En la columna de hoy, voy a abordar como Israel despliega una inteligente estrategia, que abarca los ámbitos de lo diplomático, la seguridad y la ayuda al desarrollo, más allá de los conocidos Acuerdos de Abraham, en una región geopolíticamente importante, con la presencia de distintos actores estatales y no estatales, me refiriero al Sahel, esa zona de África que involucra a los países subsaharianos, en su mayoría islámicos, acuciados por hambrunas, por la inestabilidad política, las crisis de crecimiento económico, y la actividad de organizaciones terroristas islamistas, como Boko Haram, en una franja que se extiende del Atlántico al Mar Rojo, y que incluye a Senegal, Gambia, Mauritania, Guinea, Mali, Burkina Faso, Níger, Chad, Camerún y Nigeria.
Como lo adelanté, el Sahel es un escenario de relevancia geopolítica y geoeconómica, donde se relacionan, muchas veces conflictivamente, diferentes actores internacionales, y en lo que va del Siglo XXI, Israel ha intensificado su presencia, desplegando una estrategia multidimensional a través de, transferencia tecnológica, inversiones, diplomacia bilateral y en el sector seguridad, con el objetivo de recomponer relaciones y establecer nuevas, teniendo en cuenta, que los vínculos con los países africanos, se han visto presionados por algunos Estados árabes, sumado a una posición “panafricana”, de apoyo a la llamada “causa palestina”, pero en la actualidad, las nuevas amenazas transnacionales, como el yihadismo, y la “Diplomacia Periférica” instrumentada por Israel, han ayudado a reactivar relaciones que se hallaban suspendidas o deterioradas.
Es así, que por medio de la Agencia de Cooperación Internacional para el Desarrollo o MASHAV, de la cancillería israelí, se están articulando, en transferencia tecnológica para la agricultura, en particular en el sector hídrico, en la cooperación y ayuda en el campo de la salud pública, la educación y en políticas comunitarias, y estos programas han servido para generar vínculos con los gobiernos de la región subsahariana, que en algunos casos, han creado relaciones interpersonales con miembros de las elites de aquellos países.
Mientras Sudán se está desangrando, encontramos un ejemplo de la incidencia israelí con la República de Sudán del Sur, que recordemos, se separó e independizó en el año 2005 y reconocida internacionalmente en el 2011, y que adoptó un sistema presidencialista y federal, siendo su actual titular, Salva Kiir Mayardit, que tiene una población de 12,7 millones de habitantes, constituida por varios grupos étnicos, donde el 70% profesa el cristianismo, un 20% son animistas y un 5% islámicos, y el resto creencias tribales, siendo el idioma oficial el Inglés Británico, con una amplia base en la pirámide demográfica, ya que el 45% de sus habitantes son menores de 14 años, y el 52% en la franja etaria de 15 a 60 años, pero con una tasa de mortalidad infantil que supera a la de nacimientos, con una esperanza de vida de apenas 55 años, y done la mayoría de la población habita el sector rural con una economía de subsistencia, lo que explica un PBI per capita de U$S 930, no obstante posee el 85% del petróleo de los dos Sudán, pero por no tener acceso al mar, desde el 2005, tras la firma del Acuerdo de Paz entre Sudán y Sudán del Sur, se han dividido los ingresos a partes iguales entre Jartum y Yuba, para la exportación del hidrocarburo, se hace por el Puerto Sudán, a orillas del Mar Rojo.
Pero en este joven país africano, que acarrea las consecuencias de su guerra por la independencia, como ser pobreza y hambruna, Israel a través de la ya mencionada MASHAV, como así también de la ONG israelí IsaAID, han desplegado actividades con fines humanitarios, como ser: capacitación médica, equipamientos sanitarios, en particular en el área de emergencias, por el caso, la instalación de la Unidad de Cuidados Intensivos en el Hospital de Yuba y de formaciones médicas móviles, y con otros elementos para combatir el brote de cólera que se dio recientemente, que incluyen material sanitario, kits para purificación de agua y cantidades importantes de remesas de alimentos.
