La guerra de los Rose

En el año 1989 se estrenó la película basada en la comedia “La guerra de los Rose”, dirigida por Danny DeVito, y protagonizada por Michael Douglas y Kathleen Turner, en los roles principales, y a grandes rasgos es, la historia de una pareja que se conoce en una subasta, se enamoran y se casan, pero pasado un tiempo el matrimonio termina peleándose y pugnan por quién se queda con la casa, haciéndose la vida imposible uno al otro, pues bien algo similar está pasando entre los EE.UU. y Europa, que algunos analistas califican de “Divorcio”.

Comienzo por señalar, que días pasados el gobierno de los EE.UU., dio a conocer un Informe caratulado, “Estrategia de Seguridad Nacional”, en el que describe la visión y la postura geopolítica de la administración Trump, que involucra –principalmente- a Latinoamérica, a Europa y el escenario Indo-Pacífico, y en resumidas cuentas expone un ajuste de la presencia militar estadounidense, incluida la construcción de nuevas alianzas.

Es por lo reseñado, que en la columna de hoy me centraré en el capítulo que hace a los nuevos lineamientos de la relación de Washington con Europa, la que está atravesando una etapa crítica, no obstante, y para que se tenga una idea, de la actual visión y postura de la Casa Blanca hacia Latinoamérica y el escenario Indo-Pacífico, el Informe en cuestión revela con respecto al ámbito continental, el objetivo estadounidense es restaurar su supremacía en el continente americano, con la aplicación de la Doctrina Monroe, expresado en 1823 por el entonces presidente James Monroe, “América para los americanos”, pero en una versión actualizada del presidente Trump, y que es palpable al presente, con la Operación Southern Spear, dirigida a Venezuela, con tres propósitos concatenados: 1) la caída del régimen bolivariano, 2) desmantelar el narcotráfico del Cártel de Los Soles y 3) obtener el máximo provecho en la explotación y comercio del petróleo venezolano, y en cuanto al escenario Indo-Pacífico, los tres puntos esenciales son: 1) reforzar las alianzas ya existentes y construir nuevas, 2) contrarrestar la influencia de China y 3) respaldar el status independiente de Taiwán, y además, en el Informe también hay referencias respecto a Oriente Medio y África.

Ahora bien, pasaré entonces a abordar la crisis actual, que enmarca las relaciones entre los EE.UU. y Europa, que ha ampliado la “grieta” entre ambos actores, aliados geopolíticos y socios económicos, desde hace casi 80 años.

Los términos utilizados en el Informe, han provocado desde el rechazo, la sorpresa y un escozor, tanto entre funcionarios y políticos europeos, como también en intelectuales y ciudadanos de a pie, aunque desde mi punto de vista, algunas críticas de Washington, son reales y justificables, por ejemplo: en el caso de las “políticas progresistas” aplicadas a la inmigración, en muchos casos mal controladas, que tiene efectos negativos, tanto en el plano de la Seguridad, como en el sector Socio-laboral, lo que ha generado conflictos y crisis, concluyendo que la inmigración masiva constituye una seria amenaza, lo que abona la Teoría del “Gran Reemplazo”, en alusión –particularmente- al Islam y su expansión en el Viejo Continente, donde en ciertos países, existen comunidades musulmanas que priorizan la aplicación de la Shariat por sobre las legislaciones locales y nacionales, incluso haciendo alusión implícita el caso de Francia. Este punto, da lugar a señalar el deterioro e incluso la pérdida de una identidad nacional, resaltando como positivo, la actividad e influencia de los que denomina “Partidos Patrióticos”, como ser: el Fratelli d´Italia, el Vox español, el Frente Nacional francés, el Partido de la Libertad neerlandés, el Unión Cívica húngaro y hasta el AfD alemán de extrema derecha, a los que considera que están luchando contra lo que califica de “eclipse civilizacional”, y que además tienen puntos en común con el Movimiento MAGA, y afirma que los políticos de la UE, atentan contra la Libertad Política y las Sobernías.

El citado Informe tampoco omite una crítica a lo que califica de “declive económico europeo”, responsabilizando a las elites y la burocracia de Bruselas, sobre políticas equivocadas en relación a la globalización del comercio, de no adoptar las medidas necesarias para detener el robo tecnológico, el espionaje cibernético y otras prácticas mercantilistas hostiles, en una velada alusión tanto a Rusia como a China.
Luego, en relación al conflicto entre Rusia y Ucrania, comienza señalando, que en la 1ra. presidencia de Donald Trump, gracias a su particular diplomacia, caracterizada por un eficaz y eficiente liderazgo, y a la toma de decisiones correctas, conflictos como el que vive hoy Europa, podrían haberse evitado, lo que me remite a la presión que ejerce el presidente Trump sobre su homólogo ucraniano Zelensky la semana pasada, para que se avenga a llegar a un Acuerdo con el Kremlin, argumentando que una amplia mayoría de ucranianos, según el Informe, un 82%, quieren un punto final a la guerra, sumado a que Trump le ha recalcado que no participará directamente, hasta que no vea avances sustanciales, algo que también se lo expresó a los líderes de Alemania, Francia y el Reino Unido, quienes le pidieron que asistiera a la reunión celebrada la semana pasada, y además, respecto a su par ucraniano, que debe ser realista y pragmático, declaración del presidente estadounidense, a poco de concluir las conversaciones entre una delegación de Washington con representantes del gobierno de Kiev, que trató los planes para la recuperación y reconstrucción económica de Ucrania, en los que por supuesto están en juego, inversiones e intereses, especialmente en los RR.NN. estratégicos que posee el país europeo.

