Por Jesse R. Weinberg y Arkady Mil-Man
Un día antes de la reunión entre el presidente estadounidense Donald Trump y su homólogo ucraniano Volodymyr Zelenskyy, el presidente ruso Vladimir Putin inició una conversación telefónica con el presidente estadounidense.
La conversación duró aproximadamente dos horas y media y se centró en el posible suministro de misiles Tomahawk al ejército ucraniano, un asunto que preocupa enormemente a los rusos debido a la capacidad del misil para atacar infraestructuras críticas en el interior de su territorio.
Trump accedió a hablar con Putin a pesar de su insatisfacción con la conducta del líder ruso tras la cumbre de ambos en Alaska.
En los dos meses transcurridos desde la cumbre, Trump ha aumentado la presión pública sobre Rusia y ha expresado su apoyo a la capacidad de Ucrania para “recuperar su país en su forma original”.
Además, Trump se refirió públicamente a Rusia como un “tigre de papel” y proporcionó a Ucrania información crucial para sus ataques a la infraestructura rusa de petróleo y gas, incluyendo refinerías en todo el país.
A nivel internacional, Trump y su gabinete han criticado duramente a India por comprar grandes cantidades de petróleo ruso durante la guerra.
No dudó en presionar al presidente turco Erdoğan para que dejara de comprar petróleo y gas a Rusia durante su reunión en la Casa Blanca, como parte de las negociaciones para la compra de aviones de combate F-35.
Cabe destacar que ambas partes publicaron resúmenes similares de la llamada telefónica entre ambos presidentes.
Putin elogió a Trump por su éxito en poner fin a la guerra entre Israel y Hamás.
Trump, por su parte, describió la conversación como muy productiva y señaló que se espera que altos funcionarios de ambas partes se reúnan la próxima semana, encabezados por el secretario de Estado Rubio.
También reiteró la posibilidad de ampliar el comercio entre ambos países una vez que termine la guerra.
Tras su llamada con Putin, Trump anunció su intención de reunirse con él dentro de dos semanas en Budapest.
La reunión de Trump con Zelenski en la Casa Blanca el viernes pasado no cumplió con las expectativas ucranianas, y varios informes la describieron como tensa.
Antes de la llamada telefónica entre Trump y Putin, existía la sensación de que Estados Unidos estaba a punto de tomar medidas significativas para apoyar a Ucrania; Ahora parece que Trump ha sido persuadido por el argumento de Putin de que suministrar misiles Tomahawk a Ucrania intensificaría la guerra y dañaría gravemente las relaciones entre Estados Unidos y Rusia.
A pesar de los obstáculos, Trump cree que puede lograr que ambas partes pongan fin a la guerra, especialmente tras su éxito en la resolución del conflicto entre Israel y Hamás.
Trump se considera un actor central en la escena mundial y el único capaz de poner fin a las guerras.
Aún no ha agotado todas sus herramientas, que incluyen, entre otras, sanciones devastadoras contra las exportaciones rusas de petróleo y gas si las negociaciones fracasan.
Trump sigue creyendo que el acuerdo deseado, el fin de la guerra, aún no ha madurado y no es viable en esta etapa.
Solo cuando sienta que las condiciones están dadas aplicará la máxima presión para lograr su objetivo.
En última instancia, Trump tiene la última palabra, y todo depende de él.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
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