En la misma línea de cooperación y ayudas, otro ejemplo de la presencia de Israel en aquella región, lo constituye la República del Chad, ubicada en el centro del Sahel, con un norte desértico, árido en el centro, y al sur una fértil sabana, sin olvidar el lago Chad, el segundo más grande, después del Victoria. Es un país de más de 18,2 millones de habitantes, donde la mayor parte de la población vive en zonas rurales, con una taza de natalidad más alta, 4.2%, que la de mortalidad, 1,6%, constituyendo una población joven, el 47,5% es menor a los 15 años. Pero diferencia del caso anterior, el Chad es un país mayoritariamente musulmán, 54% sunitas y un 10% chiitas, 25% de cristianos y 11% de animistas, incluso hay influencia de islámica en la legislación civil, por ejemplo, esta permitida la poligamia, a tal punto que el 39% de las mujeres chadianas viven en este tipo de unión. En cuanto a su sistema de gobierno, si bien es una república presidencialista, en el presente está gobernado por una Junta Militar, y en lo que hace a su economía, el Chad está ubicado como el 5to. país más pobre a nivel global, donde el 80% de los chadianos viven debajo del umbral de la pobreza, explicando que un porcentaje igual, viva de la agricultura y la ganadería de subsistencia.
Es así, donde la presencia israelí está representada por la ya mencionada agencia MASHAV y por el KKL, es decir, el Kerem Kayemeth Leisrael, aportando la probada y exitosa experiencia en hacer productivas zonas áridas, transfiriendo tecnología, capacitación y conocimientos, por el caso, en la gestión del agua, en particular, las técnicas de riego por goteo, fertirrigación, como así también, soluciones para una agricultura sostenible, destacándose la labor y las actividades de las Delegaciones de ambas agencias ya mencionadas, en los años 2023 y 2024, trabajando con las autoridades chadianas, y que ha colocado a Israel, como un socio tecnológico importante para el país africano, y que se inscribe pragmáticamente en la Diplomacia Periférica israelí.
Pero, ya que estamos con el Chad, aprovecho para reseñar la incidencia de Israel en los campos de la Defensa y la Seguridad, donde está consolidado como un proveedor de recursos y formación en el accionar antiterrorismo, en un país acuciado por movimientos yihadistas rebeldes, es así, que en el año 2021 y 2022, se fortalecieron los lazos entre Israel y el Chad, con el intercambio y cooperación en el sector de Inteligencia, con instructores militares para grupos de operaciones especiales, y por supuesto, tecnología y material militar, que han capacitado a las FF.AA. chadianas en combate urbano y técnicas antiterroristas.
Siguiendo en la cooperación y presencia de Israel en Defensa y Seguridad, otro ejemplo es la República de Mali, con la cual no hay oficialmente establecidas relaciones diplomáticas, sin embargo, existen contactos indirectos vinculados a inversiones, y la participación de empresas israelíes, por el caso, en la protección de objetivos e instalaciones de valor estratégico, como asimismo, en la participación en misiones de seguridad internacionales, como el caso de las empresas de seguridad asociadas a la MINUSMA, sin embargo, desde los golpes de Estado, de los años 2020 y 2021, la Junta Militar que gobierna Mali, con una visión anti-occidental, ha priorizado sus relaciones en los sectores de la Defensa y la Seguridad, con Rusia y China, aunque en menor medida, continúan los vínculos con empresas y proveedores israelíes.
Muy diferente es el caso de la República de Níger, que durante la presidencia de Mahamadou Issoufou, entre los años 2011 y 2021, hubo un incipiente acercamiento diplomático con Israel, sin embargo, tras el golpe de Estado de mediados del 2023, la Junta Militar liderada por el actual presidente, el Gral. Adbourahaman Tchiani, ha adoptado una posición de distanciamiento y más radical respecto a países occidentales, antes aliados, es así, que al presente se ha cortado toda colaboración y contactos entre Israel y Níger.
Ahora bien, en la región del Sahel, el país con mayor peso específico, es la República de Nigeria, un Estado Federal y con sistema de gobierno presidencialista, el más poblado de África, con más de 222, 4 millones de habitantes, con un PBI per capita de U$S 2.300, miembro fundador de la Unión Africana, considerado por el Banco Mundial como una potencia y mercado emergente, con un norte donde predomina el Islam y un sur mayoritariamente cristiano, con idioma oficial el Inglés Británico, y que posee importantes reservas de petróleo, unos 15,6 mil millones de barriles, y de gas algo más de 3 millones de m3, lo que fue transformando la economía del país a partir de la década de los 60 del Siglo pasado, de agrícola a industrial, y con una Balanza de Pagos con saldos positivos.
