2da. Parte de Generación “Z”

Prosiguiendo con el tema de la Generación “Z”, tal como señalé en la columna anterior, además del caso de la República de Madagascar, hay un segundo país, también africano, pero con diferente historia y sistema político, que no sólo están diametralmente opuestos en términos geográficos, sino también, en composición social, cultural y desarrollo económico, me estoy refiriendo al Reino de Marruecos.

Por supuesto, me limitaré y seré lo más sintético, en cuanto al reino marroquí, que recordemos está ubicado en el noroeste del continente africano, sobre el litoral atlántico y con una pequeña franja sobre el Mar Mediterráneo, con una superficie de unos 460.500 Km2, con una población de más de 37,8 millones de habitantes, con un PBI per capita de U$S 3980, que ubica al país en la franja de países con un bajo nivel de vida, en el puesto 125 sobre la tabla del Banco Mundial de 196, sin embargo, cuenta con importantes recursos minerales tales, como: manganeso, barita, hierro, cobalto, zinc, estaño, plomo, plata, oro, sal y fosfatos, estos últimos representan el 70% de las reservas globales, en síntesis, el sector minero aporta el 10% de su PBI y el 30% de sus exportaciones, con inversiones que llegan a los U$S 2,2 mil millones. Por otra parte, tiene una de las más modernas redes ferroviarias de África, con 2.110 km, que une a los principales centros urbanos, Marrakech, Fez, Tánger, Rabat –su capital-, y la mítica Casablanca, lo que coadyuva con el Turismo, que el año pasado recibió a más de 17 millones de turistas, que le representó ingresos por U$S 30,5 mil millones. En cuanto al sector industrial, se destaca el automotriz, donde la firma marroquí SOMACA, produce vehículos con licencias de firmas europeas como, Citroen, Peugeot, Renault, y la japonesa Nissan, que lo convierte en el 1er. productor de automóviles de África, que los exporta a través del puerto de Tanger. Por su parte, en cuanto a la agricultura, es el sector que emplea la mayor parte de la población, con una contribución importante en el PBI del país, y donde se destaca la producción y exportación de frutas y hortalizas, pero debido a la escases pluvial e hídrica, dificulta el desarrollo del cultivo de cereales, no obstante, Marruecos es la 5ta. economía del continente africano, siendo su principal socio comercial es la UE, en particular con España.

En cuanto al Estado marroquí, es una monarquía hereditaria, constitucional y parlamentaria, el rey es Mohamed VI, de la dinastía alauita, el Jefe de Gobierno es Aziz Ajanuch, político, empresario y multimillonario, y el parlamento es bicameral, y sus funciones se rigen por la Constitución del 2011, el Islam es la religión oficial, aunque hay minorías cristianas y judía, el idioma es el árabe marroquí, pero también se habla el francés y el español, y otros dialectos magrebíes. En cuanto al plano internacional, Marruecos es miembro de la Liga Árabe, de la Unión del Magreb, de la Organización de la Conferencia Islámica, de la Unión del Mediterráneo, de la Unión Africana, de la ONU, y si bien no es miembro de la OTAN, es un importante aliado de los EE.UU., además es firmante de los Acuerdos de Abraham, por lo que constituye uno de los países árabes islámicos que reconoce al Estado de Israel.

Como se puede apreciar, el reino de Marruecos no tiene muchos paralelismos con el caso tratado en la columna anterior, la república insular de Madagascar, sin embargo, las reivindicaciones sociales, educativas, sanitarias, la pobreza y la corrupción, han sido y están presentes, son el motor de las revueltas y manifestaciones populares, que en los últimos meses ha tenido como protagonista a la Generación “Z”, como a continuación se expondrá.

La historia reciente de las revueltas en Marruecos, tiene como antecedente, el denominado Hirak del Rif o Hirak al Shaabi al Rif, que se dio entre el 2016 y 2017, un movimiento popular que se originó en el Rif, región norteña marroquí, tras la muerte de Mouhcine Fikri, ocurrida el 28 de octubre del 2016, en el puerto de Alhucemas, cuando éste pescador, protestaba por la confiscación que la policía había hecho de sus 500kg de pescado, por lo que se subió a la parte trasera de un camión recolector de residuos, y fue atrapado por el mecanismo compactador, la terrible escena, fue captada por videos que se difundieron a través de la redes sociales por todo Marruecos, lo que provocó múltiples manifestaciones de indignación por lo ocurrido, algo similar a lo que sucedió en Túnez, en el 2010, cuando se suicidó el vendedor callejero tunecino Mohamed Bouazizi, evento que es tomado como punto de iniciación, de la mal llamada “Primavera Árabe”. El movimiento marroquí, liderado por Nasser Zefzafi, se convirtió hasta ese momento, en la mayor expresión de protesta en Marruecos, y sus principales demandas fueron, el fin de la corrupción, el desbloqueo económico del Rif, el alto desempleo, la construcción de escuelas y universidades, por un hospital y un centro ontológico, y por el fin de la confiscación de tierras colectivas, pero todo se diluyó con el encarcelamiento de los principales dirigentes, entre ellos Zefzafi, quienes fueron condenados a penas de hasta 20 años de prisión.

