¿Aliviará el fin de la guerra de Gaza las tensiones entre Egipto e Israel?

Por Yoni Ben Menachem

La larga relación entre Egipto e Israel sigue arraigada en el tratado de paz de 1979, caracterizado por una relativa calma diplomática e intereses mutuos de seguridad, más que por una auténtica amistad.

La reunión del primer ministro Benjamin Netanyahu con el jefe de la Inteligencia egipcia, Hassan Rashad, señala un deshielo parcial en las relaciones entre El Cairo y Jerusalén tras meses de tensión por Rafah y el Corredor Philadelphi.

Oficiales de seguridad describen la reunión como una señal positiva, aunque no un avance significativo. Fuentes egipcias advierten que cualquier regreso israelí a las operaciones de combate en Gaza o la violación de los acuerdos de alto el fuego podrían desmantelar el frágil mecanismo.

Altos funcionarios políticos en Jerusalén afirmaron que la visita de Rashad a Israel el 21 de octubre de 2025 y su reunión con Netanyahu y el recién nombrado jefe del Servicio de Seguridad General (Shabak), David Zini, marcan un paso hacia la reducción de la grave tensión que ha caracterizado las relaciones entre Israel y Egipto desde el estallido de la guerra el 7 de octubre de 2023.

Según los funcionarios, la reunión se basa en la conversación telefónica entre el presidente egipcio, Abdel Fattah el Sisi, y Netanyahu, mantenida bajo presión estadounidense durante la visita del presidente Trump a Israel.

Durante dicha llamada, Sisi invitó a Netanyahu a asistir a la cumbre regional en Sharm el Sheikh. Altas fuentes de seguridad afirmaron que la reunión entre Rashad y Netanyahu refleja el deseo mutuo, tanto en Jerusalén como en El Cairo, de renovar y mantener los canales de comunicación de alto nivel, ante la exigencia estadounidense de implementar el plan de paz para Oriente Medio del presidente Trump y de reforzar el tratado de paz entre ambos países.

El hecho de que el presidente Sisi enviara a su jefe de Inteligencia a Israel subraya la percepción que Egipto tiene de sí mismo como un actor regional central, un mediador y un actor influyente en la configuración del nuevo orden regional que el presidente Trump pretende establecer.

El momento de la reunión es delicado, ya que coincide con el alto el fuego en Gaza y la necesidad de estabilizar la situación de seguridad. Este esfuerzo requiere una estrecha coordinación entre Israel y Egipto.

Según fuentes egipcias de alto rango, la continuidad de la calma o la reanudación de la tensión en las relaciones entre Israel y Egipto depende principalmente de la conducta de Israel en el próximo período y de su adhesión al acuerdo de alto el fuego en Gaza.

El Cairo argumenta que la política de Israel hacia los palestinos fue el principal detonante de la escalada, y que un cambio de rumbo podría contribuir a la calma de las relaciones bilaterales.

La tensión entre ambos países alcanzó su punto álgido cuando, durante la guerra, Israel tomó el control del «Corredor Philadelphi» y del lado palestino del cruce de Rafah, acciones que Egipto se negó a reconocer. Al mismo tiempo, el propio Egipto ha sido acusado de violar elementos de los acuerdos de paz del Sinaí.

El mes pasado, el presidente Sisi advirtió que las políticas de Israel podrían poner en peligro los acuerdos de paz vigentes, incluido el histórico Acuerdo de Camp David, llegando incluso a referirse a Israel como “el enemigo”, por primera vez desde la firma del tratado en 1979.

En los últimos meses, Egipto ha llevado a cabo una intensa campaña diplomática contra Israel por la guerra en curso en Gaza y ha alentado a otros países a reconocer un Estado palestino.

El Cairo consideró el anterior “plan de migración” de Trump como una amenaza para su seguridad nacional y un factor que empeoraba sus relaciones con Israel.

Ahora que el tema ha sido eliminado de la agenda como parte del marco de paz más amplio de Trump, las tensiones se han aliviado un poco.

Fuentes diplomáticas señalan que Egipto condiciona cualquier nuevo deshielo en las relaciones al pleno cumplimiento del alto el fuego por parte de Israel, al compromiso de abstenerse de reanudar las hostilidades y a la garantía de reabrir el cruce de Rafah de forma permanente.

Sin embargo, altos funcionarios de seguridad israelíes advierten que, a pesar de la reunión entre Rashad y Netanyahu, no hay indicios claros de un nuevo avance estratégico ni de un cambio fundamental en la política de ninguno de los dos países.

La larga relación entre Egipto e Israel se basa en el tratado de paz de 1979, caracterizado por una relativa calma diplomática e intereses mutuos de seguridad, más que por una amistad genuina.

Por lo tanto, la reunión representa un hito positivo y una declaración de intenciones de cooperación, pero no altera la dinámica subyacente de confianza cautelosa y limitada.

Desde el estallido de la guerra, existe poca confianza entre ambas partes; sus intereses no siempre coinciden, y la trayectoria futura sigue siendo incierta. Mucho dependerá del éxito o el fracaso de la implementación del plan de paz del presidente Trump.

Fuente: The Jerusalem Center for Security and Foreign Affairs

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