Con esta potencia africana, Israel tiene relaciones sólidas y fuertes, que se manifiestan en todos los sectores abordados, es decir, en cooperación y ayuda en la construcción de infraestructuras, en la agricultura –en particular en la gestión hídrica-, en alta tecnología, en comunicaciones, y muy importante en defensa y seguridad, a través de Acuerdos Bilaterales, en particular en la lucha contra el terrorismo yihadista, representado por el Grupo Boko Haram, franquicia tanto de AL QAEDA como del Estado Islámico. Por otra parte, la presencia diplomática israelí en la capital nigeriana, Abuya, data desde 1993, con una posición pragmática por parte del gobierno nigeriano, respecto al conflicto israelí-palestino, lo que se traduce en beneficios mutuos, entre la primera economía de África y un Israel, líder en innovación y tecnología, y donde ambos ganan.
Como se ha reseñado a lo largo de la columna, la estrategia de la Diplomacia Periférica desplegada por Israel en la región del Sahel, que se traduce en la cooperación y la ayuda, en muchos casos, se enmarca en un escenario caracterizado por las crisis y la volatilidad de los regímenes de aquella región, y por lo tanto, el alcance y la solidez de los vínculos, está sujeta tanto por las tensiones internas, como al juego de intereses geopolíticos de actores externos, pero igual, la presencia de Israel en el Sahel, es un proceso clave en el intercambio en los sectores de Seguridad y Defensa, con el objetivo de consolidar socios en esa inestable región.
Esta estrategia es como se señaló, multidimensional, en la que se articulan, la cooperación, las inversiones, la seguridad, la defensa y por supuesto la diplomacia, con el clásico pragmatismo israelí, colaborando con los Estados del Sahel, para solucionar sus problemáticas más acuciantes, en sectores como, la salud, el hídrico, la agricultura y la seguridad, y a la vez, lograr una proyección en el plano internacional, como diversificar las alianzas, más allá de entorno próximo y del Magreb.
En este marco, quizás el sector donde más convergencia de intereses existe, es el de la seguridad, particularmente en lo que respecta a la lucha contra el terrorismo yihadista, aportando experiencia, alta especialización y tecnología, a la vez que obtiene valiosa información en el monitoreo y seguimiento de amenazas transnacionales.
Sin embargo, no se puede desconocer, en una región mayoritariamente musulmana, las simpatías y/o apoyo a la llamada “causa palestina”, especialmente en lo que hace a la “calle musulmana”, que percibe a Israel como parte del bloque Occidental y “colonialista”, y esto limita y condiciona, el accionar y la posición de los gobiernos del Sahel, en cooperar y acordar abiertamente alianzas, por otra parte, Israel enfrenta a fuertes competidores, como ser China, Rusia y Turquía, con importantes intereses geopolíticos y geoeconómicos, que a su vez, en esa “calle musulmana”, son vistos como una mejor alternativa a los EE.UU. y las potencias europeas.
Finalizando la columna de hoy, donde abordé una de las facetas de la política exterior de Israel, a través de la “Diplomacia Periférica”, quizás no tan conocida, en el África Subsahariana, en el Sahel, mi reflexión es la siguiente: Septiembre del 2020, marcó el inicio de algo histórico, EAU y Bahrein, establecían relaciones diplomáticas con el Estado de Israel, meses siguientes lo hicieron Sudán y Marruecos, me estoy refiriendo a los Acuerdos de Abraham, a los que este mes se unió la República de Kazajistán, y esperando que lo hagan Líbano, Siria y el Reino de Arabia Saudita, y que Riad la semana pasada, expresó que reanudará el diálogo con Israel, y en el que será importante la visita oficial del Príncipe heredero Mohamed bin Salman a los EE.UU., todo lo cual constituiría una reconfiguración geopolítica de Oriente Medio, por lo tanto, la estrategia de Israel en la región del Sahel, se dirige a la ayuda para el desarrollo económico, en la transferencia de tecnología, en los programas destinados a la salud y la educación, y en la cooperación en materia de seguridad ante las amenazas transnacionales, un objetivo que se podrá lograr a mediano plazo, gracias al pragmatismo que ha caracterizado las relaciones internacionales de Israel, y que también incluye el centro de África, como es la visita del presidente Isaac Herzog a Zambia a principios de esta semana, y es por todo lo reseñado y reflexionado, que la frase para terminar es de David Ben Gurion, que enfatiza la importancia de actuar y hacer cambios en el entorno inmediato, expresando: “ No podemos cambiar el mundo entero, pero podemos cambiar nuestra parte de él.”