Han pasado casi 9 años desde las revueltas del Hirak del Rif, sin embargo, una franja etaria, que representa casi la mitad de la población marroquí, la Generación “Z”, ha irrumpido en las calles de la capital, Rabat, pero también en Marrakech, Casablanca y Tánger, con mayor fuerza que en el pasado, una juventud, en su mayoría formada, pero que sufre la precariedad y el desempleo, protesta por que el Estado invierte siderales sumas de millones de Dólares, en grandes eventos y proyectos de nivel internacional, en lugar de hacerlo en servicios básicos, por eso, una de sus consignas es, “No queremos Mundial, queremos hospitales”, en clara referencia al megaproyecto “Mundial de Futbol 2030”.

Ahora bien, la chispa que encendió el clamor de los manifestantes fue, las trágicas y prevenibles muertes de ocho mujeres embarazadas en el hospital de Agadir, debido a la falta de insumos, lo que se traduce en la consigna antes mencionada, es decir, refleja la contradicción de un país que proyecta “modernidad” a nivel global, mientras descuida el bienestar de su población, un Estado desconectado de las necesidades reales y vitales.

Es entonces, donde la fuerza del movimiento generacional se manifiesta y canaliza en el mundo digital, en las redes sociales, en sitios como Tik Tok, X y Telegram, donde se coordina la indignación, donde videos virales y un mensaje colectivo, contrarrestan el discurso político oficial, redes descentralizadas, sin figuras ni líderes específicos o visibles, donde se expande el reclamo y multiplica la presión social, con un relato, que va más allá de las necesidades sanitarias, educativas o de trabajo, es la expresión de dignidad, de justica y de que es hora de un “nuevo Contrato Social”.

El reclamo de la Generación “Z” marroquí se lo puede sintetizar en los siguientes puntos: la falta de trabajo, pues el índice de desempleo alcanza más del 35%, de los cuales el 19% son universitarios ya graduados, la precariedad sanitaria, que quedó reflejada en el drama del hospital de Agadir, y un Modelo de “Modernización”, que cautiva en el plano internacional, pero que no satisface las necesidades básicas de gran parte de la sociedad marroquí en el plano interno, y la búsqueda de consenso y no de represión, que no conduce a lograr la paz y el bienestar social, en otras palabras, un Estado que está obsesionado con afianzar su imagen en lo global, frente a una generación que se halla excluida y cuestiona la legitimidad política.

Pero las protestas, no sólo tienen un costo interno, sino que también, constituyen un problema para Marruecos a nivel internacional, pues por un lado, afecta su imagen de país estable y moderno, por otro lado, se puede dar un efecto “contagio” a nivel regional, algo similar a lo que pasó con la mal llamada “Primavera Árabe”, en un Magreb, acuciado por la problemática de las migraciones, por gobiernos sindicados de corruptos, con desempleo y precariedad sanitaria, y con un islamismo radical que no cesa en su prédica yihadista, por eso el gran desafío de la monarquía y gobierno marroquí está, en ver esta crisis como una oportunidad para componer un “nuevo Pacto Social”, o por el contrario, repetir los errores del pasado reciente, represión, censura y encarcelamiento.

Pero, si bien la columna anterior y la presente, se responden con el compromiso de analizar el fenómeno de la Generación “Z”, en dos países, ambos del continente africano, no podría terminar el tema, sin señalar, que este fenómeno generacional también ha llegado a Latinoamérica, y muy brevemente voy a abordar el caso de Perú.

Con la destitución de la ex presidente Dina Boluarte, el reclamo y descontento de la juventud peruana, se ha encarnado en las protestas lideradas por la Generación “Z”, estos jóvenes nacidos entre 1995 y el 2010, el pasado 20 de septiembre, salieron a las calles de Lima expresando su hastío a las recurrentes crisis institucionales que vive el Perú, con gobiernos de distintos signos políticos, que no han dado respuestas ciertas a cuestiones tales como, la alarmante inseguridad, el reclamo de justicia por la muertes de los eventos del 2023, la reforma al sistema de pensiones y la corrupción, de hecho, quién ha sucedido a Boluarte en la presidencia, José Jeri, quién asumió el pasado 10 de octubre, y que presidía el Congreso, es un joven abogado de 39 años, quién afrontó una denuncia en su contra por Abuso Sexual, evento ocurrido en enero de este año, por el que un Juzgado Civil le dispuso un tratamiento psicológico, que no acató, y por el que la Fiscal Delia Espinoza, lo imputó por Desobediencia a la Autoridad, sin embargo, las pruebas de ADN realizadas, dieron resultados negativos, y en agosto ppdo., el Fiscal Supremo dio por archivada la causa contra el actual mandatario peruano.

