En las últimas décadas, Polonia ha abierto la posibilidad para que descendientes de judíos que fueron obligados a salir del país puedan recuperar la nacionalidad polaca, un derecho que se remonta a la Constitución de 1920 y a la ley de 1951. Este proceso no solo permite obtener un pasaporte europeo, sino también fortalecer vínculos familiares y culturales con el país de origen.
Avi Horesh, abogado israelí especializado en nacionalidad polaca, detalló en una entrevista con Radio Jai los pasos para acceder a este derecho. “Lo primero que necesitamos es información sobre el año de nacimiento de los antepasados en Polonia y cuándo dejaron el país. Con eso podemos comenzar el proceso de investigación y reunir los documentos necesarios”, explicó.
Horesh señaló que incluso aquellos que no poseen documentación pueden acceder a la ciudadanía. “Hemos ayudado a personas que llegaron sin ningún papel a reunir los elementos suficientes para presentar la solicitud y lograr la nacionalidad polaca”, afirmó. Según el especialista, la duración del proceso puede variar entre ocho meses y más de un año, dependiendo de la disponibilidad de documentos y del procedimiento interno en Polonia.
El derecho a la nacionalidad polaca se transmite de generación en generación, lo que permite que nietos y bisnietos de antiguos ciudadanos puedan aplicar. “Desde 1920 hasta cuatro o cinco generaciones pueden tener el derecho; sus nietos y bisnietos pueden acceder a la ciudadanía siempre que se cumplan los requisitos”, explicó Horesh. También precisó que los cambios territoriales de Polonia durante la Segunda Guerra Mundial no afectan el derecho de quienes nacieron en territorios que hoy forman parte de Ucrania o Lituania.
Para quienes deseen iniciar el trámite, Horesh indicó que se puede contactar directamente con él vía WhatsApp durante su estadía en Argentina y Uruguay. “Recibiré a quienes quieran consultar sobre su elegibilidad y ayudarles a comenzar el proceso”, aseguró.
Con esta posibilidad, los descendientes de judíos polacos no solo acceden a un pasaporte de la Unión Europea, sino que también recuperan un vínculo histórico y cultural con sus raíces, consolidando la identidad y abriendo oportunidades en el continente.
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