Fin del marco de verificación
Teherán, Moscú y Pekín han emitido una carta conjunta dirigida al director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, en la que anuncian el cese definitivo de los informes de verificación vinculados al acuerdo nuclear de 2015.
Según la misiva, la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU expiró el pasado 18 de octubre de 2025, lo que implica la terminación formal del mandato de supervisión internacional sobre el programa nuclear iraní.
“A la luz de dicha terminación, el mandato del director general del OIEA para informar sobre la verificación y el monitoreo conforme a la Resolución 2231 ha expirado”, afirma el documento, suscrito por los representantes permanentes de los tres países ante el organismo con sede en Viena.
Rechazo al mecanismo europeo de sanciones
En el mismo texto, los firmantes califican de “ilegal” y “jurídicamente defectuosa” la reactivación del mecanismo conocido como snapback —impulsado por el grupo europeo E3, integrado por Reino Unido, Francia y Alemania—, al considerar que estos países incumplieron sus compromisos tanto en el marco del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) como de la Resolución 2231.
Los tres gobiernos sostienen que las sanciones reimpuestas carecen de legitimidad y violan el Mecanismo de Solución de Controversias (DRM) acordado en 2015. Argumentan además que el único marco vinculante vigente es la resolución adoptada por la Junta de Gobernadores del OIEA el 15 de diciembre de 2015, que establecía un seguimiento limitado a diez años o hasta la emisión de un informe final.
Una alianza contra Occidente
La posición de Teherán, respaldada por Moscú y Pekín, supone un desafío directo al sistema internacional de control nuclear y una fractura visible entre los bloques que conforman el Consejo de Seguridad. Mientras Irán, Rusia y China reclaman el fin de un ciclo de supervisión que consideran agotado, el E3 y Estados Unidos abogan por mantener la presión diplomática y las sanciones.
El texto conjunto insta a la comunidad internacional a “favorecer un clima propicio para el diálogo y la cooperación”, evitando sanciones unilaterales o amenazas de fuerza. Sin embargo, la decisión de retirar el seguimiento del OIEA marca un punto de inflexión: por primera vez desde 2015, el programa nuclear iraní queda fuera de un marco formal de verificación global.
Consecuencias diplomáticas
El anuncio de Irán coincide con la declaración de su gobierno de que el PAIC ha quedado “definitivamente expirado”. El pacto, que permitió durante una década el acceso de Irán a los mercados internacionales a cambio de transparencia nuclear, ya había quedado debilitado tras la retirada unilateral de Estados Unidos en 2018, bajo la administración de Donald Trump.
Con esta nueva postura, Teherán, Moscú y Pekín buscan reforzar su eje diplomático frente a Occidente, al tiempo que dejan al OIEA en una posición compleja, sin capacidad operativa para auditar el desarrollo nuclear iraní. La disputa reconfigura el tablero geopolítico y anticipa tensiones crecientes en el Consejo de Seguridad, donde cada bloque interpreta el fin del acuerdo como un punto de partida distinto para el futuro de la no proliferación nuclear.

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