Perú, posee una economía estable, de crecimiento a mediano plazo, es así que para el corriente año se prevé que el PBI crezca un 4%, también, si bien se ha reducido la pobreza, existen desigualdades, y la recuperación de la crisis del 2023 es lenta, lo que afecta el acceso a los servicios, a la oportunidad de empleo y a los ingresos, que se percibe como un estancamiento económico, agravado por la inestabilidad política, sin embargo, la Generación “Z”, no está reproduciendo el relato de protestas anteriores, sino que construyen una propia a través del mundo digital, el de las redes y plataformas, creando verdaderos espacios para hacerse oír, para convocarse y con una habilidad que no poseen las estructuras partidarias clásicas. No obstante, hasta ahora las autoridades peruanas, han optado por la represión, ante esta nueva manera de movilización y articulación social, y en este escenario la presión social podría radicalizarse, o bien, concesiones parciales podrían fragmentar el movimiento, pero lo cierto es que a mediano plazo, Perú necesita de una reconstrucción institucional profunda, al igual que en el caso anterior de Marruecos, necesita de un “nuevo Pacto Social”, ya que se encuentra en una verdadera encrucijada histórica, donde la Generación “Z”, representa el malestar estructural y profundo de la sociedad peruana.

Y podría seguir, por ejemplo, en Asia el pasado mes de septiembre se realizaron grandes concentraciones y manifestaciones en la capital de Nepal, Katmandú, protagonizada por estudiantes y jóvenes, tras el cierre de varias plataformas digitales ordenado por el gobierno, a través de las cuales se expresaban en contra del autoritarismo y la corrupción, que se ve reflejada en que el 33% del PBI, proviene de las remesas que vienen del exterior, con un gran agujero negro en las finanzas del Estado nepalés, y con 20% de desempleados, pero la reacción del gobierno fue, una durísima represión y el toque de queda ordenado por el presidente Ram Chandra Poudel, no sólo en la capital, sino también en otras ciudades. También se han producido manifestaciones de jóvenes en Indonesia, estudiantes y sindicalistas, en particular en su capital Yakarta, que comenzaron en la última semana de agosto y prosiguieron en septiembre, que tuvieron como evento desencadenante, la muerte de un conductor de una moto-taxi, al ser atropellado por un vehículo táctico de la Policía Nacional, pero las causas son, la corrupción endémica, como ser los subsidios que se auto otorgaron los parlamentarios, los despidos masivos, los aumentos del costo de vida y de los impuestos, y aquí también, es a través de las plataformas digitales y de la redes sociales, por donde la Generación “Z” expresan los reclamos y denuncias, como asimismo, se coordinan las concentraciones y protestas, y que motivó a varias personalidades de distintos sectores de la sociedad indonesia, publicaran el Manifiesto 17+8, publicando demandas tales como, suspender los subsidios de los parlamentarios, la libertad de los detenidos por las protestas, condiciones laborales justas, y otras más, y tras dos semanas de disturbios, el presidente del país asiático, Prabowo Subianto, convocó a los líderes de los partidos políticos de la coalición y de la oposición, para negociar un acuerdo que contemplara algunos de los reclamos, y la reorganización de su gabinete. Sin embargo, lo sucedido tuvo consecuencias económicas e internacionales, por el caso, se depreció la Rupia, las acciones de empresas indonesias cayeron en Wall Street, la agencia Bloomberg señaló que inversores extranjeros estaban revaluando los riesgos de invertir en Indonesia, el país musulmán más poblado del mundo, más de 284 millones de habitantes, con un PBI de U$S 4.393 billones, miembro fundador del Mov. de Países No Alineados, de la OMC, de la ASEAN creada por los EE.UU., del Foro de Cooperación del Pacífico, de otros organismos regionales y de la ONU, por lo cual, lo sucedido y que tuvo como protagonista principal a los jóvenes de la Generación “Z”, no debe ser minimizado.

Finalizando con la columna de hoy, este fenómeno generacional, cultural, social y político, que es la Generación “Z”, mis reflexiones son las siguientes: 1) es un fenómeno que trasciende las categorías tradicionales de la política, signos de una generación conectada, que conforma una consciencia política transnacional, que opera a través del dominio digital, creando plazas virtuales, donde la indignación, las reivindicaciones, se convierten en un relato colectivo, y donde no hay líderes visibles, y que a través de redes descentralizadas aumentan la presión, de manifestaciones sintomáticas de un deterioro social y político, que reclaman a los gobiernos un “Nuevo Contrato Social”, sea un régimen poscolonial, sea un régimen títere de una gran potencia, sea una monarquía hereditaria o democracias imperfectas o aquejada de crisis sistémicas, y que deja al descubierto la “Difusión del Poder”: 2) Más allá de los efectos y consecuencias internas, en los países donde se ha dado este fenómeno de la Generación “Z”, también hay efectos y consecuencias geopolíticas, donde los intereses estratégicos y económicos involucrados, no son sólo los de los Estados afectados, sino también los de potencias globales, en un escenario mundial caracterizado por la interdependencia compleja y la transición hacia un nuevo Orden Internacional, y es por todo lo reseñado a lo largo de la 1ra. y la 2da. parte, de Generación ”Z”, la frase del final es de Richard Buckminster Fuller, arquitecto, diseñador e inventor estadounidense, padre de la arquitectura High Tech, que dijo, “No cambias las cosas destruyendo la realidad existente, cambias construyendo un nuevo modelo, que hace el modelo existente obsoleto”.-