la sesentava parte de la muerte.
Conclusión: el sueño estudiado desde tres ángulos, que ayudan a su comprensión. Desde el estudio de la actividad cerebral, pasando por entender el psiquismo humano, hasta llegar a esbozar al fenómeno onírico como un puente o conexión posible entre el mundo físico y los mundos espirituales. Un ducto (conducto o canal) por donde podrían llegar mensajes desde lo alto.
Como sea, se nos hace complicado tamizarlos y poder separar la paja del trigo.
Evidentemente, D’os o Hashem no nos revela a los mortales todas sus cartas.
Moadim le Simjá (que los tiempos festivos sean motivo de alegría).
Dr. Natalio Daitch
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