El Informe en cuestión, también señala que Washington reclama poner fin a la percepción de la OTAN, como una Alianza en continua expansión, lo que implica un duro revés a las aspiraciones de Kiev para incorporarse a la OTAN, incluso, retomando las críticas por la amenaza que representa la inmigración masiva, afirma que de no cambiar las políticas migratorias, “a largo plazo, es plausible que en algunas décadas, algunos miembros de la Alianza Atlántica se vuelvan mayoritariamente no europeos”.
Obviamente, el tenor del Informe ha provocado –como lo anticipé-, las reacciones de políticos, intelectuales y ciudadanos europeos, por el caso, la presidente del Review Europe, la coalición de centro del Parlamento Europeo, la francesa Valerie Hayer, del partido Renacimiento, originalmente La Republica en Marcha, liderado por Emmanuel Macron, que se identifica como un partido socio-liberal, calificó al documento de Washington, como “inaceptable y peligroso” y de intervencionista en las políticas de Bruselas, mientras que el ministro de RR.EE. alemán, Johann Wadephel, expresó:”Berlín no necesita consejos externos”, por su lado, la académica franco-estadounidense Elizabeth Sheppard Sellam, experta en RR.II., dijo que el Informe es la Doctrina Vance, en alusión al vicepresidente de los EE.UU., en su máxima expresión, con el fin de moldear las políticas internas europeas en función de los intereses de Washington, y el economista, intelectual y activista social francés, Jaques Attali, arremetió contra Trump, los miembros de su administración, y el Complejo Industrial Militar estadounidense, afirmando, “que los dirigentes de EE.UU. son los enemigos de los europeos, y que debemos dotarnos –los europeos- , de medios de soberanía, porque es una cuestión de supervivencia para las Naciones europeas”.

Pero las críticas al Informe, también se hicieron sentir en el ámbito de la Defensa, es así, que el ex Subjefe del Estado Mayor de la OTAN, el general francés retirado, Michel Pierre Yakovleff, afirmó que Europa no es una potencia menor, el problema no está en la capacidad militar, sino en creer que no se puede hacer nada sin los EE.UU., sin embargo, el militar galo incurre en un grave error, pues si bien, las FF.AA. europeas cuentan con un potencial militar bruto importante, carece de estandarización, con debilidad logística, no tienen un mando unificado y muy relevante es, que no tiene una doctrina estratégica común, a lo que puedo agregar, que más allá de haberse aumentado los gastos en el Sector Defensa, que ha alcanzado durante este año algo más del 2% de los PBI, están por debajo del 3.5% de los EE.UU., y sin olvidar que el Complejo Industrial Militar estadounidense está unificado y/o estandarizado, las industrias europeas de dicho sector están fragmentadas, y lo que también hay que tener en cuenta, que el 70% de los europeos, dudan de las capacidades de sus respectivos países, para defenderse por si solos ante un eventual conflicto con Rusia.
Y ya que llegamos a lo que opina el ciudadano europeo común, en relación a lo que expresa el documento en cuestión, la mayoría de los europeos desean el fin del conflicto ucraniano y la paz, pero asimismo, son reticentes a una imposición a Ucrania y a la UE, de un Acuerdo negociado sólo por los EE.UU. y Rusia, como es el Plan de 28 puntos presentado en noviembre por Washington, al que consideran parcial respecto a los intereses y objetivos de Moscú, sin embargo, pienso que hay que tener en cuenta la opinión de la población ruso parlante que vive en el oriente ucraniano, quienes no objetan su anexión a la Federación Rusa, de la que se sienten históricamente parte, algo que debería tenerse en consideración y reflejado en las próximas elecciones nacionales a celebrarse, que según el presidente Zelensky, está dispuesto a organizar en un plazo de 60 a 90 días, si tiene las garantías de seguridad de los EE.UU., y la UE.

