Dr. Israel Jamitovsky
Prestigiosos historiadores señalaron en más de una oportunidad que segmentos de la población polaca colaboraron activamente con los nazis en la persecución de judíos en su espacio; otros fueron totalmente indiferentes. En cambio, hubo en esta área, una pequeña y digna minoría de Justos entre las Naciones (7.318 acorde al Instituto Yad Vashem). Cabe recordar que al comienzo de la Segunda Guerra Mundial residían en Polonia 3.300.000 judíos y solo sobrevivieron 380.000.
En este contexto cabe, por cierto, invocar esta memorable historia. Las hermanas Stefania Podgórska, nacida en 1925, y Helena Podgórska, nacida en 1935, provenían de una familia campesina y católica que residía en la ciudad de Przemyśl, sita en el sureste de Polonia. Previo al estallido de la Segunda Guerra Mundial, Stefania trabajaba en un establecimiento alimenticio perteneciente a la familia judía Diamant.
Su padre había fallecido en 1938 luego de una grave enfermedad. Una vez que los nazis conquistaron Polonia, la madre y el hermano de las antedichas hermanas fueron trasladados a Alemania para efectuar trabajos forzosos, en tanto que Diamant y su familia fueron compelidos a ingresar en un gueto. Por ello, las dos hermanas residían en un apartamento arrendado, sito en la propia ciudad de Przemyśl.
En 1942, se hizo público que los nazis se proponían liquidar el gueto judío de Przemyśl. En el interín, el hijo del empleador de Stefania previo a la guerra, Max Diamant, compareció en la finca de las hermanas Podgórska solicitando ocultarse en este espacio. Había escapado con su hermano y primo del tren que los conducía al campo de exterminio de Belzec.
Aunque temerosas, aceptaron que Max se ocultara en el ático de la finca en que residían. Este fue solo el principio. El propio Max solicitó otro tanto para su hermano menor y cuñada y, posteriormente, se incorporaron otros judíos, trece en total. Ante ello y sin amilanarse, Stefania alquiló una finca compuesta por dos habitaciones, una cocina y un ático en la calle Tatarska de la ciudad de Przemyśl. En este contexto, Max Diamant construyó una pared en el ático con tablones adquiridos por Stefania, de tal suerte que así se aseguraba una habitación en cuyo espacio todos podían dormir.
Transcurrió el tiempo y las dos hermanas se quedaron sin recurso alguno, pero echaron mano a su imaginación. Stefania comenzó a tejer suéteres y a recibir solicitudes de amigos y conocidos, y solía trocarlos por comida y, de ser necesario, la adquiría en el mercado negro.
La coyuntura comenzó a agravarse. Un vecino de la finca era un oficial de la SS. A comienzos de 1944, Stefania y Helena fueron notificadas por un oficial nazi que debían abandonar la finca en que residían en un plazo de dos horas. Los prófugos judíos les solicitaron a las hermanas Podgórska que evacuaran el inmueble y no arriesgaran sus vidas.
Pese a ello, las hermanas decidieron no abandonar este espacio y dejar los judíos librados a su suerte. Durante ocho meses, las hermanas Podgórska residieron en el ático de la finca junto a los trece judíos que ya ocupaban este espacio, en tanto que las enfermeras alemanas y sus novios se asentaron en la parte confortable del inmueble.
Posteriormente, las enfermeras alemanas evacuaron este espacio siguiendo los pasos del ejército alemán. El 27 de julio de 1944, el ejército soviético liberó a la ciudad de Przemyśl. Los trece judíos que habían sido ocultados durante dos años y medio, aunque extenuados, se habían finalmente salvado en mérito al heroico y riesgoso despliegue de las hermanas Podgórska. Los riesgos que asumieron fueron enormes; recuérdese el número de polacos que fueron colgados por los nazis al extender su ayuda a los judíos. En la foto que se adjunta a estas reflexiones y tomada años más tarde, aparece Stefania sentada con algunos judíos que salvó junto a su hermana.
Ecos y reconocimientos
Después de la guerra, en 1961, Stefania se afincó en Estados Unidos, contrajo enlace y tuvo una hija y un hijo. En cambio, su hermana Helena permaneció en Polonia, se casó, se recibió de médica y ejerció su profesión en Wroclaw.
Como era de esperar, en el año 1979, ambas hermanas fueron honradas por el Instituto Yad Vashem de Jerusalén con el título de Justas entre las Naciones. Fueron igualmente homenajeadas por organizaciones judías y polacas de América del Norte. Stefania falleció el 29 de septiembre de 2018 en Los Ángeles, California, a la edad de 97 años.
En 1966, se filmó la película para la televisión rotulada Hidden in Silence (Escondidas en el Silencio), elaborada por Richard A. Colla según guion de Stephanie Liss con Kellie Martin como Stefania y Gemma Coughlan en tanto Helena.
Debe señalarse igualmente la novela histórica La luz en los espacios oscuros. La talentosa y joven escritora norteamericana Sharon Cameron fue su autora, basada en la historia de ambas hermanas, editada en el año 2020 y que fuera traducida al hebreo por la editorial Yediot Sfarim en 2022. El volumen tuvo un resonante éxito. Mi señora está leyendo el libro y me dijo que es fuera de serie; en mérito a ella es que vierto estas reflexiones.
Una última reflexión. Este maravilloso relato se acopla a tantas historias de distinto género e índole que he vertido desde esta columna y que no dejan de sorprenderme y conmoverme. ¿Cómo entender que, después de tanto tiempo en que se registraron los acontecimientos, tomemos conocimiento de los mismos, recién ahora o después de muchos años de acaecidos? Dejo la respuesta librada a la opinión de los estimados lectores y lectoras.
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