El “juicio de Bugs Bunny”: Netanyahu intensifica su ofensiva contra la justicia israelí

En un escenario político atravesado por tensiones internas, conflicto armado y creciente polarización, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu volvió a cuestionar la legitimidad de su proceso judicial. Su expresión -“el juicio de Bugs Bunny”- se convirtió en un eje discursivo central para desestimar las acusaciones por corrupción y profundizar la confrontación con el sistema judicial.

Un calificativo que enciende el debate político

Netanyahu ha recurrido nuevamente a la ironía mordaz al describir su proceso judicial como “el juicio de Bugs Bunny”, una frase que busca exponer lo que él considera un expediente construido sobre elementos irrelevantes o desproporcionados. Según sus propias declaraciones, resulta “absurdo” que deba dedicar días enteros a responder preguntas sobre obsequios de antaño -incluido un muñeco del famoso personaje infantil- mientras lidera decisiones estratégicas en un contexto de guerra y presión internacional.

El mandatario pretende instalar la idea de que la fiscalía ha recurrido a minucias para sostener acusaciones sin sustancia, reduciendo el proceso a una caricatura que, en su mirada, persigue fines políticos más que judiciales.

El origen de la expresión “juicio de Bugs Bunny”

La frase surge de uno de los episodios revisitados por la fiscalía durante los interrogatorios del Caso 1000, que investiga la recepción de regalos de lujo por parte de empresarios vinculados al entorno de Netanyahu. Entre los objetos citados, figura un muñeco de Bugs Bunny que habría sido entregado a su hijo en la década de 1990. Aunque el elemento puede parecer trivial, los fiscales lo mencionan como parte de un patrón prolongado de regalos que podría haber influido en decisiones gubernamentales.

Netanyahu utiliza este detalle para ridiculizar el expediente, señalando que el juicio se apoya en hechos antiguos y sin relevancia real en la toma de decisiones de Estado.

Estrategia política y confrontación institucional

El calificativo “juicio de Bugs Bunny” funciona como una herramienta política para reforzar la narrativa que Netanyahu construye desde hace años: la de un líder perseguido por organismos judiciales que actúan, según él, motivados por intereses partidarios. Esta estrategia busca cohesionar a su base electoral, consolidar simpatías y erosionar la confianza pública en la justicia.

Para sus opositores, en cambio, la frase es una maniobra destinada a desacreditar instituciones fundamentales y a evitar rendición de cuentas. Señalan que los casos investigados incluyen acusaciones graves, que van más allá de objetos puntuales, y que el primer ministro intenta reducir el proceso a una burla para restar legitimidad a la causa.

Avances recientes en el proceso judicial

En 2025 comenzó un tramo clave del juicio: el contrainterrogatorio directo a Netanyahu. Durante esta fase, el primer ministro insistió repetidamente en que no recuerda episodios específicos relacionados con los regalos recibidos. La fiscalía, por su parte, considera estos olvidos como inconsistencias significativas en el testimonio.

El proceso continúa sin una sentencia próxima y, lejos de aquietarse, se intensifica a medida que nuevas audiencias exponen discrepancias y alimentan el debate público.

Implicancias para Israel en 2025

La disputa entre Netanyahu y el sistema judicial atraviesa un momento especialmente sensible para Israel. En un año marcado por conflictos regionales, presión diplomática y tensiones internas, cada declaración del primer ministro -especialmente las que buscan desacreditar a la justicia- contribuye a profundizar la división social.

Mientras tanto, el juicio sigue su curso, y la frase “juicio de Bugs Bunny” ya se instaló como símbolo de la disputa entre el poder político y el institucional, una batalla que promete seguir influyendo en el futuro inmediato del país.

La entrada El “juicio de Bugs Bunny”: Netanyahu intensifica su ofensiva contra la justicia israelí se publicó primero en Aurora Israel Noticias en Español.