El gobierno irlandés manifestó su rechazo al plan del Ayuntamiento de Dublín para retirar el nombre de Chaim Herzog, expresidente israelí nacido en Irlanda, del parque público ubicado en el barrio de Rathgar. La iniciativa, impulsada desde el Comité de Nomenclaturas del concejo municipal, abrió un frente político inusual al enfrentar al Ejecutivo con autoridades locales en un asunto que combina memoria histórica, representación comunitaria y tensiones derivadas del conflicto en Medio Oriente.
Una propuesta que desata fricciones
La moción debatida por los concejales recomienda iniciar un proceso formal para sustituir el nombre de Herzog Park, vigente desde 1995. El cambio se enmarca en una revisión amplia de denominaciones urbanas, pero su impulso coincidió con un clima de polarización tras la guerra en Gaza, lo que multiplicó el impacto político.
El gobierno sostuvo que el retiro del nombre no está relacionado con críticas legítimas a políticas del Estado de Israel, sino que implica “un mensaje innecesariamente excluyente” hacia la comunidad judía irlandesa. Voceros del Ejecutivo remarcaron que la figura de Herzog -nacido en Belfast, criado en Dublín e hijo del primer Gran Rabino del Estado Libre Irlandés- constituye un capítulo propio de la historia nacional.
Quién fue Chaim Herzog: una figura con legado internacional
Más allá de su trayectoria diplomática y de haber sido presidente del Estado de Israel entre 1983 y 1993, Herzog es recordado por acciones significativas a nivel histórico:
- Combatió en la Segunda Guerra Mundial como oficial del Ejército Británico, participando en la campaña de Normandía y en la liberación de campos de concentración.
- Fue uno de los primeros oficiales aliados en ingresar en Bergen-Belsen, donde documentó y denunció públicamente las atrocidades nazis.
- Tras la guerra, se desempeñó como analista militar y figura clave en la inteligencia israelí, consolidando una reputación internacional por su claridad estratégica.
- Su célebre discurso ante la ONU en 1975, rechazando la resolución que equiparaba sionismo con racismo, es considerado un hito en la historia diplomática del siglo XX.
Para el gobierno irlandés, borrar su nombre del parque implica eliminar del espacio público a un irlandés que no solo dejó huella en su país de adopción, sino también en la lucha contra el totalitarismo y en la construcción del orden internacional de posguerra.
Posición del Ejecutivo
La ministra de Relaciones Exteriores, Helen McEntee, calificó la propuesta como “inapropiada y contraproducente”, subrayando que Irlanda “puede y debe” sostener posiciones firmes sobre derechos humanos sin por ello “borrar la huella histórica de un irlandés judío de relevancia internacional”.
El viceprimer ministro, Simon Harris, añadió que renombrar el parque “no contribuye a la convivencia” y pidió a los concejales rechazar la iniciativa cuando llegue al plenario.
Reacciones comunitarias e internacionales
Organizaciones de la comunidad judía irlandesa advirtieron que la medida equivaldría a “un acto de borrado simbólico”, especialmente sensible en un momento de creciente inseguridad para minorías religiosas.
En el plano internacional, allegados al actual presidente israelí calificaron el intento como “un gesto innecesario que erosiona vínculos históricos” entre Irlanda y la comunidad judía mundial.
Próximos pasos
El Ayuntamiento de Dublín deberá decidir si el expediente avanza hacia una consulta pública o si, tras las objeciones del gobierno, se modifica o archiva. Mientras tanto, el debate se ha convertido en un caso testigo sobre cómo gestionar la memoria pública en contextos de alta tensión política internacional.s de alta tensión política internacional.

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