Y la materialización de las elecciones en Ucrania, revisten importancia tanto en el ámbito interno, sino también a nivel internacional, veamos, el presidente Zelensky asumió en mayo del 2019, por lo tanto su mandato de cinco años, constitucionalmente terminó en el 2024, y el argumento para proseguir en el cargo y no haber convocado a elecciones en tiempo y forma, es la dificultad –cierta-, de realizar el acto eleccionario en medio de una guerra, sin embargo, como la Carta Magna ucraniana no contempla una situación como la dada, y como no fue renovado por voluntad popular y democrática, el mandato actual presidencial de Zelensky, puede ser objetado de carente de legitimidad, y que cualquiera que sea el Acuerdo que firme, podría ser considerado viciado de nulidad y en consecuencia, ser denunciado por las partes, de ahí la importancia, desde el Derecho Internacional Público, que los signantes gocen de absoluta legitimidad.
Pero retomando el llamado “divorcio” entre los EE.UU. y Europa, el pasado 8 de diciembre, se llevó a cabo una reunión en Londres, convocada por el 1er. ministro británico, Keir Starmer, a la que asistieron el presidente francés Emmanuel Macron, el premier alemán Friederich Merz y el presidente ucraniano Volodimir Zelensky, y tal como lo señalé, no asistió el presidente Donald Trump, y si bien, lo debatido se ha caracterizado por el hermetismo, si se sabe que se trato sobre el contenido del Plan de Negociación para la Paz en Ucrania, presentado por Washington, y cuales serían los próximos pasos a seguir, pero el canciller germano, respecto a la propuesta del gobierno estadounidense se manifestó escéptico, lo que es una muestra más de las divergentes visiones y posiciones entre EE.UU. y Europa.
Por su parte, la Alta Comisionada de Relaciones Exteriores de la UE, la diplomática estonia, Kaja Kallas, en relación al Informe de la administración Trump, sostuvo una posición más conciliadora, pues por un lado, reconoció que hay críticas que son reales y fundadas, por otro lado, afirmó que Europa ha subestimado su propio poder ante Rusia, y concluyó ratificando que, “ no siempre hemos estado de acuerdo en diferentes temas, pero creo que el principio general sigue ahí, somos los mayores aliados y debemos permanecer juntos.”
Ante un indudable quiebre en las relaciones entre los EE.UU. y Europa, después del muy crítico Informe “Estrategia de Seguridad Nacional”, ahora habrá que esperar un segundo e importante documento, el denominado “Revisión Mundial de Fuerzas”, donde se consigna los contingentes militares estadounidenses con asiento en Europa, habida cuenta, que Washington ya retiró de Rumania una brigada móvil, y no se descarta que al menos sea disminuida la presencia de fuerzas estadounidenses de Alemania, por lo cual este segundo Informe es muy esperado por los países del Viejo Mundo.

Históricamente, las crisis entre los EE.UU. y Europa se dieron en ámbito de la economía y las finanzas, como lo fueron la Gran Depresión, en 1929, por el crack de la Bolsa de New York, que se reflejó en la caída de la producción, el empleo y el comercio, y ya en este Siglo, la Gran Recesión del 2008, con origen en el colapso hipotecario en EE.UU., que afectó el sistema financiero internacional y generó el agravamiento de la deuda soberana en la Eurozona, es decir, en ambos casos las repercusiones a nivel global, fueron negativamente importantes, pero la actual crisis, plantea problemáticas geopolíticas, donde a las tensiones en el comercio, se le suman cuestiones de gobernanza relacionadas con el proceso de integración europea y el fenómeno migratorio y tecnologías de punta, como ser la IA, la tecnología cuántica y biotecnología, sin olvidar el conflicto armado que hace más de tres años vive Europa.

Antes de ir a mis reflexiones finales, y al margen del caso puntual tratado en la columna, no puedo omitir que el próximo fin de semana, se tratará la aprobación o no en el Parlamento europeo, el Acuerdo de Comercio entre el Mercosur y la UE, que busca la creación de una zona libre, una de las más amplias a nivel global, eliminando aranceles para el 90% de los sectores del comercio, beneficiando exportaciones agropecuarias y manufacturas, pero que lleva muchos años sin firmarse, puntualmente por la reticencia de sectores europeos, como el de los agricultores franceses, y requiere para su aprobación y ratificación, el SI de los parlamentos nacionales europeos y de los países del Mercosur, pero le abre a la UE, una valiosa alternativa ante la actual crisis planteada entre este bloque y los EE.UU..

Finalizando entonces la columna de hoy, mis reflexiones son las siguientes: 1) no me parece adecuado calificar la actual crisis como un “divorcio” entre EE.UU. y Europa, pero si en una crisis que desafía la estratégica alianza transatlántica; 2) las críticas de la administración Trump, son reales, por ejemplo en lo que hacen a las políticas progresistas en relación a la cuestión migratoria y su impacto cultural, socio-económico y en el ámbito de la seguridad, incluso generan tensiones en las identidades nacionales; 3) también en cuanto a la percepción de expansionismo de la OTAN, más allá de la ilegitimidad de la invasión rusa a Ucrania y 4) la necesidad de reformas en los sectores del comercio y los aranceles, que debería implementar la UE, para que ésta sea un actor más competitivo, frente a la expansión e influencia de China, y de esa forma, fortalecer la alianza transatlántica, y es por lo reseñado, que vuelvo a repetir ese axioma de la Escuela Realista de las RR.II., aplicable al contexto analizado y expresado en la primera mitad del Siglo XIX, por quien entonces era el 1er. ministro británico, Lord Palmerston, “…no hay amigos, ni enemigos permanentes, sólo intereses permanentes”.-