Fútbol, geopolítica y un poco más

La columna de hoy, voy a analizar la relación entre el deporte más popular y expandido en el mundo, con la política y la geopolítica, me refiero al futbol, y por ende comenzaré haciendo una breve reseña histórica del juego pasión de multitudes.

Los antecedentes más remotos del futbol, los encontramos en el Lejano Oriente y en Mesoamérica, en el caso de China, allá por el Siglo III a.e.c., en tiempos de la dinastía Jan, según consta en un manuscrito que narra el “juego de la pelota”, practicado por un grupo de jugadores errantes, que lo hacían de aldea en aldea, y al que los chinos llamaban “Kujiu”, que se traduce como “patear la pelota”, y el equipo ganador era aquel anotaba más tantos, que consistía en pasar el balón por un agujero que estaba en la parte superior y central, de una red de 5 m. de alto, sostenida por dos postes, que a la vez, dividía el campo de juego en dos cuadrados iguales, algo similar al vóley actual, pero jugado con los pies, y disputado por seis jugadores por equipo, adquiriendo gran popularidad, al punto que gobernadores de las provincias del imperio, y los mismos emperadores, pusieron su atención, como un medio de ganarse a las poblaciones, y practicado aprovechando fechas festivas, documentado en un bajo relieve que reproduce una escena de un partido, que data de aquel período.

En cuanto a la región mesoamericana, donde se desarrollaron las civilizaciones mayas y aztecas, hace casi dos mil años, las pirámides escalonadas de aquellas tierras, hoy mejicanas y guatemaltecas, fueron mudos testigos del “juego de pelota”, el que en ocasiones era parte de rituales religiosos, y se lo denominaba “Pitz”, celebrando la victoria del Sol sobre la oscuridad, y era jugado entre dos equipos de 7 jugadores por bando, con un balón de caucho macizo, que llegaba a pesar unos 4kg., utilizando los participantes sus piernas, sus caderas y los codos, para de esa manera, pasar el balón por un anillo que se encontraba vertical, en el centro de un muro de piedra, a una altura aproximada de unos 2,5 metros, juego que practicaron también las culturas tolteca y azteca.

Siguiendo la historia del juego de pelota, pero ya en Occidente, en la Europa de hace mil años, en la Inglaterra medioeval, constituía la competencia entre dos aldeas, pueblos o ciudades, donde la cantidad de jugadores podía llegar al millar, y se lo llamaba, “juego del Pueblo”, el que no tenía reglas, y se iniciaba en el límite de ambos condados, y donde los jugadores no los distinguía vestimenta alguna, el ganador era el equipo que lograba llevarse la pelota a la entrada de su pueblo, y no era extraño, que se disputara para resolver cuestiones políticas y/o territoriales, y el que dejaba un saldo de centenares de lesionados, e incluso de muertes, es así, que está documentado el que sería la primera víctima fatal, un aldeano de apellido Ellington, en un juego del año 1280. La naturaleza violenta de esta práctica, llevó al rey Eduardo II, a prohibir su juego, e incluso, años después la propia Iglesia dispuso que sólo se podían realizar estas competencias, en fechas festivas y en el Martes de Carnaval, y con la clásica tradición inglesa, para ese día de Carnaval, se celebra el “Juego del Pueblo” hasta el presente, en la localidad de Ashbury, en el Condado de Oxfordshire.

Algo menos bárbaro, se dio en Florencia, Italia, a la que muchos consideran la “Cuna del Futbol” en Europa, fue en pleno período del Renacimiento, y constituían pintorescos espectáculos de Estado, recibiendo el nombre de “Calcio Florentino”, que a diferencia de lo que se dio en Inglaterra, sólo estaba reservada su práctica a la aristocracia, y bajo el patrocinio de la familia noble gobernante de turno, jugándose en una plaza rectangular dividida en dos, con 27 de jugadores por bando, que debían colocar el balón detrás de la última línea del campo adversario, usando todo el cuerpo, piernas, manos, cabeza y el torso, donde era válido incluso el pugilismo.

Pero, el futbol tal como lo conocemos hoy, tiene su nacimiento en Inglaterra, allá por el año 1857, con la fundación del primer club de futbol, el Sheffield Football Club, en Yorkshire, obra de dos alumnos de la Harrow School, Nathaniel Creswick y William Prest, y las reglas que establecieron en ese entonces, en particular para diferenciarlo del Rugby, son a grandes rasgos las mismas que rigen en la actualidad.

Después de este club pionero, se fundaron otros más en Inglaterra, comenzando en las ciudades industriales del norte, destinado a los trabajadores, como actividad recreativa en tiempos libres y en especial los días sábado, y vinculando los sectores patronal y obrero, y en poco más de dos décadas, aparecieron los primeros jugados profesionales de la historia, siendo el Preston North End Football Club, el primer equipo profesional, que reflejó en oposición con los equipos amateur, las diferencias sociales, denominándose a los primeros, “rich o ricos” y a los segundo, “poor o pobres”.

