En una entrevista que combinó análisis social, tecnología y futuro del trabajo, la consultora internacional Ingrid Toppelberg —especialista en transformación digital, liderazgo e innovación, docente del MIT y autora del libro Líder IA: cómo sobrevivir y prosperar en el futuro del trabajo— reflexionó sobre dos grandes desafíos globales: las adicciones como problema de salud pública y el impacto vertiginoso de la inteligencia artificial en la vida cotidiana y el empleo.
Toppelberg, que trabaja desde hace años en programas financiados por organismos de salud de Estados Unidos, explicó la magnitud de la crisis de adicciones. “Es un problema tan grande que unas 300.000 personas mueren por año en Estados Unidos”, afirmó, al referirse especialmente al avance del fentanilo y al uso indiscriminado de opiáceos legales. En ese sentido, remarcó que el abordaje tradicional resulta insuficiente: “Ya no se habla más de adictos, se habla de usuarios o de personas con experiencia vivida, porque es el primer paso para entenderlo como un problema de salud”.
Según detalló, el desafío no se limita al consumo individual, sino que involucra a familias, comunidades, sistemas de salud y al Estado. “El adicto es el último eslabón de una cadena mucho más compleja”, explicó. Por eso, destacó la importancia de construir soluciones integrales: “Lo que hacemos es juntar gente de todos lados: personas con experiencia, líderes comunitarios, gobierno, investigadores, a ver si todos juntos podemos llegar a diferentes soluciones”.
La conversación luego se desplazó hacia otro eje central de su trabajo: la inteligencia artificial y el temor creciente a quedar afuera del nuevo paradigma tecnológico. “Cuando las reglas cambian, lo peor que podés hacer es quedarte quieto esperando que todo vuelva a la normalidad. La normalidad no regresa”, sentenció Toppelberg. Y agregó: “Lo que sí podés hacer es prepararte para liderar el cambio en lugar de ser arrastrado por él”.
Consultada sobre el miedo que genera la IA, fue contundente: “Definitivamente es miedo lo que genera esto. No solo por el trabajo, sino porque desde chicos nos mostraron un imaginario donde las computadoras toman el control”. Sin embargo, aclaró que la clave no pasa por resistirse, sino por adaptarse: “La pregunta no es si va a pasar o no, la pregunta es cómo te preparás vos y cómo apalancás tus habilidades con la inteligencia artificial para ser mejor en tu trabajo”.
Toppelberg también puso el foco en las falencias del sistema educativo tradicional frente a un mundo que cambia a gran velocidad. “Las carreras de cuatro años con un currículum que tarda diez años en actualizarse hace tiempo que quedaron fuera de eje”, afirmó. Como alternativa, propuso modelos más flexibles: “Bootcamps, formaciones intensivas y carreras más generalistas, que te den herramientas para adaptarte cuando todo cambia”.
Lejos de plantear un escenario apocalíptico, la experta recordó que la IA ya forma parte de la vida diaria. “Waze es inteligencia artificial, Google Maps, Netflix, Instagram. Yo sin Waze no voy ni a la esquina”, ironizó. Y concluyó con una invitación a perder el miedo: “La inteligencia artificial está con nosotros hace tiempo y nos hizo la vida más fácil. La clave es tener curiosidad, volver a ser un poco niños y animarse a aprender todo el tiempo”.
