Por Orna Mizrahi
La eliminación, el 23 de noviembre, del jefe del Estado Mayor interino de Hezbollah, Haytham Ali Tabatabai, en pleno barrio de Dahiyeh, en Beirut, representa un punto culminante en la campaña que Israel ha librado desde la firma de los acuerdos de alto el fuego con el Líbano hace un año.
Tabatabai, comandante de la Fuerza Radwan, era responsable de las operaciones especiales de la organización y también se desempeñaba como representante de Hezbollah para el desarrollo de las fuerzas de Irán en el extranjero: Siria, Irak y Yemen.
Debido a su participación en la promoción de actividades terroristas fuera del Líbano, había sido incluido en la lista de personas buscadas por la Administración estadounidense desde 2018, con una recompensa de cinco millones de dólares por su captura.
Tabatabai fue ascendido a su alto cargo en Hezbollah tras la eliminación de casi toda la cúpula militar veterana de la organización.
Durante el último año, con la ayuda de Irán, trabajó para impulsar los esfuerzos de rehabilitación de Hezbollah tras los duros golpes que sufrió la organización durante la guerra.
La eliminación de Tabatabai se alinea con los esfuerzos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) durante el último año para seguir debilitando a la organización e impedir su rearme.
Las FDI atacan el Líbano a diario, y durante el último año han eliminado a unos 350 operativos de Hezbollah y destruido las armas y la infraestructura de la organización en el sur del Líbano, la Beqaa y Beirut.
Sin embargo, Hezbollah continúa avanzando en sus esfuerzos de rehabilitación y contrabandeando fondos y armas, aunque de forma más limitada.
Dada la gravedad de la eliminación, Hezbollah se enfrenta ahora a un dilema respecto a su respuesta: si abandona su política de “contención” y tomar represalias, y de ser así, cuándo y de qué manera.
La organización aún posee armas y operativos —restos de la guerra, junto con nuevas capacidades que ha desarrollado o contrabandeado—, lo que le permite actuar contra Israel si así lo decide.
Sus opciones incluyen atacar a las fuerzas de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) en el Líbano, disparar contra las comunidades del norte de Israel, infiltrarse en territorio israelí, lanzar misiles contra el frente interno de Israel o llevar a cabo ataques terroristas contra objetivos israelíes en el extranjero.
En esta etapa, la organización se abstiene de especificar la naturaleza de su respuesta prevista y se limita a amenazas implícitas.
Al mismo tiempo, varios factores limitantes pesan sobre Hezbollah: la dura respuesta israelí que puede esperar, con las FDI indicando que no dudarán en intensificar los combates; las dificultades internas de la organización y su enfrentamiento con el Gobierno libanés que busca desarmarla; la presión internacional y regional sobre el Líbano para que avance en este esfuerzo; y la preocupación por un mayor daño al Líbano que podría erosionar el apoyo interno, especialmente entre la población chií.
Por lo tanto, incluso si Hezbollah decide responder, es probable que opte por una respuesta de bajo nivel para evitar desencadenar una campaña militar israelí ampliada.
En conclusión, la eliminación de Tabatabai es un logro significativo en el esfuerzo de Israel por mantener la debilidad de Hezbollah.
Israel debe continuar su presión militar mientras se prepara para una posible escalada, pero simultáneamente debe impulsar un proceso político complementario con el Gobierno libanés, con el apoyo de Estados Unidos.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies
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