Con la rápida expansión futbol en tierras europeas, y a nivel mundial de la mano de las políticas expansionistas de las grandes potencias, en particular en sus colonias o en países con importante presencia e inversiones, como en el sector ferroviario y el comercio, este verdadero fenómeno global, exigía un organismo internacional, y es así que en mayo de 1904, se funda en Zurich, Suiza, la hoy conocida FIFA, y comienza a organizar la Copa Mundial de Futbol, como así también otros campeonatos internacionales, en sus diferentes categorías, e incluso, en los Juegos Olímpicos, en coordinación con el Comité Olímpico Internacional. Está conformada por 211 asociaciones, o federaciones o confederaciones, lo que nos muestra que incluye a 17 países más, que miembros tiene la ONU.

Fue en 1928, en su Congreso de Amsterdam, cuando se estableció celebrar el primer Campeonato Mundial, el que se realizó en Uruguay en 1930, y coronó al primer ganador, la selección anfitriona, y subcampeón a la de Argentina, y así se fueron sucediendo los mundiales cada cuatro años, hasta 1938, que tuvo como sede a Francia y ganador a Ia Italia de Mussolini, interrumpiéndose a raíz de la 2da. G.M., reanudándose en 1950, en Brasil, donde volvió a coronarse campeón la selección uruguaya, en el famoso “Maracanaso”.

Pero más allá de lo deportivo, la FIFA no escapa a los escándalos de corrupción, que quedó evidenciada a mediados del 2015, con el FIFA Gate, costó la renuncia de quien era su presidente, el suizo Joseph Blatter y la detención y condena de altos cargos ejecutivos, por la comisión del delito mencionado, asumiendo interinamente el camerunés Issa Hayatou, hasta que en el Congreso de febrero del 2016, es elegido el ítalo-suizo Giovanni Infantino, quién ejerce hasta el presente la presidencia de la Federación.

Se han preguntado, ¿cómo se financia la FIFA?, pues lo hace a través de la venta de derechos televisivos, que es la principal fuente, pero también por medio del marketing y las concesiones de licencias, y es así, que sus ingresos entre el 2023 y el 2026, son de U$S 13.000 millones, mientras la partida de gastos en este 2025 es de U$S 3.460 millones y se estima que para el año 2026, será de unos U$S 6.390 millones, lo que la ubica como una poderosa ONG, y más allá de su posición oficial, la convierte en un actor importante en el escenario internacional, pues si bien, se presenta como un actor ajeno a las crisis y conflictos políticos globales, y declara que su objetivo es promover la globalización del deporte y la paz, con algunas posturas de sancionar o no a algunos de los países miembros, como es el caso actual de Rusia, refleja la influencia de la geopolítica, a lo que podemos sumar, la designación de las sedes mundialistas, que reflejan, que además del poder político, el poder económico tiene influencia, a veces decisiva en la organización de los torneos, como tampoco podemos obviar, las relaciones y los negocios emergentes por miles de millones de Dólares con el mundo de la tecnología.

Como se puede deducir de la breve síntesis de la Historia del Futbol, desde la milenaria China, pasando por Mesoamérica, siguiendo ya en Occidente, en tiempos medioevales y renacentistas, el Juego de Pelota fue un instrumento político utilizado por gobernantes en función a sus intereses y a las relaciones con sus sociedades, como también en el caso azteca y maya, los sacerdotes lo hacían a través de sus celebraciones religiosas, e incluso, en la cuna del futbol moderno, en la Inglaterra victoriana, sirvió de vínculo entre las patronales y los obreros, lo que nos muestra, la interrelación futbol-política-sociedad, por eso no resultará extraño que ahora aborde al futbol, las crisis y los conflictos.
Es así, que el futbol está relacionado –en algunos casos estrechamente- con las crisis y los conflictos, que se reflejan en escenarios de tensión, o bien como detonante de conflictos, o también, como evidencia de crisis geopolíticas. En el primer caso, podemos citar los partidos disputados entre las dos Alemanias, la Occidental y la Oriental, en el marco de la Guerra Fría, otro ejemplo podemos encontrarlo en el Mundial de Francia, el 21 de junio de 1998, cuando se enfrentaron las selecciones de EE.UU. e Irán, en tiempos de tensión y crisis entre ambos países, por lo que recibió el calificativo del “partido más político de la historia de los Mundiales”, disputado bajo severas medidas de seguridad ante el temor de ataques terroristas, y este mismo duelo futbolero se repitió en Qatar 2022, habida cuenta de la posición de Washington respecto al programa nuclear de Teherán, y a las acusaciones por violaciones a los DD.HH., en particular, por el asesinato de la joven iraní Mahsa Ameni, sin embargo, en ambos casos el comportamiento de los jugadores de ambos equipos fue correcto, lo que dio lugar a la frase, “90 minutos de futbol lograron más, que años de diplomacia”.

