Jake Retzlaff, actual mariscal de Tulane, está a un paso de marcar un hito en el fútbol americano universitario: convertirse en el primer quarterback judío en clasificar a los College Football Playoffs. Tras dejar BYU por violar el código de honor y llegar sin garantías a Louisiana, Retzlaff lideró una sorprendente temporada 10-2, rompió récords y hoy sueña con llevar a los Green Wave al campeonato nacional.
Pero no es el único. En Washington State, Zevi Eckhaus avanza con menos reflectores pero con un fuerte compromiso religioso: se coloca tefilín todas las mañanas, reza en la línea de las 18 yardas antes de cada partido y busca ser un modelo para jóvenes judíos que sueñan con el deporte. Su temporada lo consolidó como titular, con 1.760 yardas por aire y 20 anotaciones combinadas.
Ambos, criados en California y con identidades judías muy distintas —Retzlaff reformista y Eckhaus ortodoxo—, comparten la intención de visibilizar su herencia en un deporte con pocos referentes judíos. Retzlaff incluso viajó a Israel este verano con “Athletes for Israel”, una experiencia que describió como transformadora y que reforzó su vínculo con la comunidad.
Mientras Eckhaus busca extender su futuro en el deporte —con derechos de negociación ya asegurados por los Montreal Alouettes de la CFL—, Retzlaff empieza a llamar la atención de cazatalentos de la NFL. Por ahora, dice, la prioridad es simple: ganar el viernes y seguir escribiendo historia.
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