La luz oculta (Or Haganuz) de la Torá. Reflexión.

Entonces Dios dijo: “Haya luz; y hubo luz. Y Dios vio que la luz era buena.”
Libro del Génesis 1-3

La luz primordial.

Según las fuentes judías se trata de una luz que no es la luz del sol y de las estrellas (luz del cuarto día). Una luz que el Todopoderoso ocultó para los justos, para que puedan gozar en el mundo venidero.

Otros sabios, no obstante, consideran que se trata de una luz que se encuentra dentro de las letras de la Torá. Es decir, allí se encuentran escondidas.

Pero solo aquel judío cuya alma se inclina hacia el bien, y desea una verdadera unión con sus hermanos, se convierte en un receptor o envase adecuado para poder contener o deleitarse con esta clase de luz espiritual. Y podría gozar de ella aún en este mundo físico.

La lucha de cada judío.

Es en verdad contra sí mismo. Contra su propio e íntimo oponente, que es el Yetzer Hará, o mal instinto, que puja por provocar separación y alejamiento de sus hermanos y de la divinidad.

Es decir, el materialismo, y un falso orgullo y un egoísmo hipertrofiado, y otras yerbas, se interponen y construyen muros y alambrados, que son argumentos y excusas, o ideas, para poder alejar al hebreo uno del otro.

De esta forma, cada iehudí se encuentra y pasa mucho tiempo librando “la madre de todas las batallas”.

El Yetzer Hará funciona bien en la oscuridad, que es la ausencia de luz, o en aquellos estados o personas o situaciones, como dice en el versículo anterior: “la tierra era confusión y vacío, con obscuridad sobre la superficie del abismo”.

Creación del mundo y evolución.

No cabe duda, que la Torá relata la creación del mundo, pero en paralelo, alude al objetivo último que es la creación del ser humano. Y el deseo divino a que este complete su propio desarrollo y evolución.

Una especie de maduración o de mejoramiento o refinamiento de sus cualidades, pero cuyo camino es un campo minado sembrado de pruebas, amenazas existenciales, obstáculos endógenos y del medio externo.

Un desafío total, plagado de esperanza, pero también de lo opuesto y de fracasos. De victorias y de derrotas. De caídas y de resurrecciones.

De alegrías, pero también de un mar de lágrimas.

Todo este combo constituye un aprendizaje individual y colectivo.

Todo sellado con una promesa de una total y completa y definitiva redención final. De hecho, la palabra ADAM, en cada consonante alude a este recorrido. “A” de Adam el primer hombre, la” D “de David el rey (amado) que conquistó Ierushalaim, y escritor de los bellos Salmos. Y la M de Mesías que llegará al final de los tiempos. ¿El sentido de la existencia, direccionado por el deseo de la Causa primera de tener una morada y reconocimiento en el mundo terrenal o inferior?

La Torá y la luz.

De hecho, la Torá es Horá o Luz. Y en el relato bíblico en medio de la oscuridad, los justos son una antorcha viviente, que traen luz en medio de una profunda opacidad y tinieblas.

Noé en la era diluviana, y Abraham en la época de la idolatría. Y Moshé en la etapa de la sombra y negrura de la esclavitud egipcia.

Final.

A diferencia de la luz física (una forma de energía que se propaga como ondas electromagnéticas y como partículas denominadas fotones y que en el vacío se propaga a 300000 km por segundo), la luz en las Sagradas Escrituras alude a la presencia, a la verdad, y a la santidad de Dios y a la pureza. Por el contrario, la oscuridad representa al mal y al pecado.

El tópico es amplio, y puede que amerite un debate, pero la idea de la fuerza creadora es, separar claramente las aguas y tamizar o cribar la paja del trigo. Lo bueno de lo malo, y la buena virtud del pecado o yerro o equívoco, del cual siempre se puede volver, pero también tiene su precio, costo o castigo.

La luz divina intenta hacer profilaxis o prevención. Pero la elección última se encuentra en manos humanas, por lo menos hasta que el Omnipotente decida en contrario.

Shavua Tov.

Dr. Natalio Daitch

La entrada La luz oculta (Or Haganuz) de la Torá. Reflexión. se publicó primero en Aurora Israel Noticias en Español.