Ahora veamos, como un partido fue el detonante de la “Guerra del Futbol”, como se lo conoce al conflicto armado entre El Salvador y Honduras, que se desarrolló entre el 14 y el 18 de julio de 1969, en el marco de las clasificatorias para el Mundial de Méjico 1970, que tuvo como causas, las crisis socio-económicas internas que sufrían ambos países, con economías nacionales deficitarias, basadas en la producción de materias primas del sector agrícola, y con escaso desarrollo de los sectores industrial y de servicios, sumado a rivalidades empresariales hondureñas hacia sus iguales salvadoreños, y a las migraciones ilegales de El Salvador a Honduras, que dieron lugar al regreso de 12.000 salvadoreños a su país, tras ser atacados por civiles y militares hondureños, lo que derivó en la ruptura de relaciones diplomáticas, sin embargo, el 27 de junio, se disputó el partido desempate en Méjico, en el que no estuvo ausente la violencia entre las parcialidades de uno y otro, y el 14 de julio estalló el conflicto, con el ataque de la artillería salvadoreña, pero después de 100 horas de enfrentamiento bélico, con la intervención de la OEA y el cese al fuego, finalizaba la llamada “Guerra del Futbol”.

En cuanto a cómo las crisis y los conflictos geopolíticos y las rivalidades identitarias, se han hecho sentir en el futbol, el caso más palpable y de actualidad, es la guerra ruso-ucraniana, por la que se han prohibido los partidos entre ambos países, más allá de la sanción de la FIFA a Rusia, por calificarlo país agresor, y que le impide participar de torneos internacionales, pero que también ha acarreado otras consecuencias, como ser el retiro de contratos y publicidad, y el impacto económico, con la ruptura de vínculos comerciales y financieros con clubes rusos y la federación rusa.

Ahora bien, en lo que hace a rivalidades étnicas, confesionales y/o nacionales, está el caso de Serbia y Kosovo, donde las tensiones por reivindicaciones territoriales e identitarias entre ambos Estados, ha llevado a prohibirse los partidos entre ambos países.

Pero antes de mostrar las relaciones entre el futbol y la política dentro de nuestro país, hay que señalar el último y reciente episodio de como afecta una crisis geopolítica al futbol, y me estoy refiriendo a la crisis entre EE.UU. e Irán, una vez más, y que se verá reflejada en el sorteo del próximo 5 de diciembre, donde se definirán la integración de cada uno de los doce grupos iniciales del Mundial 2026, y que por decisión del régimen de Teherán, no enviará a sus representantes al evento, con motivo que el gobierno estadounidense, no otorgó suficientes Visas, lo que dio lugar al reclamo iraní para que intervenga la FIFA, organismo que no emitió ninguna declaración oficial sobre la protesta, ni sobre gestiones paralelas, que garantice la participación de Irán en el Mundial.

Finalizando la columna, y abordando el ámbito nacional y a modo de reflexión, comienzo por decir, el futbol y su mundo, conformado por jugadores, técnicos, árbitros, dirigentes e hinchas, además de constituir un fenómeno social, es un espejo donde se reflejan los vaivenes de la política y como se esgrime el poder, y en el caso de nuestro país, esto es evidente, desde el conservadorismo de los años 30, pasando por el populismo peronista de los 50, continuando en los regímenes de facto de los 60 y 70, coronado con el Mundial 78, luego en los 80, con sabor agridulce, la Guerra de Malvinas y el 2do. título mundialista y como el futbol fue utilizado por los gobiernos democráticos de distintos signos, y que se exterioriza en los estadios, en los equipos y en sus dirigentes, y que en el presente, más allá de la obtención de la 3ra. estrella, lo que refleja –lamentablemente- una mediocridad en el juego, y una corrupción que nace en su entidad madre, la AFA, y se continúa en la complicidad de las dirigencias, sea por genuflexión, sea por temor a arbitrarias decisiones que perjudiquen a sus clubes, a jugadores, a la masa societaria y de simpatizantes. Es así, que hoy la AFA, está manejada como un “sindicato”, por un personaje funesto, inculto, corrupto y prepotente, un sindicalista, que le está haciendo tanto daño a este maravilloso deporte, y que ha posibilitado que se instale la llamada “Grieta”, y esto nos muestra, como el futbol es utilizado como un instrumento político manipulando el humor social, y como el futbol, no sólo está interrelacionado a la geopolítica global, sino que también es un espejo de cada Sociedad, y que en el caso de Argentina, me lleva a elegir como frase para terminar, parafraseando lo expresado por Diego Maradona, “la pelota si está hoy manchada”.-