En una entrevista dedicada a la salud neurológica, el doctor Alfredo Firstenfeld, profesor y especialista en enfermedades del sistema nervioso, profundizó sobre la enfermedad de Parkinson, uno de los trastornos neurodegenerativos más frecuentes y complejos de la actualidad. El médico recordó que esta patología fue descrita por primera vez en 1874 por el inglés James Parkinson, bajo el nombre de parálisis agitante, y destacó que “no se trata solo de temblores”, sino de un cuadro que combina rigidez, lentitud de movimiento e hipoquinesia, es decir, una reducción de la capacidad motriz.
Firstenfeld explicó que la enfermedad se origina en la sustancia negra del cerebro, una región encargada de producir dopamina, el neurotransmisor que regula los movimientos automáticos del cuerpo. Cuando se reduce la producción de esta sustancia, aparecen las limitaciones físicas típicas de la enfermedad. “El paciente no solo tiembla: pierde reflejos, equilibrio y capacidad para sostener movimientos cotidianos. Muchas veces una simple caída es la primera señal visible del Parkinson”, detalló.
Respecto del diagnóstico, el especialista advirtió que suele llegar tarde, dado que los síntomas aparecen “cuando ya se ha destruido más del 80% de las neuronas productoras de dopamina”. Sin embargo, subrayó los notables avances logrados en las últimas décadas: “Desde los años 60, la levodopa cambió la historia del Parkinson. No hablamos de curación, porque no modifica el proceso, pero sí de una mejora fantástica que permite a las personas recuperar autonomía y calidad de vida”.
Finalmente, el médico insistió en la importancia de la prevención y el cuidado general del sistema nervioso: mantener la presión arterial estable, realizar actividad física regular y consumir vitaminas contribuyen a retrasar el avance de la enfermedad. “Llegará el día —concluyó Firstenfeld— en que vivir con Parkinson será posible con muchas menos dificultades, gracias al progreso constante de la medicina.
