La inflación de noviembre alcanzó el 2,5%, volvió a superar el registro del mes anterior y acumuló más del 30% en lo que va del año. Para el ingeniero y analista económico Miguel Ponce, se trata de “una mala noticia anunciada”, ya que desde hace semanas advertía que el índice seguiría en aumento pese a la recesión y al dólar planchado. “Lamento haber acertado”, afirmó en diálogo con Radio Jai, al destacar que Argentina ya suma siete meses consecutivos de suba.
Ponce explicó que el incremento se vuelve aún más significativo si se consideran las distorsiones en la metodología oficial, que excluye gastos habituales como internet o telefonía móvil. Aun así, los rubros esenciales marcaron alzas muy por encima del promedio: vivienda, agua, electricidad y gas treparon 3,4%, mientras que transporte y alimentos también corrieron cerca del 3%. “El salario disponible es cada vez menor y los servicios no dejan de aumentar”, sintetizó.
El especialista señaló que el Gobierno mantiene las “anclas” equivocadas para frenar la inflación: demanda deprimida, atraso cambiario y salarios sin recuperación. A su entender, esta estrategia replica viejos experimentos de la región —como el de los Chicago Boys en Chile en los años 70— que lograron bajar la inflación nominal pero nunca pudieron perforar núcleos duros estructurales. “En la Argentina pasa lo mismo: la economía sigue indexada y los precios relativos están desalineados”, indicó.
Para Ponce, el panorama inmediato no es alentador. Anticipó que diciembre será peor que noviembre, tanto por factores estacionales —aguinaldo, fiestas, mayor circulación de dinero— como por la persistencia del atraso cambiario. “Hoy ir a Chile es ahorrar dinero. Eso habla de una distorsión gigantesca: tenemos salarios bajos y precios que, medidos en dólares, son más caros que en el exterior”, advirtió. En ese marco, apuntó que una revisión del modelo podría requerir sacrificar parte de la “pax cambiaria” para recomponer ingresos y evitar que más trabajadores queden por debajo de la línea de pobreza.
El economista también subrayó el impacto de la competencia externa y el rol de la política comercial internacional. Recordó que países como México, Canadá o Estados Unidos aplican aranceles del 50% a productos chinos para proteger su producción interna, algo que —según Ponce— Argentina debería comenzar a considerar si busca sostener a las pequeñas y medianas industrias. “Si el atraso cambiario se combina con una apertura indiscriminada, el impacto es regresivo y muy difícil de revertir”, concluyó.
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